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Por Gerney Ríos González
Líderes Grancolombianos
“Hombres de roca fuerte” es la denominación de los nacidos en el municipio de Chita, pueblo de indios Laches, extremadamente bárbaros y brutales, municipio ubicado en la provincia de Valderrama en el departamento de Boyacá a más de ocho horas de Bogotá, lugar donde nació el 13 de junio de 1930 el jurista grancolombiano, Gilberto Ávila Bottía.
Desempeñó las funciones de Secretario Administrativo de la Presidencia de la República, Consejero Presidencial, Embajador Plenipotenciario de Colombia en la República de Polonia. En su actividad pública, Ávila Bottía fue concejal, diputado, representante a la Cámara, senador de la República de Colombia y Gobernador de Boyacá de 1975 a 1977. En su administración departamental creó el Instituto de Cultura y Bellas Artes con el objetivo de desarrollar las vocaciones artísticas.
Del 15 de julio de 1979 al 20 de agosto de 1982, Gilberto Ävila ocupó la presidencia del Parlamento Latinoamericano y Caribeño, organismo intergubernamental de integración regional, permanente y unicameral de la cual fue su fundador, con sede en Panamá, creado el 10 de diciembre de 1964 mediante la Declaración de Lima y luego institucionalizada el 16 de noviembre de 1987en “La Ciudad de los Reyes”, Perú.
Los colombianos Ramiro Andrade, Representante a la Cámara y los senadores, Humberto Peláez Gutiérrez, Jorge Mario Eastman Vélez y el doctorado en Derecho y Ciencias políticas de la UGC, Gilberto Ávila Bottía, presidieron el Parlamento Latinoamericano y Caribeño, institución constituida por Argentina, Aruba, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Curazao, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Martín, Surinam, Uruguay y Venezuela.
Sus investigaciones históricas estuvieron orientadas en encontrar la génesis de las culturas indoamericanas y griegas. Autor de las obras siguientes: El Alba de la Cultura Griega; Grandeza de la Civilización Griega; Alejandro Magno y su Legado Universal; El Esplendor de la Democracia Griega; Nuestra América y el Parlamento Latinoamericano, texto éste donde describe las diversas fases de la historia y las líneas tendenciales de la integración desde la revolución hasta la independencia.
Nos hemos deleitado leyendo las 381 páginas del libro Grandeza de la Civilización Griega de Gilberto Ávila Bottía, volumen prestado de la biblioteca del jurista e historiador Horacio Gómez Aristizábal, lectura que permitió retroalimentarnos de los conocimientos recibidos en 1968 en la asignatura de Historia Sagrada, dictada por el sacerdote italiano Bruno Calvi en Armero, Tolima, cuando cursaba el quinto de primaria en el Colegio San Pio X, Institutum Missionun a Consolata de Turín Italia y en 1970 en la materia de Historia Universal, conducida por el abogado Noel Díaz Zárate, en segundo de bachillerato en el Colegio Oficial Instituto Armero, uno de los mejores de Colombia; profesores que nos ilustraban sobre la mitología y el culto de los dioses, la democracia, la filosofía y las civilizaciones antiguas, la influencia egipcia, mesopotánica, china e hindú en Grecia.
El jurista e historiador Díaz Zárate, a quien le dimos el remoquete de “Pericles” en esa calenda nos hablaba de las guerras médicas, el desarrollo del arte griego, la guerra del Peloponeso, la decadencia de Atenas y por supuesto su tema favorito “El siglo de Pericles”. Sube y baja de las culturas, siempre dejaran huella profunda en el transcurrir de la Humanidad.
En el plano de las decisiones regionales los grancolombianos son jugadores de primera línea proyectados hacia el futuro. Hasta 1988 los alcaldes de los municipios y ciudades de Colombia fueron designados por los gobernadores de los departamentos, éstos a su vez, nombrados por el Presidente de la República, situación propiciadora de imposiciones ante los nominados por parte de actores políticos, sociales y económicos en los espacios locales.
Con el Acto Legislativo 01 de 9 de enero de 1986 que impuso: “Todos los ciudadanos eligen directamente Presidente de la República, senadores, representantes, diputados, consejeros intendenciales y comisariales, alcaldes y concejales municipales y del Distrito Especial”, comenzó la transformación.
Reforma aprobada dos años después por el gobierno del presidente Belisario Betancur, con el apoyo de los juristas boyacenses de esencia grancolombiana, Gilberto Ávila Bottía, Heraclio Fernández Sandoval y María Izquierdo, posibilitando realizar el 13 de marzo de 1988 la primera elección de alcaldes en Colombia por periodos de dos años, extendido con la Constitución de 1991 a tres años, sumada a la de gobernadores por voto popular.
Mediante el Acto Legislativo 02 de 2002 los burgomaestres pasaron a tener periodos de cuatro años. Hasta esos lustros, los liderazgos políticos nacían y crecían en Tunja o en los epicentros de provincia, principalmente con egresados de la Universidad La Gran Colombia, que se hacían conocer en pueblos, corregimientos y veredas.
Ávila Bottía, recibió por su excelente labor a nivel local y global las condecoraciones, Orden de la Libertad en Boyacá; en 2008 el Senado de la República le otorgó la Gran Cruz con placa de oro; en 2015 en la conmemoración de los 50 años de su fundación, el Parlamento Latinoamericano lo distinguió y el gobierno de Alemania le impuso “La Cruz de Hierro”.