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Por Ricaurte Losada Valderrama
En el año 2019 se editó el libro, La Justicia al Servicio de la Política, texto que escribí durante veinte años y tiempo igual al que tardó el varón de Montesquieu redactando su obra El Espíritu de las Leyes.
Fue un jurgo de tiempo. Casi una cuarta parte de mi vida, pues tuve que leer y asimilar un poco más de cuarenta mil folios, igual al número que contienen los once procesos que me realizaron, en diez de los cuales me exoneraron, dejando vigente, luego de catorce años de defensa inútil, el de la pérdida de investidura de senador a perpetuidad, en razón a que el propósito indeclinable era eliminarme del escenario político a través de juicios políticos disfrazados de juicios jurídicos.
Como humilde ser humano, nacido en las agrestes montañas caqueteñas, que manos insolentes y hasta inocentes han hecho desaparecer, logré mediante el estudio e ingentes esfuerzos ascender de manera vertiginosa en el escenario político, hecho que, al venir muy de abajo y presentar una propuesta seria de transformación, no fue aceptado por unas élites, partiendo de las que ejercían y aún ejercen en representación del que era mi partido político.
Les dolió mucho que intentara transformarlo y con él a Colombia y, por ello, de manera innoble, utilizando hasta el aparato judicial, calumniándome y mediante falsedades, me derrotaron por fuera del combate, en razón al temor que tenían de que en el combate los pudiera derrotar.
Y hay doce mil hogares colombianos donde se encuentra el libro que ahora llegará a muchos otros en el exterior, pues ante la solicitud de personas de habla inglesa y de centros académicos de Estados Unidos, se tradujo al inglés, con el título, En Colombia, La Justicia al Servicio de la Política, hecho éste de los más graves del país, que luego de tantos años sigue siendo igual o peor, pues no ha valido el título de la obra, como tampoco su subtítulo: Régimen insostenible, para combatir el flagelo.
Guardo la firme esperanza de que antes de mi partida de este mundo, se haga al fin justicia, luego de más de treinta años, pues la solicitud que presenté ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se encuentra en la etapa de fondo, lo cual significa que debería resolverse ya en poco tiempo. Por ello, es conveniente recordar a Paolo Coelho, cuando expresó que la posibilidad de realizar mi sueño es lo que hace la vida interesante.
Y mi sueño lo resumo en continuar buscando justicia hasta encontrarla, frente a la falsedad, la ignominia y la calumnia del Estado y de su justicia, parcializada, injusta, puesta al servicio de los detentadores del poder de turno, anti democrática, contraria a los más elementales y fundamentales derechos humanos y politizada.
De ahí que lastimosamente no sea para nada exagerado decir que en Colombia la justicia está al servicio de la política, invitando, como lo vengo haciendo desde cuando fui perseguido, a hacer la reforma integral y estructural que ella necesita y que no ha sido siquiera planteada y menos presentada, aún en el Gobierno del cambio.
Y de estos largos, infames y tediosos episodios he aprendido y corroborado muchas cosas, entre ellas, una elemental e importante -que los derechos no los regalan, se conquistan-.
@ricaurtelosada