
Bogotá, diciembre de 2025. News Press Service. De muchas maneras se celebra la navidad en Colombia, época que se aprovecha para dar regalos, especialmente a los niños, quienes son los que realmente gozan estas festividades, pues “el Niño Dios les trae presentes, previo envío de una carta solicitando determinados obsequios.
Con muy pocos recursos Carlos Bernal ha organizado la fiesta de navidad para los niños, hijo de vendedores ambulantes de la localidad de Suba, “una fiesta muy bonita en la plazoleta del portal, amenizada por el conjunto musical de los hermanos Garzón, quienes interpretaron canciones de origen campesino y carranga del maestro Jorge Veloza.

Recordamos que la Navidad es una festividad religiosa que conmemora el nacimiento de Jesús.
En Colombia, la elaboración de los pesebres está en el centro de esa tradición, con el árbol de navidad que se instalas en la mayoría de los hogares colombianos, y ante ellos, del 16 al 24 de diciembre, las familias rezan el rosario.
El pesebre, que tiene origen europeo, llegó a Colombia con los misioneros para fortalecer visualmente la cosmogonía cristiana.
En lo que hoy es Colombia, esta tradición se desarrolló en talleres de Santafé y otras ciudades, donde a las figuras bíblicas les fueron incorporadas ciertas representaciones de la cotidianidad popular.
Alrededor del pesebre se celebra la Novena de Aguinaldos, que sirve para unir a las familias y compartir antes de la noche de aguinaldos.
En diciembre es inevitable pensar en fechas especiales como la noche de las velitas (7) y el inicio de la Novena (16), la Nochebuena (24) y el Año Viejo (31).
Destaca la noche de Navidad y su representación más emblemática: el pesebre navideño y la Novena de Aguinaldos, cuya construcción forma parte de las tradiciones familiares de los colombianos.
Al respecto, vale la pena preguntar, ¿de dónde viene esta tradición? ¿Cómo llegó a nosotros?
El pesebre, de Italia a Colombia
La tradición del pesebre se remonta al año 1223, cuando San Francisco de Asís hizo la primera representación del nacimiento de Jesús, en Greccio, una localidad italiana en la provincia de Rieti. Este suceso ha llegado a nosotros gracias a uno de los primeros biógrafos de San Francisco de Asís, Tomás de Celano, en su obra Primera vida de San Francisco de Asís, que presenta los elementos principales que subsisten bajo la tradición del pesebre y de toda la cosmovisión navideña: la integración familiar, la búsqueda de los elementos para realizar el pesebre, los rituales propios de cada una de las escenas que se representan, desde la procesión hasta el alumbramiento y, desde luego, las oraciones.
La tradición se extendió por la acción de la comunidad de franciscanos que modificó la manera convencional de recordar el advenimiento de Jesús, que antes se hacía con pinturas y altares en algunas basílicas y capillas.
De llevarla a Francia y al resto de Europa se encargó Santa Clara, fundadora de Las Clarisas, segunda orden de los franciscanos, que elaborarían las figuras del pesebre con papel maché, antes de ser talladas en diversos materiales.
En el siglo XV la tradición llegó a la península ibérica, donde se utilizaron figuras elaboradas con barro que tuvieron la particularidad de introducir la figura de un rey mago negro, lo que significa la irrupción de lo popular y cotidiano en los pesebres.

En España la elaboración de pesebres alcanzó un gran dinamismo al montar pesebres propios en talleres que se dedicaron a su comercialización. Sobra decir que esto dio origen a la corriente artística belenista, destinada a las élites, mientras que los sectores populares recurrieron al trabajo artesano para elaborar los pesebres de sus hogares.
El pesebre llegó al Nuevo Mundo gracias a la labor evangelizadora de la Iglesia católica, pues los misioneros recurrieron a él como elemento didáctico que permitiera sobreponer la cosmogonía europea a la indígena.
Gracias a esto se establecieron talleres para hacer las figuras en Santafé, Pamplona y Popayán, pues se entendía la importancia de la cultura visual desde la perspectiva religiosa a la hora de crear la sociedad colonial.
Desde luego, muchas figuras llegaron de Quito, donde se habían establecido talleres artesanales con clara influencia de Flandes, por lo que tuvieron mucha aceptación por cuenta de sus tallas en madera policromada. Lo importante es que allí fueron agregando a los pesebres escenas de la cotidianidad quiteña.
Este arte quiteño se irrigará al virreinato de la Nueva Granada, donde los pesebres, dado el costo de las figuras y su valor artístico, ocuparán el espacio privado de las casas de élite y el sagrado de las iglesias.

En el siglo XVIII los talleres de Santafé incorporaron a los pesebres figuras de la cotidianidad granadina, como corderos, gallinas, árboles y frutas nativas, como también campesinos, curas con ruana y sombrero, figuras de mujeres mestizas, músicos y otros referentes de los pueblos, lo que significa la representación de lo popular local en los nacimientos del Niño Dios.
AHORA
Actualmente, los pesebres hacen parte de las tradiciones navideñas de los colombianos junto con la Novena de Aguinaldos, las celebraciones en familia y comunidad y la cena del 24 de diciembre.
El noticiero cinematográfico Colombia al día registró algunas de estas celebraciones en el año 1956 que se aprovecha para entregar regalos, especialmente a los niños quienes son los que realmente gozan estas festividades con la llegada del ‘Niño Dios’, quien les trae presentes-
NAVIDAD
La Navidad en Colombia es una fusión de tradición católica española y cultura local, marcada por la evangelización, que trajo el pesebre y la Novena de Aguinaldos desde el siglo XVII, centradas en la fe, la familia y la unión, con elementos como luces (Día de Velitas), villancicos y regalos del Niño Dios, evolucionando con influencias extranjeras como el árbol y Papá Noel, pero manteniendo el espíritu de fe y alegría familiar, incluyendo la quema del Año Viejo el 31 de diciembre.
El pesebre, que tiene origen europeo, llegó a Colombia con los misioneros para fortalecer visualmente la cosmogonía cristiana. En lo que hoy es Colombia, esta tradición se desarrolló en talleres de Santafé y otras ciudades, donde a las figuras bíblicas les fueron incorporadas ciertas representaciones de la cotidianidad popular.
Alrededor del pesebre se celebra la Novena de Aguinaldos, que sirve para unir a las familias y compartir antes de la noche de aguinaldos.
En diciembre es inevitable pensar en fechas especiales como la noche de las velitas (7) y el inicio de la Novena (16), la Nochebuena (24) y el Año Viejo (31). Destaca la noche de Navidad y su representación más emblemática: el pesebre navideño y la Novena de Aguinaldos, cuya construcción forma parte de las tradiciones familiares de los colombianos. Al respecto, vale la pena preguntar, ¿de dónde viene esta tradición? ¿Cómo llegó a nosotros?
El pesebre, de Italia a Colombia
La tradición del pesebre se remonta al año 1223, cuando San Francisco de Asís hizo la primera representación del nacimiento de Jesús, en Greccio, una localidad italiana en la provincia de Rieti. Este suceso ha llegado a nosotros gracias a uno de los primeros biógrafos de San Francisco de Asís, Tomás de Celano, en su obra Primera vida de San Francisco de Asís, que presenta los elementos principales que subsisten bajo la tradición del pesebre y de toda la cosmovisión navideña: la integración familiar, la búsqueda de los elementos para realizar el pesebre, los rituales propios de cada una de las escenas que se representan, desde la procesión hasta el alumbramiento y, desde luego, las oraciones.
La tradición se extendió por la acción de la comunidad de franciscanos que modificó la manera convencional de recordar el advenimiento de Jesús, que antes se hacía con pinturas y altares en algunas basílicas y capillas.
De llevarla a Francia y al resto de Europa se encargó Santa Clara, fundadora de Las Clarisas, segunda orden de los franciscanos, que elaborarían las figuras del pesebre con papel maché, antes de ser talladas en diversos materiales.
En el siglo XV la tradición llegó a la península ibérica, donde se utilizaron figuras elaboradas con barro que tuvieron la particularidad de introducir la figura de un rey mago negro, lo que significa la irrupción de lo popular y cotidiano en los pesebres.
En España la elaboración de pesebres alcanzó un gran dinamismo al montar pesebres propios en talleres que se dedicaron a su comercialización.
Sobra decir que esto dio origen a la corriente artística belenista, destinada a las élites, mientras que los sectores populares recurrieron al trabajo artesano para elaborar los pesebres de sus hogares.
El pesebre llegó al Nuevo Mundo gracias a la labor evangelizadora de la Iglesia católica, pues los misioneros recurrieron a él como elemento didáctico que permitiera sobreponer la cosmogonía europea a la indígena.
Gracias a esto se establecieron talleres para hacer las figuras en Santafé, Pamplona y Popayán, pues se entendía la importancia de la cultura visual desde la perspectiva religiosa a la hora de crear la sociedad colonial.
Desde luego, muchas figuras llegaron de Quito, donde se habían establecido talleres artesanales con clara influencia de Flandes, por lo que tuvieron mucha aceptación por cuenta de sus tallas en madera policromada.
