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El futuro online será cuántico: aparte de una mayor velocidad -cuando se disponga de verdaderos ordenadores cuánticos, cuestión que aún queda lejana), la principal ventaja de un Internet cuántico será su seguridad. Porque los bits cuánticos (llamados cúbits), donde se almacenará la información, por ejemplo, de las transacciones bancarias, tienen unas particulares características: se ‘entrelazan’ de tal manera que ‘sienten’ al instante lo que le ocurre al otro; y gracias a ello pueden teletransportar información de uno a otro sin necesitar una conexión directa y además más rápido que la velocidad de la luz; pero, además, la información se destruye si alguien desde fuera intenta ‘mirar’ en los datos, lo que en un mundo en el que la palabra ‘ciberataque’ es una constante, podría ser realmente útil.
Aunque el internet cuántico es un campo en ciernes, investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft capitaneados por el físico Ronald Hanson, con la Organización Holandesa para la Investigación Científica Aplicada (TNO) han logrado dar un paso más, teletransportando información cuántica a través de una ‘sencilla’ red en la que no había conexión directa entre emisor y receptor. Los resultados acaban de publicarse en la revista ‘ Nature ‘.
‘Acción fantasmagórica a distancia’
El poder de una futura Internet cuántica se basa en la capacidad de enviar información cuántica (cúbits, o el ‘lenguaje’ cuántico, como los bits en la computación clásica) entre los nodos de la red. Los nodos de una red cuántica de este tipo consisten en pequeños procesadores cuánticos, los ‘intérpretes’ de los cúbits. «Se ha demostrado que la forma más eficaz de enviar información entre ellos el teletransporte cuántico», explica Juan José García-Ripoll, físico teórico del Instituto de Física Fundamental (dependiente del CSIC). El protocolo para la teletransportación cuántica debe su nombre a las similitudes con la teletransportación en las películas de ciencia ficción: el cúbit desaparece del lado del emisor y aparece, por lo que Albert Einstein apodó como «acción fantasmagórica a distancia», del lado del receptor. El hecho de que no necesite viajar físicamente a través del espacio intermedio hace que no se pierda la información, y convierte a la teletransportación cuántica en el sistema preferido para sostener las bases de un futuro Internet cuántico.
Para el teletransporte se requieren varios ingredientes: un enlace entrelazado cuántico entre el emisor y el receptor, un método confiable para leer procesadores cuánticos y la capacidad de almacenar temporalmente bits cuánticos. «En este sistema necesita de dos componentes, una memoria cuántica que guarde los estados del cúbit y unos repetidores. Lo especial de este experimento es que incluye ambos en el mismo sistema», señala García-Ripoll.
Los autores no eran nuevos en el campo. Investigaciones anteriores ya demostraron que era posible teletransportar cúbits entre dos nodos adyacentes y conectados directamente y llamados ‘Alice‘ y ‘Bob‘. El reto era ahora introducir un nuevo nodo, ‘Charlie‘, y conectarlo a Alice utilizando a Bob de intermediario.