News Press Service
Ricardo Enrique Bastidas Ortiz, un jurista íntegro
Por Gerney Ríos González
En un municipio de origen indígena, Cunday, poblado originalmente por los nativos Cuindes y Cundayes, pertenecientes a la tribu de los Sutagaos y Patas y Pamaches de la familia de los Panches, nació el abogado grancolombiano Ricardo Enrique Bastidas Ortiz. Su abuelo, Don Antonio Bastidas, fundó el colegio San Antonio, donde inició sus estudios primarios y su padre, Gilberto Bastidas Rodríguez, cogestor del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria.
Cunday, tierra descubierta en 1537 por el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, ha pertenecido a los departamentos de Cundinamarca, Huila y Tolima. Este municipio con un área de 518 kilómetros cuadrados y una población cercana de 11 mil habitantes se trasladó el 18 de diciembre de 1796 al sitio que hoy ocupa, caserío entonces de la provincia de Mariquita. De 1861 a 1885 formó parte de la provincia de Neiva.
Elevado a la categoría de Distrito Municipal por Decreto 650 del 13 de octubre de 1887, hasta la expedición de la Ley 17 de enero de 1905, fecha en la que pasó a Cundinamarca; mediante registro de la Ley 65 de 1909, fue devuelto al Tolima con la denominación de municipio de Cunday, lugar de las mayores riquezas arqueológicas de la región grancolombiana, con cuevas, estalactitas, estalagmitas y petroglifos, ideal para la espeleología.
De este espectacular territorio partió a Ibagué distanciado a 127 km de Cunday, el novel Ricardo Enrique Bastidas Ortiz a realizar su bachillerato en el Colegio Tolimense, quien al cumplir esta meta arribaría a la Universidad La Gran Colombia a estudiar Derecho, graduándose en 1980. Especialista en Derecho de Familia y, Derecho Comercial de la Universidad Externado de Colombia; Postgrado en Derecho Administrativo y Comercial de la Universidad Católica de Colombia.
En la obtención del doctorado en Derecho de la Universidad Externado, presentó la tesis Implicaciones sustantivas de la Justicia transicional civil en las relaciones de propiedad. En su formación integral, realizó los cursos de Reforma Judicial en Roma, Italia; Derecho Constitucional Comparado con énfasis en Derechos Humanos de la Universidad de Salamanca; Derecho Mercantil, en la Escuela Judicial de Barcelona; Derecho Constitucional Español y Constitución Europea en la Universidad Complutense de Madrid.
Su carrera judicial ha estado enmarcada en la categoría y calidad de los juristas grancolombianos y tolimenses que alcanzaron la cúspide en épocas diferentes, dejando profunda huella. Con la premisa de trabajar de día, estudiar de noche y pensar-soñar en el descanso, la UGC fue concebida para garantizar una oferta de profesionales con calidad e integrados a los intereses del sector productivo, la administración pública, enlazados entre la academia y el pragmatismo con principios y valores, facilitando adquirir conocimientos y habilidades profesionales de forma continua. La educación dual, tan de moda en el Tercer Milenio fue concebida desde los años 50 por la Universidad La Gran Colombia.
Fundamentado en lo precedente, Bastidas Ortiz comenzó su actividad jurídica en la Dirección Seccional de Instrucción Criminal de Bogotá, prosiguió en el juzgado 37 de Instrucción Criminal y juzgado 23 Penal del Circuito de Bogotá, en el cargo de escribiente y oficial mayor de 1978 a 1981. Su carrera continuó en los cargos de Juez Penal Municipal de Ibagué, Juez Penal del Circuito de Melgar. Pasada la catástrofe anunciada de Armero, mi tierra natal, donde desaparecieron 55 de mis familiares, fue designado Juez Civil del Circuito de Armero-Guayabal (l1986-1987); luego trasladado al Juzgado Civil del Circuito de El Espinal de 1987 a 1990, año en el que ascendió por concurso de méritos a Magistrado de la Sala Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué.
Evocar que en Armero hubo dos tragedias, la de la noche del 13 de noviembre de 1985 y la iniciada al otro día, cargada de aislamiento, separación, desamparo, tristeza, congoja, desazón, huérfanos, viudedad. Los nueve jueces que integraban la cabecera del Circuito de la “Ciudad blanca de Colombia” desaparecieron y sus reemplazos reiniciaron actividades judiciales el 1 de febrero de 1986, quienes cerraron filas atendiendo las funciones propias de su cargo y ayudando con parte de su sueldo a mis paisanos abandonados, una labor humanitaria para subrayar.
Las comunidades y los medios de comunicación valoraron la ayuda solícita de los entonces Mayor del Ejército Rafael Horacio Ruíz Navarro, Alcalde Militar de Armero y del Juez Ricardo Enrique Bastidas Ortiz, tolimenses de oro, quienes aplicaron el concepto de solidaridad enmarcados dentro de la lealtad, generosidad, fraternidad, entusiasmo y firmeza, entendiendo las necesidades de mi pueblo, tanto materiales como espirituales, porque cuando los seres humanos se unen para algún propósito descubren que pueden alcanzar otros fines cuya consecución depende de su mutua acción.
El admirado y valorado Mayor General Ruiz Navarro, murió de pena moral y dejó su legado: “cualquiera puede llevar la carga por un día” y el Magistrado Bastidas Ortiz del Tribunal Superior de Ibagué, continúa desde la academia enseñando que el propósito de la justicia es dar a cada cual lo debido. Quien es justo es sabio. Nada hay más ofensivo que la injusticia, pues genera dolor, frustración, desfallecimiento, humillación. Su consigna de hombre de leyes, está fundamentada en la prudencia, bondad, humildad, lealtad, libertad, honestidad, responsabilidad, aplicando los principios y valores sin dilación, en el momento oportuno y con responsabilidad jurídica-social. El Tolima es tierra firme de grandes presidentes, florecimiento científico-cultural, inspirador de escritores y de jueces doctrinarios.
En la disciplina académica ha sido catedrático de la Universidad de Ibagué, Facultad de Derecho, profesor de la asignatura en Derecho Constitucional, Familia, Títulos Valores, Sociedades, Procesal Civil y Probatorio; en la Universidad del Tolima, docente de la especialización en Gestión Pública de Entidades Territoriales, Organización jurídico-Administrativa del Estado colombiano y en el postgrado en Derechos Humanos, enseñante de Constitución y Bloque de Constitucionalidad. Tutor y conferencista de la Escuela Judicial “Rodrigo Lara Bonilla” del Consejo Superior de la Judicatura.
Contextualizador en las teorías jurídicas con las publicaciones de su autoría referenciadas a continuación: La Constitución , fuente de independencia e imparcialidad; Implementación de la oralidad en el proceso civil colombiano; Principio constitucional de la igualdad; Formación del juez en la oralidad; Proceso de restitución de tierras, actividad procesal y probatoria; Recurso extraordinario de casación civil en el código general del proceso y La enseñanza del Derecho frente a los retos de la oralidad.
En sus dinámicas y dignidades jurídicas preside el capítulo Tolima del Instituto Colombiano de Derecho Procesal; miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Jurisprudencia; Presidente del Colegio de Jueces y Fiscales del departamento del Tolima; Presidente de la Federación de Colegios y Jueces de Colombia. En la actividad periodística director de la revista “Facetas Judiciales” y director de la revista “Crónica Judicial” del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué.
La Asamblea del departamento del Tolima le otorgó la condecoración al Mérito Jurídico “DarÍo Echandía Olaya” y la Corporación Transparencia Jurídica Internacional lo distinguió con la “Gran Cruz de la Excelencia Jurídica”.