
Existe una subutilización del capital humano colombiano, especialmente femenino.
De cada 10 hogares con jefatura femenina, aproximadamente 7 son madres cabeza de hogar, enfrentando mayor presión financiera al ser la única fuente de ingresos para sus familias.
Existe una oportunidad para reasignar la Población Subocupada mediante esfuerzos del sector público y privado, lo que podría mejorar la productividad, el bienestar y reducir las brechas de género en acceso y remuneración laboral.

Bogotá, mayo de 2025. News Press Service. El mercado laboral colombiano presenta retos importantes. A la ya alta tasa de desocupación y la informalidad, se le suma la subutilización de mano de obra, en especial la femenina.
Este comentario visibiliza las discrepancias en la asignación laboral según parentesco, proporcionando una comparativa temporal y de género.
La Población Subocupada (PS) identifica a los ocupados que desean trabajar más horas, mejorar ingresos o conseguir una labor acorde a sus competencias, habiendo gestionado estos cambios.
En ese sentido, la Tasa de Subocupación (TS) es la razón entre PS y Fuerza de Trabajo (FT).
Se presenta para jefes de hogar para el primer trimestre del año, comparando los resultados con el promedio de 2014 y 2019. Para ese grupo, la TS ha disminuido 3,4 puntos porcentuales (pp) a nivel nacional, 2,8 pp para hombres y 2,4 pp para mujeres.
Las primeras dos cifras obedecen a un aumento en la fuerza de trabajo (22,1% y 6,8%, respectivamente) y a una disminución de la PS (9,5% y 26%, respectivamente). Mientras que, para las mujeres, la caída en la TS se debe a un incremento en la FT (60%) que supera el crecimiento de la PS (24,9%).

Esto indica que, en el primer trimestre de 2025, las mujeres jefas de hogar buscaron aumentar sus horas laborales o ingresos, así como empleos más acordes a sus capacidades en mayor proporción que los hombres.
Este resultado refleja las persistentes brechas de género en el mercado laboral, donde las mujeres enfrentan discriminación y tienden a postularse a trabajos menos remunerados a comparación de los hombres. No obstante, con el incremento de las mujeres en la PS, estas están manifestando la voluntad de mejorar estas condiciones, seguramente, con un fin económico.
Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ENV) de 2024, de cada 10 hogares con jefatura femenina, aproximadamente 7 son madres cabeza de hogar, mientras que, de cada 10 hogares con jefatura masculina, tan solo 3 hogares no tienen cónyuge.
En este sentido, se percibe una mayor presión financiera por parte de los hogares que tienen mujeres cabeza de hogar, pues son estas las únicas responsables de proveer los recursos económicos para sus padres, familiares e hijos.
Por esta razón, ha habido más mujeres colombianas ocupadas a lo largo del tiempo que manifiestan su necesidad, a modo de deseo, de mejorar sus condiciones laborales.
En definitiva, si bien la disminución de la TS desde antes de la pandemia y en lo corrido del año refleja una mejora generalizada en ese indicador, también muestra a las mujeres jefas de hogar como una población más insatisfecha y deseosa de cambio en términos de ocupación.
Existe entonces una oportunidad para reasignar esta población. Para eso, se requiere del esfuerzo del sector público y privado para explotar sus capacidades y aprovechar su potencial.
Esta acción puede mejorar la productividad, el bienestar y disminuir la brecha en cuanto al acceso y remuneración del mercado laboral según género, el cual tristemente hoy en día tiene rostro de mujer.