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HUELLAS IX
Por Gerney Ríos González
Según los primeros cronistas de Indias y de posteriores historiadores, Andrés López, seguido de los capitanes Francisco de Prado y Juan Bretón, del presbítero Francisco González Candil, 93 soldados y varios indios cargueros, inician la expedición por tierras ubicadas en el centro del Tolima, el 25 de julio de 1550. De Santa Fe a Tocaima, cruzan el Río Grande de la Magdalena, en el denominado Paso de Céspedes, llegan a la ribera izquierda y es ahí cuando comienzan dificultades con guerrillas integradas por indios Natagaimas y Coyaimas.
Es entonces cuando López de Galarza recibe el grado de capitán por ser jefe de la expedición. Al arribar al Valle de Las Lanzas, llamado así porque los nativos sólo usaban lanzas, se inician feroces combates con indios pijaos, los que sólo pudieron ser vencidos con armas de fuego. Los caciques Titamo y Quicuima se unieron y alistaron nuevos ataques. López de Galarza se repliega hacia una meseta, con sus fuerzas disminuidas y es atendido por un cacique llamado Ibagué (casa de sangre), de la etnia pijao, señor de aquellas tierras. Contrario a lo que creían los españoles, Ibagué los atendió bien, curó sus heridos y les dio abrigo.
El capitán Martín Alfonso Ruíz de Saajosa, comisionado por Juan de Borja y Lesmes de Espinosa Saravia, consejero de su majestad y oidor del Nuevo Reino de Granada, funda el 28 de mayo de 1627 una aldea bajo el nombre de Pueblo Nuevo de la Trinidad o Pueblo Nuevo de la Santísima Trinidad de las Bocas del Río Coello (hay una fecha que señala al 5 de julio de 1627, día de su origen)
El poblado ocupaba un lugar dentro del antiguo denominado Llano Grande, cerca de la desembocadura del río Coello en el río Grande de la Magdalena, centro del dilatado Valle del Tolima, tierra de Cuniras, Tuamos, Metaymas y Doimas, tribus del grupo Pijao. También habitaron estas tierras los padres Jesuitas que tenían asiento en Vega de los Padres.
Cuando los españoles atraídos por la fertilidad de sus tierras y la abundancia de oro llegaron a esta pintoresca región, no se imaginaron que estaban pisando el suelo del Valle de San Juan, mayor productor de maíz en Colombia. Fundado el 24 de junio de 1702, por un grupo de españoles. Su primer nombre fue “Itaima”, de la tribu Panche, habitantes de este territorio.
“Icononzué”, que en lenguaje panche significa murmullo de aguas, tuvo de primitivos pobladores a los indios Doas, chitanemas y Fusagasugáes. Territorio descubierto por los soldados de Gonzalo Jiménez de Quesada.
El 16 de noviembre de 1583 el capitán Diego de Bocanegra, a la sazón encomendero del Guamo, fundó un caserío al que denominó “Pueblo de Miraflores de Ibagué”, situado sobre la margen derecha del río Luisa. 25 años después Juan de Borja, quien adelantaba una expedición punitiva contra los Pijaos, al encontrar en la zona de Miraflores ricos Yacimientos de oro, cambió el apelativo con que había sido fundada y lo rebautizó con el pomposo nombre de “Real de Minas de Miraflores”, en la actualidad Rovira.
El historiador Darío Ortiz Vidales afirma que “el pijao calarcá” no era natural del Quindío como se ha afirmado, sino de las inmediaciones de Rovira o Miraflores, de donde (estribaciones de la cordillera de Calarma) reclutaba indios con que hostilizaba bélicamente a los españoles. Vale anotar, la presencia constante del Sabio José Celestino Bruno Mutis y Bocio, en la zona de Miraflores entre los años de 1772 y 1777.