News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
Todos los días nos enfrentamos a la vida, solos, o quizás con alguien, mejor: con nadie a nuestro lado; esa es la realidad. Y desde el alba hasta el final de la oscura noche nos botamos en la cama cansados y con ganas de cerrar los ojos. Y dormimos. Atrás quedaron esfuerzos, alegrías, incomprensiones, dolores, angustias, bailes, o lo que usted quiera ponerle a su trajín. Da lo mismo, es la eterna lucha. Unos tienen sueños, otros roncan y los otros en blanco pasan la página. Y al otro día lo mismo… y entonces nos detenemos en mitad de la vía, ponemos los brazos en jarra, miramos hacia un lado, a la izquierda, derecha, adelante, atrás, y concluimos: y tanto esfuerzo, ¿para qué? He ahí la pregunta que desde el inicio de los tiempos se ha formulado la filosofía, o el individuo, o ese ser llamado homo sapiens. Pero en ese momento donde todos preguntamos, aparece… Y la música nos invita, y el paisaje, y los ríos y el mar; la noche y sus colores, también la luna coqueta y los sonidos… el aire y la danza, las mujeres hermosas, la poesía… el caballo que cabalga en la pradera, y después de todo, ese sol que se esconde entre las nubes y el ocaso que nos dice que todo se acaba y nada queda; sólo nos rescata la alegría de un abrazo, la mirada de un ser querido, el sacrificio y satisfacción de hacer bien un trabajo, su familia, el amor… y entonces el corazón se expande y alguien –¿pero, quién?- nos revela que lo único cierto es su pasión por el arte, por su deseo de ayudar a construir, eso es… ayudar a construir un mundo mejor. Y viene la música, y de nuevo la poesía, atrás queda el dolor y la tristeza… iniciamos un nuevo año, con toda la alegría del mundo. A un lado los dolores; alguien desde arriba escucha y no sé dónde, pero sé que vive en nosotros; entonces, nada, ir hacia adelante; ayudando, hasta donde se pueda, para que todos podamos sonreír, eso es: para que todos podamos sonreír… sonreír… sonreír.
Elías Prieto Rojas.