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Entre los muchos efectos que se han materializado en la economía colombiana a raíz de la pandemia está el aumento de la inflación.
La variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha venido experimentando varias presiones al alza en los últimos meses, lo que llevó a que el indicador sobrepasara el techo de 4 % en agosto pasado, y en el último reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), para el mes de septiembre, registró un nivel de 4,51 % en su variación anual.
Para noviembre, el más reciente, el dato siguió creciendo y llegó a 5,26 %.
Dos de los elementos que más han impulsado el incremento de la inflación son los alimentos y las bebidas no alcohólicas.
Además de estos dos elementos, el transporte es otro de los rubros que más ha crecido sus precios en el último año, así como los artículos y servicios para el hogar.
Ahora, si se mira el peso que estos diferentes ítems tienen sobre la canasta básica de precios en Colombia, la categoría que más incidió en su aumento, a septiembre, fue la de los alimentos. Tan solo en el noveno mes del años, aportó 1,96 puntos porcentuales a la variación de 4,51 %.
Así mismo, el rubro de vivienda, en el que se cuenta el alojamiento, agua, electricidad y gas, también ha sido un componente clave en la inflación de este año.
Cabe resaltar que este es un fenómeno que requiere atención del Gobierno, el Banco de la República y las entidades económicas, pues, justamente, tiene varios efectos negativos que inciden tanto en el bolsillo de las personas como en el crecimiento de la economía.
Por un lado, el alza generalizada de precios genera una pérdida de la capacidad adquisitiva del dinero o, en otras palabras, que este vaya perdiendo su poder de compra, lo cual, además, afecta en mayor medida a los hogares de menores ingresos, por el peso relativo de algunos productos, bienes y servicios dentro de sus gastos habituales.
Si bien ello termina afectando directamente el consumo, otro de los riesgos de la inflación alta lo enfrentan las empresas, pues genera un importante impacto dentro de su estructura de costos, lo que desalienta la inversión a mediano y largo plazo.
Incluso, la incidencia de este indicador en decisiones como el incremento del salario mínimo también afecta los costos salariales. Todo esto termina golpeando a la capacidad productiva.
Además, según el Banco de la República, “el control de la inflación es importante para la economía de los países porque, en un entorno de inflación baja y estable, todos los recursos producidos se asignan de una manera más eficiente, lo que garantiza un mayor crecimiento y bienestar para la población en general”.
PAROS Y BLOQUEOS
Detrás del alza del precio de los alimentos hay un factor coyuntural que enfrentó la economía en mayo y en los primeros días de junio: los bloqueos y el paro nacional.
De acuerdo con el Dane, el mayor registro mensual que se tiene para el IPC de este segmento fue en aquel mes, cuando la variación mensual fue de 5,37 %.
“Hemos visto un impacto muy importante en algunos meses del año en el caso de la carne de res, de la de cerdo y de aves y de los huevos, los cuales tienen un peso más importante en su consumo dentro de los hogares de ingresos altos versus los de ingresos en situación de pobreza o de vulnerabilidad”, explicó Oviedo.
Sin embargo, no solo la coyuntura interna a raíz del paro nacional fue uno de los propulsores a los incrementos de esta categoría, sino que también lo ha sido el panorama internacional, ligado a la subida de costos en los insumos y materias primas de varias industrias, como resultado del aumento del valor de los fletes, lo que también ha tenido un efecto negativo a nivel local.
Dos de los elementos que más han impulsado el incremento de la inflación son los alimentos y las bebidas no alcohólicas.
Para Munir Jalil, director de investigaciones económicas para la región andina de BTG Pactual, “el comportamiento de precios de los alimentos ha sorprendido al alza, y ese ha sido el dolor de cabeza que estamos viviendo en esta materia”.
Por su parte, María Paula Castañeda, economista de BBVA Research para Colombia, indica que “en los próximos meses, los alimentos continuarán desacelerándose, pero se mantendrán en niveles altos, y al mismo tiempo seguiremos viendo presiones en los rubros importados por un tipo de cambio que se mantiene elevadas
La economista agrega que la perspectiva de la inflación para el cierre del año de parte de la entidad se mantiene en 4,8 %.
LAS TASAS, EL CONTRAPESO
Un efecto que se ha dado en la región y que ya comenzó a permear a Colombia es también el incremento de tasas de interés de parte de los bancos centrales, como una medida para presionar a la baja el aumento de precios.
El Banco de la República no fue la excepción a esta tendencia. Según expresa el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, tras la última decisión en materia de política monetaria de parte de la junta directiva del Emisor, entre los factores que llevaron a tomar esta decisión está el hecho de que en el tercer trimestre la economía retomó su senda de recuperación, al tiempo que, en agosto, la inflación continuó su tendencia al alza y se situó en 4,4 %, así como que continuó la persistencia de choques externos.
“El aumento en los pronósticos de inflación se viene dando desde hace varios meses –asegura Villar–. Por eso, desde la junta de julio habíamos concluido que iba a ser necesario iniciar un proceso de ajuste, y que no iba a poder mantenerse una política monetaria tan holgada como la que tuvimos durante el año y medio precedente, en un contexto en que la economía ha manifestado un crecimiento más alto del que se preveía en los últimos meses”.
Vale la pena recordar que las tasas de interés están en 3 %, tras la reunión más reciente del Banrep.
Con esta decisión se espera que se mitigue un poco el incremento inflacionario de los últimos meses. Sin embargo, el mercado cree que, para el cierre del año, el indicador terminará en un nivel de 4,7 % en promedio. Además, varios analistas estiman que los alimentos continuarán al alza en lo y que esto tendrá un impacto directo en la cifra de inflación para el 2021.
Tal
es el caso del Grupo Bancolombia, cuyos modelos apuntan a que ese indicador
se ubicaría en el rango entre 4,6 % y
4,8 % al fin de año. Una expectativa
que, según la dirección de Investigaciones económicas, sectoriales y de mercados
del banco, puede influir en el comportamiento de esta variable para el 2022.