

Mocoa, septiembre de 2025. News Press Service. Cuando en Colombia, uno de los precandidatos presidenciales del Partido Conservador, el coronel Carlos Velásquez propone elevar la ética pública, la elección en el departamento del Putumayo, tiene una «sombra de corrupción».
Así se desprende de las voces de preocupación de sus habitantes, la academia, los gremios y diversos actores de una de las regiones con mayores recuerdos natural del país de más de 50 millones de habitantes.
El Putumayo, donde residen más de una decena de comunidades indígenas, se generan las regalías por el petróleo y existe la cultura de la minería, la elección del Contralor Departamental, se mueve «dinero e influencia política», alrededor de la Asamblea.
Son múltiples las denuncia en cartas, redes sociales y grupos de wassap de los habitantes del departamento del Putumayo, donde se habla de la compra del voto de los Diputados que puede superar los 100 millones de pesos.

En un país como Colombia, donde la corrupción, es una «fiesta en el sector público», los ciudadanos del departamento del Putumayo, solicitan la investigación y presencia del Procurador General de la Nación Gregorio Eljach.
«Tenemos una Asamblea Departamental corrupta», es el comentario en la ciudad de Mocoa, donde parece existir un «silencio del miedo», para tapar una práctica que, en esta sección del país, es muy «fuerte por la danza de millones que se manejan»