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(CNN) — Hace un año, las desgarradoras últimas palabras de George Floyd, «No puedo respirar», conmocionaron al mundo entero. El 20 de abril se dictó un veredicto de culpabilidad, pero los estadounidenses negros no tuvieron tiempo de celebrar el raro hecho de que un exagente de policía blanco fuera condenado por el homicidio de un hombre negro.
Al día siguiente, Andrew Brown Jr. recibió un disparo mortal por parte de los agentes del sheriff de Carolina del Norte, y los agentes no se enfrentarán a cargos penales porque el fiscal del distrito dictaminó que el disparo estaba justificado.
Estas escenas se han repetido durante décadas: una persona negra es abatida por la policía, las protestas estallan en ciudades de todo Estados Unidos, la desigualdad de trato de los estadounidenses negros se convierte en el centro de atención, y se produce el debate sobre la actuación policial.
En 1968, la Comisión Consultiva Nacional sobre Desórdenes Civiles del presidente Lyndon B. Johnson, mejor conocida como Comisión Kerner, elaboró un informe que intentaba abordar el racismo sistémico en Estados Unidos, incluida la violencia policial contra los negros.
El informe afirmaba que el racismo era una de las principales causas de la desigualdad económica y social de los negros y que estaba llevando a la nación hacia dos sociedades: «Una negra y otra blanca, separadas y desiguales». Esto, unido al brutal trato policial a la gente de color y a la pobreza, contribuyó a impulsar los disturbios raciales de la década de 1960.
En su momento, las conclusiones de la comisión conmocionaron a muchos estadounidenses porque, por primera vez, se señalaba el «racismo blanco» como una de las principales causas de la desigualdad de estatus y condiciones de vida de los estadounidenses de raza negra, dijo el último miembro superviviente de la comisión, el exsenador de Oklahoma Fred Harris. Pero las conclusiones del informe y las soluciones propuestas no llevaron a ninguna parte.
Más de 50 años después del informe, Harris, historiadores y expertos en políticas dicen a CNN que el cambio solo llegará cuando la gente tenga la voluntad y el Gobierno sea realmente honesto sobre lo que debe hacerse política, social y económicamente para abordar la desigualdad racial.
Jelani Cobb, historiador y coeditor de «The Essential Kerner Commission Report», dice a CNN que la gente y las instituciones ya saben cuál es el problema y que la única acción que hay que tomar ahora es seguir realmente las recomendaciones de la comisión, y pagar el precio que conlleva.
«Las acciones están establecidas, realmente no se necesitan más recomendaciones», dijo Cobb. «Las observaciones fundamentales (de la comisión) nunca se han puesto en práctica».
Debido a que las autoridades nunca actuaron sobre las recomendaciones de la comisión, Estados Unidos ha registrado los mismos problemas de actuación policial, pobreza e inequidad en las comunidades negras de diferentes maneras en las décadas transcurridas desde la publicación del informe.
Así que, a continuación, echamos un vistazo a la Comisión Kerner, a sus conclusiones y a las soluciones que sugirió para, con suerte, seguir avanzando.
La Comisión Kerner abordó el tema de la actuación policial
El presidente Johnson creó la Comisión Kerner en 1967, después de que se produjeran disturbios en los barrios negros de ciudades como Detroit y Newark.
A la comisión se le encomendó la tarea de elaborar un informe sobre las causas de los disturbios raciales y ofrecer soluciones para prevenir futuros disturbios.
El informe concluyó que muchos negros veían a la policía como símbolos del poder blanco, el racismo y la represión.
«La atmósfera de hostilidad y cinismo se ve reforzada por una creencia generalizada entre los negros en la existencia de la brutalidad policial y en un ‘doble criterio’ de justicia y protección: uno para los negros y otro para los blancos», decía el informe.
El informe hacía una serie de recomendaciones, entre las que destacaba la necesidad de diversificar el cuerpo de policía con más agentes negros. También establecía un plan para que el gobierno federal creara, financiara y apoyara un programa de «oficiales de servicio comunitario». Se trataba de una especie de «canalización» para los hombres negros de entre 17 y 21 años, decía el informe. La idea era, en teoría, que el hecho de ver a policías negros en las comunidades negras ayudaría a establecer la confianza en la policía. La recomendación de este programa también buscaba mejorar la comunicación con la comunidad negra y crear puestos de trabajo para los adolescentes y jóvenes negros.
El psicólogo Kenneth Clark resumió los pensamientos de los negros estadounidenses sobre el informe de la comisión.Clark dijo que mirar el informe era como «una especie de ‘Alicia en el País de las Maravillas’», porque leerlo era como leer a todas las comisiones que le precedieron: «La misma imagen en movimiento repetida una y otra vez, el mismo análisis, las mismas recomendaciones y la misma inacción».
Clark se refería a las comisiones anteriores formadas para estudiar los disturbios de Chicago en 1919, los de Harlem en 1935 y 1943, junto con la de 1965 tras los disturbios de Watts en Los Ángeles.
A pesar de las ideas muy progresistas para hacer frente al racismo y la brutalidad policial, Johnson se enfureció con el informe porque esperaba que, básicamente, aprobara las iniciativas y los programas sociales que ya tenía en vigor, según Steven Gillon, autor de «Separate and Unequal: The Kerner Commission and the Unraveling of American Liberalism».
«Se sintió traicionado por la comisión y se negó a aceptar las conclusiones», dijo Gillon.
La frustración de Johnson con el informe dio lugar a una reacción políticamente conservadora que envió al país en la dirección completamente opuesta a las recomendaciones de la comisión. Décadas después, esa reacción adversa puede comprobarse en la militarización de la policía y en el despliegue de la Guardia Nacional en respuesta a las manifestaciones del verano boreal de 2020, que en ocasiones se volvieron violentas.
Sin embargo, el US Crisis Project muestra que la mayoría de las manifestaciones del verano boreal pasado, que despertaron la atención y la conciencia sobre la violencia policial contra los negros, fueron pacíficas, pero las autoridades intervinieron en el 9% de ellas, es decir, en una de cada 10 protestas.L
Las cuestiones del racismo y la desconfianza en la policía, que fueron identificadas por la Comisión Kerner como dos de las principales causas de los disturbios raciales, se siguen registrando hoy en día en los constantes asesinatos de estadounidenses negros a manos de la policía.
Harris, el último miembro superviviente de la comisión, dijo a CNN que ver el video de Floyd y las protestas que siguieron hicieron que se sintiera «enfermo del corazón»
«Pero también, como a la mayoría de la gente, me enfureció muchísimo», dijo.