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ENRIQUE RAMÍREZ YÁÑEZ
A juzgar por el discurso que pronunció ayer para instalar las sesiones ordinarias del Congreso, me queda claro que Petro nos considera, a todos los colombianos, majaderos y zoquetes, dispuestos a comernos todos los cuentos que con su adornada dialéctica nos quiera echar.
(Aunque a lo mejor no le falta razón: ayer, otra vez, precisamente en la fecha que la Patria ha destinado para honrar a nuestros militares y policías que con tanto sacrificio defienden nuestras libertades, Petro volvió a ofender su honor y su dignidad, al presentarse al desfile militar con casi tres horas de retraso, vestido, como escribió alguien, como si fuera para un asado, con guayabera y botas (eso sería como si un general se presentara a una batalla en pijama, dijo el presidente Pastrana). Una ofensa más, que, otra vez, los generales se tragaron, arrodillados.)
¿Que el sector agropecuario creció en el 9% en el último año? Pues creo que ni incluyendo el crecimiento de los cultivos de coca, que se expanden diariamente, llegamos a esa cifra. Cualquiera de ustedes que tenga que hacer mercado, sabe que los precios cada vez están más altos.
La nuestra debe ser, entonces, la única economía del mundo en la que, cuando aumenta la oferta porque crece la producción, los precios suben, en lugar de bajar.
Debe ser por exceso de crecimiento, supongo, que los lecheros de Boyacá y Cundinamarca están botando la leche que dan sus vacas, en los potreros… ¡Y yo que creía que era porque la gente ha dejado de comprar leche porque no le alcanza la platica! ¿O será que todos nos pusimos a dieta, y resolvimos que la leche tiene demasiada grasa?
Que el turismo está reemplazando a la economía “essssstractiva”… ¡Mamola! ¿Por qué no les preguntan a los hoteleros y comerciantes de San Andrés cómo les está yendo en el “Gobierno del cambio”? ¿Y a los hoteleros del resto del país a quienes les subieron los impuestos? ¿Vamos a convertirnos en una potencia turística que compita con México, o incluso con Costa Rica o la República Dominicana, sin infraestructura, sin aeropuertos modernos, sin autopistas, con taxistas (no todos) y empresarios que creen que al turista hay que robarlo, engañarlo, sacarle hasta el último dólar, en lugar de tratarlo bien, para que vuelva?.
¡Por favor! Si un almuerzo en un buen restaurante de Bogotá o de Cartagena vale más que comer en el Maxim’s de París! Y eso sin tener en cuenta a los atracadores, a los insoportables vendedores ambulantes en las playas, a los proxenetas que ofrecen niñas y niños sin que nadie ponga freno a su asqueroso negocio…¿Así vamos a competir con Cancún o con Punta Cana?
Y la reforma agraria… La Izquierda tiene un siglo engolosinada con el bon bon bun de la reforma agraria, con el cuentico de que los problemas del país se arreglan si les quitan las tierras a sus legítimos propietarios y las reparten entre campesinos, que no tienen acceso a la tecnología, que no tienen plata para abonos ni fungicidas, que no creen en la necesidad de unirse para pelear precios en los mercados, que no tienen canales de comercialización….