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CEPAL
En un nuevo informe anual emblemático, la CEPAL indica que los países de la región seguirán enfrentando un escenario económico de bajo crecimiento. Se espera que el Producto Interno Bruto regional crezca un 1,5% en 2024, ligeramente por debajo del 1,7% estimado para el año en curso.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó su informe anual titulado Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023. Financiar una transición sostenible: inversión para el crecimiento y acción contra el cambio climático , en el que pronostica que las economías de la región mantener bajos niveles de crecimiento este año y el próximo, afectados por un panorama económico global negativo y muy complejo a nivel regional.
Según el documento -uno de los principales informes económicos de la institución, que se publica desde sus inicios en 1948- se espera que el Producto Interno Bruto regional promedio crezca un 1,7% en 2023. Mientras tanto, se proyecta una ligera caída en la tasa de crecimiento de 2024, lo que supondrá un aumento del 1,5% del crecimiento del PIB regional.
Según la organización regional de las Naciones Unidas, la dinámica de la economía global sigue en una senda de bajo crecimiento económico y del comercio internacional.
A pesar de las caídas en la tasa de inflación, los países desarrollados probablemente continuarán con sus políticas monetarias contractivas, lo que significa que no se espera ningún recorte significativo de las tasas de interés externas este año y los costos de financiamiento para nuestros países seguirán siendo altos.
Si bien la deuda pública de los países de la región ha disminuido, aún es elevada como proporción del PIB, lo que, sumado al aumento de las tasas de interés externas e internas y a una caída esperada en los ingresos tributarios debido a un menor crecimiento, resultará en un gasto fiscal limitado. espacio para la región en su conjunto. Además, se anticipa un menor dinamismo en la creación de empleo, junto con crecientes demandas sociales.
“El bajo crecimiento de América Latina y el Caribe puede verse agravado por los efectos negativos de una intensificación de los shocks climáticos, si no se realizan las inversiones que los países necesitan en adaptación y mitigación del cambio climático”, afirmó el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs.
En 2023, la CEPAL prevé que todas las subregiones tendrán un crecimiento menor que en 2022: América del Sur crecería un 1,2% (frente a un 3,7% en 2022), el grupo formado por Centroamérica y México un 3,0% (3,4% en 2022). ), y el Caribe (excluida Guyana) un 4,2% (6,3% en 2022).
Las proyecciones para 2024 indican que persistirá el bajo dinamismo económico en la región. Se prevé que el contexto internacional seguirá siendo desfavorable, con un crecimiento del PIB y del comercio mundial muy por debajo de los promedios históricos.
Al mismo tiempo, en el ámbito interno, el espacio para la política fiscal seguirá siendo limitado, aunque la reducción de la inflación en la región crea más espacio para las políticas monetarias de los países. En estas circunstancias, la CEPAL prevé un crecimiento promedio en 2024 del 1,2% para América del Sur, del 2,1% para Centroamérica y México, y del 2,8% para el Caribe (excluyendo Guyana).
El Estudio Económico 2023 indica que el bajo crecimiento de la actividad económica en 2023 y 2024 dará como resultado una desaceleración del crecimiento del empleo, que se prevé que se expandirá un 1,9% en 2023 y un 1,1% en 2024. Además, existen preocupaciones sobre la calidad del empleo en este contexto de bajo crecimiento, ya que es muy probable que los trabajadores se vuelvan más vulnerables, tengan menores niveles de protección social y sean empleados en sectores menos productivos.
“Dados los desafíos que plantea impulsar el crecimiento y abordar el cambio climático, es esencial mejorar la inversión pública y privada. La inversión pública en la región es baja en comparación con las economías avanzadas e incluso con otras regiones en desarrollo. Este bajo nivel de inversión se ha traducido en un stock de capital público -infraestructura- insuficiente para impulsar el crecimiento económico y promover el desarrollo productivo”, enfatiza el informe de la CEPAL.
Los impactos macroeconómicos del cambio climático podrían ser muy significativos para los países de la región. Las estimaciones presentadas en el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023 indican que hacia 2050, el PIB de un grupo de seis países podría ser entre 9% y 12% inferior a lo que correspondería a un escenario de crecimiento tendencial si no se invierten para compensar las crisis climáticas. El volumen de inversión adicional necesario es excepcionalmente grande, entre el 5,3% y el 10,9% del PIB por año. Esto representaría un aumento significativo con respecto a los niveles de inversión actuales.
Sin embargo, la capacidad de invertir dependerá tanto del acceso al financiamiento como del costo del financiamiento. “Debe haber un aumento considerable del financiamiento concesional que permita sostener las trayectorias de inversión en el tiempo. Estos esfuerzos deben ir acompañados de políticas macroeconómicas internas que favorezcan la movilización de recursos”, afirmó José Manuel Salazar-Xirinachs.
Finalmente, el informe advierte que para enfrentar los efectos macroeconómicos del cambio climático serán necesarios esfuerzos nacionales, regionales y globales en cuatro áreas principales:
1) Espacio fiscal, a través de un aumento de los ingresos y de la progresividad de la estructura tributaria, gasto público verde y acceso a nuevos mecanismos de financiación, como bonos temáticos; 2) Gestión de riesgos financieros y cambiarios a través de una política macroprudencial; 3) Movilización de financiamiento concesional y banca de desarrollo, para profundizar el financiamiento climático, a través de bancos de desarrollo multilaterales, regionales y nacionales y para fomentar los flujos de Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) para luchar contra el cambio climático; y 4) Mecanismos de alivio de la deuda, como el establecimiento de mecanismos institucionales de reestructuración, y la inclusión de cláusulas vinculadas a desastres y huracanes, y al logro de metas climáticas.