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La Opinión
Por Mario Arias Gómez
Retomo el hilo de la columna -monográfica- última de diciembre de 2023 titulada ¡AÑO VIEJO! alusiva al punitivo, insultante legado de impunidad -moralmente devastador- que prescribe la acción penal, jactancioso, envenenado regalo del que hace gala el descastado, desnortado, despreciable narciso Fiscal, que degradó la moralidad pública, corrompió las instituciones, deterioró la justicia, causó inmenso daño al precario sistema judicial, resultas del asquiento, fraguado, deplorable, alharaquiento balance de despedida de la abominable, camaleónica, disparatada, nociva, parcializada, patética, politizada, prevaricadora, pútrida, servil, siniestra, sombría gestión, falta de austeridad, credibilidad, independencia, neutralidad, transparencia.
Almibarado, cínico, enfadoso, improcedente, Irrelevante, repulsivo informe difundido por la hilarante marioneta -en su más alta expresión-. desprovista de códigos morales sólidos, que buscó -calculada, descaradamente- promoverse políticamente, callando -selectivamente- el robusto, tenebroso prontuario del incorregible halcón del Ubérrimo. Cantinela con la que el muy bellaco, digitalizado Fiscal, maquilló con total desparpajo el irreparable daño irrogado a la entidad, apoyado en el analfabetismo del constreñido, depauperado, dócil, impotente, subordinado pueblo que perdió la confianza en el precitado malandrín.
Premunido del poder de la alta investidura, las delicadas funciones, potestad sancionadora, lo utilizó literalmente a la velocidad del rayo, la luz del odio, para denostar, perseguir judicialmente a contradictores, desconocer el imperio de la ley (lawfare), en defensa de sus espurios, ocultos, protervos, turbios intereses, los crematísticos del aborrecible, cerrero, inescrupuloso, resbaladizo patrón del mal y sirviente (valga la redundancia), malabaristas que le dieron cobijo. Ante el cúmulo denuncias y acusaciones en contra de la logia, mantuvo un infame, interesado silencio, costosísimo, perjudicial -institucionalmente hablando- para Colombia.
Bastó el triunfo del presidente Petro, para que Barbosa recordara la función investigadora, se dedicara a opinar sobre lo que no le atañe oficialmente. Con malévolo encono convirtió en ‘sparring’ al Jefe de Estado, sin pausa ni medida se mudó a histérico, irracional verdugo; desafiante desató una áspera, alevosa, atroz, perniciosa, temeraria, traicionera, vituperable campaña opositora de ninguneo, deslegitimación, irrespeto, incompatibles con la dignidad, majestad presidencial; de judicialización de los suyos, estimulado tras bambalinas por el connivente eslabón de la mafia que abudineó al país.
Ceniciento desgobierno -de pánico- en que el caradura pelechó estructuralmente, sustituyó la función misional, urdió el demencial, desmesurado, jocoso apetito presidencial, locura que para satisfacción de los compatriotas -cuya resistencia tiene un límite como el Gobierno-, en quince eternos días desaparece en cumplimiento de la vernácula expresión: “No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”.
Final de esa especie de Blancanieves que en su inmodesta -en su máxima expresión- modificó la pregunta al espejo mágico: ¿Quién es el más bello de ‘Polombia’?, por: Espejito, espejito, dime: ¿quién es el mejor fiscal de la historia de todos los planetas de la vía láctea? Encubridora, perversa sabandija -venida a más- que tras la susodicha candidatura le vendió el alma al diablo. Apocalíptico, insidios, negro, negrísimo, pirata -para el olvido- que dentro de nada retoma su condición de ‘ilustre’ desconocido.
Piltrafa humana, parigual del embustero que -sin el menor pudor “encumbró” a Fiscal, al improvisado ‘jumento’, a semejanza de Calígula que “elevó” a cónsul a su caballo ‘Incitatus’, visto por Colombia con fundado recelo, creciente fastidio. Comedia que culmina con el expectorado escupitajo hacia el merecido olvido, repudio de bicho en cuestión, por la humillante puerta trasera de la desinstitucionalizada, deshonrada Fiscalía.
Trato debido al alevoso, sesgado comportamiento de quien tuvo como dogma la hipocresía, como táctica, arma favorita: la celada llevadas al extremo de la paranoia, adobadas por la ausencia de ecuanimidad desencadenante del choque de trenes, enfrentamientos, pataletas permanentes que descuadernaron el ente investigador, trocaron en auténtica Torre de Babel.
Triunfo electoral del presidente Petro que descolocó al furibismo y corifeos, despertó en el ambicioso, desbocado, descalificado, disparatado arribista -de marras-, el delictual despropósito de cubiletear políticamente desde la alta posición -sin cortapisas, control, freno- la enajenada, taimada aspiración presidencial, para lo cual, el muy bellaco -suelto de huesos- se transfiguró en la mitológica hidra que, al eclipsar las buenas formas, civilizadas maneras, se enfrentó al Gobierno, produjo el desquiciado desmadre que convulsionó el espectro político.
Saltimbanqui “capaz de encender la nación con tal de reinar sobre sus cenizas”. Cita -que bien pudiera hacer mía- de la obra maestra de la filosofía militar China -‘El Arte de la Guerra’- de Sun Tzu, instructiva del cómo aplicar el conocimiento de la naturaleza humana en momentos de confrontación.
‘Leyenda Negra’ que solo inspira desprecio, lástima, qué como asepsia, exorcismo me propongo escudriñar, rastrear subsiguiente, posteriormente.