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OMAR ARMANDO BAQUERO SOLER, soñador pragmático
Por Gerney Ríos González
Omar Armando Baquero Soler, nació en Acacias el 15 de abril de 1952. Ingeniero civil de la Universidad La Gran Colombia, gobernador del Meta, alcalde de Villavicencio y congresista. Realizamos estudios en la Facultad de Educación de la UGC y el postgrado en Sociología de las Relaciones Internacionales, Derechos Humanos y Resolución de Conflictos en la Corporación Internacional para el Desarrollo Educativo y la Cruz Roja Internacional (1999). Con especializaciones en Geopolítica, Universidad Militar Nueva Granada (2001); Liderazgo Estratégico, en el Centro de Educación Militar (2003); Gestión Ambiental y desarrollo Comunitario en el CEMIL (2004).
Profesor de primaria, secundaria y universitario, docente de la Normal Superior de San Bernardo y de varios colegios de Cundinamarca y el Meta. Ingeniero jefe de distrito del Meta de 1977-1978, ingeniero jefe en el Ministerio de Obras Públicas de 1979 a 1982, secretario de hacienda departamental de 1982 a 1983. Burgomaestre de Villavicencio en dos periodos de 1983 a 1986 por decreto y de 1988 a 1990 por elección popular, gobernador del departamento del Meta 1992-1994 y Representante a la Cámara en los periodos de 1998-2002 y 2002-2006.
Promovió desde el Congreso los debates referentes a la construcción de la vía Bogotá-Villavicencio y la conectividad con los Llanos Orientales; cuestionó a las autoridades por los altos costos de los peajes cobrados en la ruta; participó en la aprobación de la ley que reglamentó la telefonía celular e impulsó la creación del Instituto Departamental de Cultura.
En su esencia de educador y obsesionado por la calidad de la enseñanza, fue ponente de la reestructuración de la Ley 115 de educación en la dinamización con el fortalecimiento de la misma; impulsó el debate de la Ley 30 que reglamentó y contextualizó la educación superior como génesis ineludible para una profunda reflexión sobre su calidad en Colombia, donde el educando es el hilo conductor, objetivo fundamental de la persona humana, de su dignidad, derechos y deberes, inherente a la finalidad social del Estado. Contó con la consejería de la Fundación Centro Andino de Estudios y el Centro de Estudios Miguel Antonio Caro.
Baquero Soler impulsó la Ley para profesionalizar al periodista, derogada por el magistrado Carlos Gaviria Díaz luego de 24 años de un derecho adquirido, ponente de la sentencia C-087 de 1998 que declaró inconstitucional la Ley 51 de 1975 o Ley del periodista, convirtiéndola en oficio y en cumplimiento de lo que le ordenaron los centros de poder. Según la Organización de las Naciones Unidas, el periodismo es una profesión de alto riesgo, fundamental para el desarrollo sostenible, la protección de los Derechos Humanos, contra la corrupción y la consolidación democrática. Es una profesión peligrosa y con demasiada frecuencia, mortal. Gaviria los dejó en la calle y los puso en el cadalso.
Tuve el honor de ser profesor y director de las especializaciones de un grupo de congresistas, entre otros, Omar Armando Baquero, Walter Lenis Porras, Jhonny Aparicio Ramírez, José Gentil Palacios Urquiza, José Maya Burbano con empresarios liderados por Héctor Fernando García Ardila, presidente de Postobón y Gustavo Adolfo Canal Mora, quienes realizaron las especializaciones en geopolítica, liderazgo estratégico y gestión ambiental en el marco del convenio, Universidad Militar Nueva Granada, el Centro de Educación Militar, con el auspicio de The Charles Darwin Foundation for the Galápagos Island, la Unesco y la Unión Europea. Conservo los trabajos de grado presentados por el ingeniero Baquero Soler en cada uno de los postgrados.
En la especialización en Geopolítica concibió que “el futuro de Colombia está en estructurar caminos de hierro y túneles para cohesionar el territorio colombiano a través de ferrocarriles eléctricos y paralelamente incrementar las relaciones con las naciones fronterizas”. Agregó, “Incentivar el plan hidroeléctrico de la cordillera oriental con la construcción de 60 empresas potenciales, generadoras de 50 millones de kilovatios de energía por hora, con reservas de agua para el regadío agropecuario”.
Para concluir, Omar Armando Baquero Soler, nombre que lleva el coliseo de Acacias, y acuñó el eslogan, “Nuestra meta es el Meta”, incluyó su deseo de establecer en Villavicencio una seccional de la Universidad La Gran Colombia, la cual funciona en la actualidad en Cumaral. Recordado por haber sido un excelente líder y gobernante, humanista, llanero de palabra y amigo de marca mayor.