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FMI
China ha forjado profundos vínculos económicos con países del África subsahariana durante los últimos 20 años, lo que la convierte en el mayor socio comercial de la región. China compra una quinta parte de las exportaciones de la región (metales, minerales y combustibles) y proporciona la mayoría de los bienes manufacturados y la maquinaria que importan los países africanos.
Sin embargo, la recuperación de China de la pandemia se ha desacelerado recientemente debido a una crisis inmobiliaria y a la menguante demanda de sus productos manufacturados, a medida que el crecimiento global también se ha desacelerado.
Esto es importante para África. Una disminución de un punto porcentual en la tasa de crecimiento de China podría reducir el crecimiento promedio en la región en alrededor de 0,25 puntos porcentuales dentro de un año, según las últimas Perspectivas Económicas Regionales . Para los exportadores de petróleo, como Angola y Nigeria, la pérdida podría ser de 0,5 puntos porcentuales en promedio.
Los efectos dominó de la desaceleración de la economía de China se extienden a los préstamos soberanos al África subsahariana, que cayeron por debajo de los mil millones de dólares el año pasado, el nivel más bajo en casi dos décadas. El recorte marca un alejamiento del financiamiento de infraestructuras de gran valor, mientras varios países africanos luchan contra la creciente deuda pública .
Los préstamos chinos a la región aumentaron rápidamente en la década de 2000, y la participación del país en la deuda pública externa total del África subsahariana saltó de menos del 2 por ciento antes de 2005 al 17 por ciento en 2021.
Esto convierte a China en el mayor prestamista oficial bilateral para los países de la región. Sin embargo, la proporción de la deuda con China sigue siendo relativamente pequeña, poco menos del 6 por ciento de la deuda pública general de la región y corresponde principalmente a cinco países: Angola, Camerún, Kenia, Nigeria y Zambia.
Adaptarse al cambio
Ante el aumento de la fragmentación geoeconómica , los países del África subsahariana tendrán que adaptarse a la desaceleración del crecimiento de China y a la disminución de sus compromisos económicos, creando resiliencia a través de un mayor comercio interafricano y reconstruyendo reservas, incluso a través de reformas de políticas tributarias y mejoras en la administración de ingresos.
Los esfuerzos por diversificar las economías africanas también son vitales para sostener el crecimiento futuro. La fuerte demanda de minerales que apoyan el desarrollo de energías renovables podría brindar una oportunidad para que los países forjen nuevas relaciones comerciales y desarrollen más capacidades de procesamiento local.
Los países pueden mejorar su competitividad creando un entorno empresarial favorable, invirtiendo en infraestructura y profundizando los mercados financieros internos.
Hany Abdel-Latif y Michele Fornino son economistas del Departamento de África del FMI, donde Wenjie Chen es subjefe de división y Henry Rawlings es asistente de investigación.