Bogotá. News Press Service. La paz, esta palabra sencilla de tres letras, es pequeña pero inmensa para toda la nación colombiana, que a través de su historia se ha debatido en luchas internas por múltiples factores originados en desigualdades sociales, narcotráfico, y tenencia de tierras que han sido caldo de cultivo para el surgimiento de guerrillas, grupos paramilitares y muchas organizaciones al margen de la ley que han hecho que éste término sea únicamente ilusión
Pacificar al país es el principal objetivo que el presidente, Gustavo Petro, tendrá para el cuatrienio que estará en el cargo, para ello invitó a todos los grupos armados que delinquen en Colombia para que inicien procesos con los que abandonen las armas.
De lograr consolidar esta ambiciosa meta, las Fuerzas Militares tendrán un papel fundamental, pasando de la contención de las estructuras insurgentes o criminales, a sumarse al trabajo por el desarrollo del país.
“Convocamos, también, a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz y la no repetición definitiva de la violencia, a trabajar como dueños de una economía próspera, pero legal que acabe con el atraso de las regiones. Para que la paz sea posible necesitamos dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios”, expresó en su discurso de posesión.
En esa primera intervención, ya como jefe de Estado, Petro dio algunas puntadas de las labores en las que las fuerzas armadas se sumarán al trabajo para el desarrollo.
“Volveremos a construir distritos de riego con el Ejército y casas campesinas y caminos vecinales con los soldados de la Patria. Ejército, sociedad y producción pueden unirse en una nueva ética social indestructible”, añadió.
Incluso el mandatario manifestó que los equipos y vehículos que usan en la actualidad los militares en tierra, aire y agua servirán para sacar de la pobreza a las regiones.
“Los helicópteros y los aviones, las fragatas, no solo sirven para bombardear o disparar, también sirven para crear la primera infraestructura de la salud preventiva del pueblo colombiano. Solo si producimos seremos ricos y prósperos como sociedad”, agregó el mandatario.
No obstante, el presidente Petro no se refirió en su posesión a procesos que ya anunció su ministro de Defensa, Iván Velásquez, que marcarán esa transición que no será nada sencilla: la llamada ‘purga’ dentro de las Fuerzas Militares y el traslado de la Policía.
Se debe recordar, que precisamente el nombramiento del exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia supuso una prevención en su contra ya que buscara que los militares que tienen activas investigaciones se vean obligados a dar un paso al costado para la llegada de la cúpula que Petro quiere formar, según indicaron fuentes en el interior de esas instituciones.
Conformar una comandancia sin “manchas en el honor militar” y continuar con las investigaciones de los oficiales implicados en violaciones de derechos humanos será una de sus prioridades.
El otro objetivo, que el mismo ministro ha señalado se dará dentro de un proceso que tomará su tiempo, será el traslado de la Policía, del ministerio de Defensa a una nueva cartera que se establecerá en este gobierno
“Es un proceso en construcción, se tiene la definición de que la Policía salga del Ministerio de Defensa a un nuevo ministerio que posiblemente se cree, llamado La Paz, Convivencia y Seguridad. De todas maneras, tiene que ser un proceso en cuanto a otras reformas que deben ser planteadas en ese traslado, no es una acción inmediata” aseguró el ministro en una entrevista que concedió a la emisora La W Radio.
Y en su mira también estaría disolver al Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía o reformarlo y, en su lugar conformar una fuerza que controle los promotores de protestas y disturbios sociales, pero quienes estén en esta deben respetar a los manifestantes y no pueden verlos como enemigos, conociendo que las marchas se pueden desarrollar en convivencia y en el marco de los derechos humanos
PAZ ARMONICA
De acuerdo con el abogado Yesid Reyes Alvarado, en una columna publicada en el diario El Espectador, a” raíz del anuncio de buscar una paz total hecho por el presidente Petro, se ha desatado un intenso debate sobre el alcance de esa propuesta; poco a poco la discusión se ha centrado en si ella debe incluir solo a los grupos armados de orientación política o si tiene que abarcar a todas las estructuras delictivas al margen de la ley, es decir, a la criminalidad ordinaria organizada”.
Se entiende la paz como la armónica convivencia al interior de una comunidad social y, desde ese punto de vista, es lo menos que un Estado debe ofrecerles a sus ciudadanos; esa es la principal de sus obligaciones y su prolongado incumplimiento puede llevar a que un país sea calificado como un Estado fallido. Su importancia es tan evidente que el preámbulo de nuestra Constitución menciona la convivencia y la paz como propósitos que impulsaron al pueblo soberano a expedirla.
Explica que aun cuando actividades como las de la JEP y la Comisión de la Verdad llaman más la atención de los medios de comunicación, el Acuerdo de Paz firmado con las Farc se destaca entre todos los que se han suscrito en el mundo, por estar dedicado en un 70 % a las causas del conflicto armado. Desafortunadamente el gobierno que acaba de terminar no valoró la trascendencia de los compromisos que se acordaron en La Habana, por lo que su implementación fue muy reducida.
“Si no se avanza significativamente en la puesta en marcha de una reforma rural integral (anhelo ya perseguido desde hace casi 100 años por gobiernos como los de López Pumarejo y Lleras Restrepo), si no se hace más énfasis en los programas de sustitución de cultivos ilícitos que han demostrado ser muchísimo más eficientes que la aspersión con
glifosato y si no se dan pasos adicionales hacia una apertura real en materia de participación política, seguiremos muy lejos de alcanzar esa armónica vida en común que constituye el elemento cohesionador de cualquier sociedad”, advierte.”
“Que el nuevo presidente se plantee como meta la obtención de la paz total es muy esperanzador, porque si les asegura a sus ciudadanos una coexistencia pacífica —esa seguridad que tanto se reclama—, el Estado podrá dedicar más tiempo y recursos a consolidar la vigencia de otros derechos como los de la salud, la educación, el trabajo o la vivienda digna. Por eso creo que, sin cejar en el propósito de buscar una negociación con el Eln y sin dejar de lado el análisis de mecanismos que permitan llevar ante la justicia penal a los integrantes de organizaciones criminales, el gobierno debe centrar sus esfuerzos en la implementación del Acuerdo de Paz suscrito entre el Estado colombiano y las Farc”, escribe Reyes Alvarado
Concluye que si logra desarrollar una reforma agraria que ordene la distribución y explotación de la tierra, y consigue avanzar en un programa de sustitución de cultivos que no se limite a cambiar plantaciones ilegales por lícitas sino que garantice presencia estatal permanente en esos territorios, Gustavo Petro podrá reducir la desigualdad social —uno de los factores que más afectan la convivencia— y habrá dado un primer gran paso en la consolidación de la paz total.