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RASTROS V
Por GERNEY RÍOS GONZÁLEZ
Vista la importancia económica y estratégica del escudo guayanés, aparecen los zarpazos ambiciosos del presidente Nicolás Maduro Moros, gobernando omnímodamente en la República Bolivariana de Venezuela, usurpando la herencia dejada por el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, contra una oposición y el malestar de la comunidad internacional.
Maduro, fijó la “Zona de Defensa Estratégica del Atlántico”, a raíz del hallazgo de un rico yacimiento petrolero por la trasnacional Exxon sobre las costas de Guyana, calificado por el gobierno de Venezuela “Espacio en Reclamación”. Consideró con su decisión que el mar territorial que le pertenece se mide del extremo del área en conflicto entre su país y la República Cooperativa de Guyana y de esta forma, pasa a ser propiedad del Estado, quedando la antigua colonia británica, miembro del Commonwealth, aislada del mar.
El problema limítrofe Venezuela – República Cooperativa de Guyana, viene de 1891. Se recuerda la protesta venezolana por la presencia de colonos ingleses en la Guyana Esequiba. Para entonces el país era pobre y nada pudo hacer para estorbar estas acciones. Concurrió entonces el gobierno venezolano a los buenos oficios de Estados Unidos que integró un panel jurídico del cual hicieron parte cinco jueces, dos ingleses, dos estadounidenses y uno ruso. Fijaron la frontera favoreciendo al gobierno de Londres. Los venezolanos sospecharon que el juez ruso terció en favor de Gran Bretaña, cuestionando el fallo y la nación ha elevado reclamos ante organismos internacionales; va más lejos, en los mapas oficiales de Venezuela figura el 65 por ciento del territorio guyanés, alegando que es “territorio en reclamación”.
Los zarpazos expansionistas de Nicolás Maduro, son “cortinas de humo” para ocultar los graves problemas sociopolíticos de Venezuela, a los cuales la comunidad mundial mira expectante. Guyana sufre lo que considera su entorno cercano e histórico otro atropello. ¿y Colombia? Maduro quiere ir más lejos y con otro decreto arbitrario ordena patrullajes armados de sus fuerzas militares en aguas pertenecientes a Colombia.
Las Naciones Unidas están interesadas en el estudio y conocimiento de esta zona biodiversa reguladora de la temperatura y el clima del mundo. Pero la atención científica siempre ha estado concentrada en la Amazonia, “Pulmón de Selva”; el Escudo Guayanés es geoestratégicamente rico, valioso por el sistema hídrico, sus paisajes, minerales e hidrocarburos, fauna y flora endémicas, sobre lo cual existe poca información. La selva entre Brasil, Surinam y Guyana no sufre el impacto de la invasión del hombre destructor.
Con pobreza, pero abundante biodiversidad, los indígenas responden a su organización como comunidad, respetando la biodiversidad. Se busca que los países dueños del Escudo Guayanés se pronuncien por una economía verde y sostenible en la región. La zona es clave para Colombia, en su aporte salvador del cambio climático.
Falta reglamentación en el control a la deforestación que aporta altos índices de contaminación con dióxido de carbono, generado cuando se quema cualquier sustancia que contiene el elemento químico de símbolo C y número atómico 6. El carbono es esencial en los seres vivos. Las plantas lo necesitan para la fotosíntesis.
El dióxido de carbono en la atmósfera mantiene el planeta caluroso y habitable, es un producto de la respiración y la fermentación, relacionado con el efecto invernadero, fenómeno natural, con determinados gases presentes en el aire que retienen parte de la radiación térmica emitida por la superficie terrestre tras ser calentada por el sol, manteniendo la temperatura del planeta a un nivel adecuado para el desarrollo de la vida.
La Comisión Europea referente al carbono expuso el 14 de julio de 2021 modificaciones que transformarán la economía del planeta, justificadas por la imperiosa necesidad de tomar correctivos frente a la crisis climática. Las medidas tomadas por el legislativo, presentadas por la presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, amplía la oferta y demanda de carbono, pone fin a los automóviles operados con hidrocarburos, instaura impuestos al kerosene de aviación, duplica en 24 meses las energías renovables con nuevos aranceles.
Los europeos sufragarán más impuestos, con el criterio que “quien contamina paga”, y se analizará minuciosamente un conjunto de leyes, reglamentos y procedimientos aplicados al petróleo, gas, diésel o nafta, sobre tasas, contribuciones e impuestos de estos elementos infecciosos que mueven las industrias y la economía. La aplicación de la “tasa de Carbono” propuesta en Bruselas para los productos generadores de emisiones destructoras del ambiente, verbigracia, aceros, aluminios, cementos y fertilizantes, es un hecho, en la búsqueda de proteger a la industria del “viejo mundo” de la competencia desleal y presionar a China, Reino Unido, Rusia, Turquía y otros países en la aprobación de normas medioambientales concretas.
Lo precedente ha sido concebido por los indígenas del nuevo mundo en diferentes solicitudes a las naciones poderosas del mundo. La Confederación de Pueblos Indígenas para la Comunidad Andina de Naciones, CONPICAN, en el conversatorio “Salvemos al Planeta de la Hecatombe” , organizado por la Fundación Centro Andino de Estudios, la Universidad La Gran Colombia, la Asociación de Comunicadores Sociales y la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Letras, propuso a inicios del siglo XXI, sembrar cinco árboles por cada vaca, la Comisión Europea determina tres árboles por una vaca, mensaje para el sector ganadero con el fin de contrarrestar el gas metano, emitido por los cuadrúpedos.
Se habla de conservación y explotación de recursos. En el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, colabora la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), en la socialización al mundo del Escudo Guayanés, la salvaguarda de selvas y bosques del Pacífico y la Orinoquia, cuya biodiversidad asombra, como en el primer día de la Creación. Allí está presente Colombia, aportando vida a la Humanidad con el consabido concepto: “como lo tenemos todo, no hacemos nada”.