La cartera total en Colombia ha mostrado una contracción significativa desde mediados de 2022, con una variación real negativa del -6,8% en diciembre de 2023.
Esta caída coincide con los aumentos en la tasa de política monetaria.
En los primeros meses de 2024, aunque la variación de la cartera total sigue siendo negativa, hay signos de recuperación.
La calidad de la cartera de crédito, medida como la proporción de cartera vencida sobre la cartera bruta, ha mostrado una tendencia creciente desde principios de 2023, alcanzando 5,2% en marzo de 2024.
Bogotá, julio de 2024. News Press Service. Este deterioro es particularmente preocupante en los segmentos de crédito de consumo y microcrédito, y podría limitar la disponibilidad de crédito y aumentar los riesgos financieros en el futuro. La cartera de crédito en Colombia es un indicador clave del dinamismo económico y de la salud del sistema financiero.
Refleja la confianza, el acceso a financiamiento, la estabilidad financiera y en general el apetito de crédito del país, que además de dar luces sobre tendencias del crecimiento económico futuro, alerta sobre posibles problemas en el mercado crediticio.
En particular, resulta útil analizar la cartera por modalidad de crédito, pues permite entender de una mejor manera la configuración del panorama crediticio del país. La cartera total, que incluye todas las categorías de crédito junto con las titularizaciones, ha mostrado un descenso importarte en su variación real desde mediados de 2022.
No sorprende que este movimiento coincida con los primeros aumentos en la tasa de política monetaria. De hecho, la cartera total empezó a tener una variación real negativa cuando la tasa alcanzaba su pico, a finales del primer trimestre de 2023. Desde ese entonces, esta ha mostrado un decrecimiento importante, alcanzando su punto más bajo en diciembre de 2023, cuando registró una variación anual real de -6,8%.
Sin embargo, en lo que va de 2024, parece haber un cambio en la tendencia. Si bien aún sigue en terreno negativo, los tres primeros meses del año presentaron variaciones cada vez menos negativas. De nuevo, coincide con el ciclo de relajación de la política monetaria y una inflación que viene ce diendo, que también influye en la variación real de la cartera.
El último dato para marzo fue de -5,4%, un punto porcentual menos negativo frente a la registrada en diciembre de 2023. Si se analiza el crédito comercial, que es un indicador del financiamiento para las empresas, se encuentra un comportamiento muy similar.
Durante la pandemia este indicador presentó un comportamiento mixto. Se observó un repunte temporal debido a las necesidades de liquidez de las empresas y posteriormente una caída importante hasta el segundo trimestre de 2021.
Después de una recuperación importante en 2022, el crédito comercial ha vuelto a caer, alcanzando un decrecimiento en su variación real anual de 6,4%. Este año ha empezado a recuperarse y en el tercer mes del año fue menos negativo, alcanzando -4,3%. Por el lado de la cartera de consumo, esta ha mostrado una evolución con variaciones reales mucho más exacerbadas. Se evidenció una recuperación significativa tras la pandemia, alcanzando un pico en junio de 2022, y luego cayendo drásticamente hasta diciembre de 2023, seguido por un estancamiento en lo corrido de 2024 en alrededor de -10,7%. Esta dinámica puede explicarse en gran medida por su alta sensibilidad a las tasas de política monetaria y la precaución y confianza de los consumidores en un contexto inflacionario.
El crédito hipotecario ha mantenido una estabilidad relativa a lo largo de los años. A marzo de 2024, la variación anual es de 0.4%, lo que representa un crecimiento leve pero positivo. Este es un notable avance frente al -3% observado en agosto de 2023. La estabilidad y mejora en la calidad de los créditos hipotecarios pueden estar influenciadas por las recientes reducciones en las tasas de interés para préstamos de vivienda y los esfuerzos de las instituciones financieras por ofrecer mejores condiciones de financiamiento. Este segmento parece beneficiarse de la creciente
demanda de vivienda y de políticas más favorables para los compradores. Por último, el segmento de microcréditos, dirigido a pequeños emprendedores y negocios, sigue mostrando un desempeño sólido, con un crecimiento real anual del 4,2% a marzo de 2024 y completando tres años de registros positivos.
Este crecimiento es crucial para la recuperación de la cartera, ya que los microcréditos promueven la inclusión financiera para quienes de otro modo no podrían acceder a préstamos formales. Esto podría reflejar una mayor resiliencia y adaptación de las pequeñas empresas a las cambiantes condiciones económicas.
Ahora bien, en este análisis resulta relevante también tener en cuenta el comportamiento de la calidad de la cartera, que es la relación entre la cartera vencida y la cartera bruta. Entre más alto sea este indicador, más cartera vencida tienen las instituciones financieras. En general, este indicador ha presentado una tendencia creciente desde inicios de 2023.
Esto es preocupante pues, de continuar así, podría tener implicaciones profundas para el sistema financiero. Para la cartera total, su calidad alcanzó 5,2% en marzo de 2024 (Gráfico 1). Las carteras de consumo y microcrédito han mostrado máximos históricos, al igual que la comercial y la hipotecaria que se mantienen en niveles relativamente altos.
Esto es preocupante, pues puede traducirse en un aumento en los riesgos de otorgamiento de crédito y, por tanto, en una menor disponibilidad de crédito, que podría tener implicaciones sobre el crecimiento. Para los consumidores y las empresas esto podría llevar a mayores costos y restricciones en su capacidad para financiar gastos e inversiones.
En el futuro cercano, el panorama monetario y crediticio en Colombia estará marcado por un entorno en el que el Banco de la República comienza a responder a un proceso de desinflación. Tras un periodo prolongado de política monetaria restrictiva, se anticipa que el banco central continuará su ciclo de reducciones de tasas de interés.
Esta evolución tiene el potencial de fomentar una mayor disponibilidad de crédito y revitalizar el dinamismo económico, facilitando el acceso al financiamiento tanto para los consumidores como para las empresas.
ANIF