El ingeniero, empresario y escritor señala qué sectores o empleos sobrevivirán en un primer momento a la reorganización de tareas y nuevas formas de trabajo que se impondrán con la IA.

News Press Service
Esquire
Probablemente uno de los aspectos que más preocupa a la sociedad con la llegada de la inteligencia artificial no es si se va a adueñar del mundo o nos va a destruir como especie. No. Puede que ese escenario se contemple, pero no parece que pueda ser inmediato.
Lo que verdaderamente preocupa al común de los mortales es si dentro de 4 o 5 años va a seguir conservando su trabajo o habrá sido desplazado por una máquina.
Y como sucede habitualmente en todo lo que se refiere a la IA todo son teorías. Muchas especulaciones y pocas certezas.
Por ejemplo, hay expertos como Elon Musk (SpaceX) o Bret Adcock (Figure AI) que vaticinan que en 15 años habrá 10.000 millones de robots humanoides caminando por las calles por lo que es de suponer que muchos de ellos harán tareas humanas.

Y eso en sí mismo representa una amenaza para infinidad de puestos laborales. Y si no son robots humanoides serán coche o aviones autónomos. Más amenaza aún.
Pero también hay otros como Jensen Huang (NVIDIA) que aseguran que las oportunidades surgirán y que, en todo caso, no perderemos el trabajo a manos de una IA, sino a manos de alguien que sepa utilizarla.
Y en ese escenario explica que tenemos la oportunidad de volver a incorporar entre 30 y 40 millones de trabajadores al mercado laboral porque la mano de obra escasea.
Sin embargo, hay quien piensa que habrá una cierta evolución y que a la postre, a largo plazo, todos o la mayoría seremos reemplazados por la IA. «Lo que debemos entender es que habrá dos etapas en nuestra interacción con las máquinas.
Una es lo que yo llamo la era de la inteligencia aumentada, es decir, la inteligencia humana aumentada con la IA haciendo el trabajo.
Y luego vendrá la era del dominio de las máquinas en la que el trabajo lo hace completamente una IA sin intervención humana», asegura Mo Gawdat, ex ingeniero de Google y experto en IA, en The Diary of a CEO, que vaticina que esto último puede suceder en unos 12 o 15 años.
«Mientras, en la primera etapa las personas se complementarán con una IA para ser más productivas o, lo que es más interesante, reducir el número de tareas que necesitan realizar.

De ese modo tendrán más tiempo para otras tareas diferentes más orientadas a las relaciones humanas. Pero irremediablemente supondrá la eliminación de algunos puestos de trabajo», asegura el ingeniero y escritor.
«Un ejemplo -subraya- es lo que sucede con los agentes de los centros de llamadas o especialistas en atención al cliente. Ahora mismo no los están despidiendo a todos, pero el primer filtro lo realiza una IA.
Así que en lugar de tener 2.000 profesionales en un call center, por decir un número hipotético, ahora se puede hacer el trabajo con 1.800″.
Eso, según Gawdat nos lleva a un problema de difícil solución. ¿Qué pasa con esos 200 puestos que se pierden? ¿Cómo se van a recolocar? «La sociedad tiene que pensar qué pasa con ellos. Y sinceramente no sé qué roles podrían ocupar.
Todos deberíamos ser músicos, escritores, fontaneros artistas o cómicos en los próximos 5 o 10 años porque estos trabajos no desaparecerán. Pero eso hace necesario que la sociedad se trasforme y no se habla de ello», lamenta.
Y es cierto. En estos momentos estamos más preocupados por el hecho de ser reemplazados por la IA que en adaptarnos -o pensar cómo hacerlo- a la nueva situación.
Y, como asegura Gawdat el plan no puede ser meterlo debajo de la alfombra ni fiarlo al pensamiento de que el altísimo ya proveerá.

«¿Esperas que un conductor que será reemplazado por un camión autónomo se convierta en emprendedor?¿Esperas que una madre soltera que tiene tres trabajos se convierta en emprendedora?»
«Algunos de mis amigos, como Peter Diamandis, aseguran que el pueblo estadounidense por ejemplo es resiliente y será muy emprendedor.
Pero tengo mis dudas. ¿Esperas que un conductor que será reemplazado por un camión autónomo se convierta en emprendedor? Hay que ponerse en el lugar de la gente real. ¿Esperas que una madre soltera que tiene tres trabajos se convierta en emprendedora?«, cuestiona.
«No estoy diciendo -concluye- que esto sea un distopía.
Será un distopía si la humanidad lo gestiona mal porque esto podría ser también la propia utopía donde esa madre soltera no necesita tres trabajos.
Si nuestra sociedad fuese suficientemente justa esa madre soltera nunca debería haber necesitados tres trabajos.
El problema es que nuestra mentalidad capitalista es el arbitraje laboral y en líneas generales nos da igual lo por lo que ella pase«.
Así pues, como sociedad tenemos muchas cosas en las que pensar y decidir -si es que está en nuestras manos y no sólo en las de las élites- cómo construir esa IA, y el marco ético y legal que queremos que rija nuestros designios a todos los niveles.
El problema del mercado laboral es sólo una derivada de una tecnología que lo impregnará todo y cuya evolución e impacto son difíciles, por no decir imposibles, de predecir.
