Según su defensa, González no sabía que el estudiante había muerto; solo se enteró un día después y por eso huyó a Cartagena, donde su familia.

Bogotá, noviembre de 2025. News Press Service. A medida que avanzan las investigaciones por la muerte de Jaime Esteban Moreno, el estudiante de la Universidad de los Andes que falleció tras una brutal golpiza en la madrugada del 31 de octubre, nuevos detalles salen a la luz, lo que ha permitido reconstruir lo sucedido después de dicho ataque.
Esta vez, el foco vuelve a ponerse sobre Ricardo Rafael González, uno de los implicados en el caso, luego de que, durante la audiencia de medida de aseguramiento en su contra, realizada el pasado 13 de noviembre de 2025, su defensa revelara cómo reaccionó tras enterarse del fallecimiento de Jaime Moreno, y respaldara dicha información con el testimonio de quien era su jefe en ese momento.
Según lo expuesto por la abogada Gladys Marcela López, en primer lugar, González no conoció de inmediato el desenlace fatal. Pues tras agredir a la víctima, se retiró del lugar sin saber que Moreno estaba en estado crítico.
Fue por eso, que, al día siguiente, el 1 de noviembre, llegó con normalidad a su lugar de trabajo, un puesto de comidas rápidas ubicado en San Victorino, en el centro de Bogotá. Allí cumplió su jornada habitual hasta las 4:00 de la tarde.

Sin embargo, fue en medio de esas mismas labores cuando el joven se enteró de que la víctima había muerto y de que varias personas habían sido capturadas por el caso. De acuerdo con el relato que su jefe ofreció a las autoridades, González lucía “decaído” y desordenado.
Cuando el empleador volvió a revisar el puesto, lo encontró llorando, y al preguntarle qué ocurría, el procesado le mostró una fotografía en la que aparecían los detenidos relacionados con el homicidio. Al ser interrogado por el hombre, sobre si él estaba con esas personas, González respondió que sí.
“Me muestra una foto con tres personas que habían capturado por el caso del homicidio del estudiante de Los Andes. Cuando me muestra la imagen, le pregunto si él estaba con ellos y me dice que sí“ manifestó el hombre en el testimonio que le entregó a las autoridades.
Para la defensa, este comportamiento de, llanto, angustia y desorientación, refleja que el procesado no comprendía inicialmente la gravedad de lo que había pasado.
Incluso, la abogada aseguró que su cliente sintió un fuerte impacto emocional al confirmarse la muerte de Moreno y que esa reacción lo llevó a viajar a Cartagena, donde vivía su familia.

López enfatizó que el desplazamiento no tuvo como propósito escapar de la justicia, sino buscar apoyo emocional, y fue por esa misma razón, que finalmente, diez días después de los hechos, González se entregó voluntariamente en una URI de esa ciudad.
“¿Qué hizo cuando se enteró por medio de las capturas y del fallecimiento de Esteban? Lloró, señora juez. Por lo que había sucedido, el miedo, la angustia. ¿Y qué hace un joven? Va a su entorno familiar”, expresó.
El testimonio del jefe del acusado reforzó el planteamiento de la abogada, al afirmar que González le comentó lo ocurrido antes de viajar y que, en su percepción, no parecía consciente de la gravedad del caso.
“Dijo que lo había dejado golpeado, que le había dado una golpiza muy dura, pero no sabía que el muchacho había fallecido”, declaró el empresario.
