Bancos y analistas elevan preocupación por el crecimiento de la economía. Guerra en Ucrania y confinamientos de China, también exacerban el panorama.
News Press Service
Luego de dos años de una pandemia mortal que
ensombreció a la humanidad a lo largo y ancho del planeta, las discusiones y
las preocupaciones de los especialistas ahora se ciernen sobre una problemática
del bolsillo: recesión.
Una recesión, vale la pena recordar, es una contracción
del producto interno bruto de un país en un período de tiempo
determinado, que varía de acuerdo al territorio, pero que en el caso de Estados
Unidos, la mayor economía del planeta,
está contemplada técnicamente en dos trimestres seguidos.
“En este país está la particularidad de que hay una institución encargada de
divulgarlo que dice cuando inicia y cuando terminaría que se llama el Buró
Nacional de Investigación Económica (NBER, en inglés), y normalmente, este tipo
de anuncios se producen un año después de que inició este fenómeno”, explicó
Diego Camacho, economista senior internacional de la firma Credicorp Capital.
Así las cosas, en el caso, por ejemplo, de una recesión en Estados Unidos
iniciada en el trimestre enero-marzo de 2022, este efecto económico se
conocería propiamente en el mismo período pero de 2023.
Este factor económico está tomando mayor fuerza en las recientes semanas,
debido a las incertidumbres que están expresando tantos los mercados bursátiles
como grandes entidades bancarias o analistas económicos.
Es preciso recordar que el PIB de Estados Unidos se contrajo
1,4% en el primer trimestre de 2022, un hecho
que, de acuerdo a Camacho, es “muy difícil” asociarlo con recesión “porque es un
dato que tiene un ajuste estadístico muy fuerte después de la caída de
inventarios desde el cuarto trimestre frente a este período”. Por ende, dice el
economista, las condiciones “aún no están dadas”.
Sin embargo, el mercado está incorporando a sus análisis una desaceleración en
su consumo derivada de una caída en el ingreso real de la población “llevando a
los consumidores a apuntalar más en deuda sin una perspectiva clara de que los
precios vayan a disminuir”, un factor al que se le agrega el incremento de las
tasas de la Reserva Federal, lo cual achica el umbral crediticio. “El mercado
está descontando que la situación se está deteriorando, pero todavía no es
claro que estemos en recesión o que vayamos a estar. Se está incrementando la
posibilidad aunque todavía no podemos decir que ya estemos”, desde la
perspectiva de Diego Camacho, economista senior de Credicorp.
El CEO de Goldman Sachs Group, David Salomon, dijo hace unos días a sus
clientes que “deberían” prepararse para “una desaceleración del crecimiento y
una caída en los precios de los activos, al tiempo que una inflación
“extremadamente punitiva” crea un impuesto sobre la economía”.
Así las cosas, en concreto, Salomón ha advertido que “existe
la posibilidad de una recesión”, de
acuerdo a lo reseñado por la agencia Bloomberg. El empresario sostiene en al
menos un 30% las posibilidades de que esto ocurra entre los próximos 12 a 24
meses.
De acuerdo con esta agencia, actualmente el indicador de probabilidad de
recesión es ahora del 30%, la más alta desde 2020. Esto representa un
crecimiento desde el 27,5% en abril y el doble de lo que los economistas pronosticaron
hace tres meses.
También resaltan las preocupaciones sobre este fenómeno económico emitidas por
otras entidades bancarias como Morgan Stanley que proyecta un 25% de que esto
ocurra entre 12 meses o las advertencias realizadas por Deutsche Bank y Wells
Fargo .
“Lo primero que podemos decir es que esta probabilidad ha ido creciendo en lo
que va del año. Los indicadores principales que tenemos—tanto la relación entre
tasas de interés de corto y largo plazo para bonos del Tesoro y las encuestas
de expectativas de economistas—apuntan en esta dirección”, dijo Theodore Kahn,
analista senior de la firma Control Risks.
Tanto las entidades como el especialista, coinciden en que la principal causa
de esta tendencia es “la persistencia de niveles de inflación más altos que
hemos visto en varias décadas en EE.UU.”.
Aunque se redujo levemente en abril, la inflación anual en este país sigue alta
(8,3%), lo que va a llevar a la Fed a continuar con su política agresiva de
control de las tasas.
Durante la semana, los mercados bursátiles de Estados Unidos
han operado, mayormente, con una tendencia a la baja que se remarcó este viernes, en lo que se conoce como bear market,
o mercado del oso, cuando un índice, en este caso el S&P 500, cayó por
debajo del 20%. Sin embargo, se recuperó y cerró en 0,01%.
Índices como el Dow Jones y el Nasdaq cerraron la sesión con tímidas alzas del
0,03% y 0,30%, respectivamente.
El Instituto de Finanzas Internacionales enfatizó en el riesgo de la recesión
mundial que se producirá por “los choques combinados” entre Europa, China y
EE.UU..
El organismo dijo que la economía mundial crecerá del 2,2% para este año y, por
cuestión del remanente estadístico del año 2021 (2,3%), el planeta estaría
entrando en un “estancamiento de facto del PIB mundial”.
ROBERTO
CASAS LUGO
PORTAFOLIO