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El economista.es
La Organización de Países Exportadores de Petróleo lleva años perdiendo peso en el petróleo mundial. La irrupción de nuevos y poderosos jugadores (EEUU, Canadá, Brasil…) y la marcha de algunos de sus miembros ha llevado a que su cuota de mercado disminuya poco a poco. En un intento por revertir esta situación, la OPEP, liderada por Arabia Saudí, buscó dar un golpe en la mesa con la creación en 2016 de la OPEP+, que amplió el cártel a otros miembros, entre los que destaca Rusia, que produce alrededor del 10% de la oferta mundial. Este nuevo grupo ha conseguido incrementar la cuota de mercado del cártel a alrededor del 50%, una cantidad más que notable, pero insuficiente para controlar de forma férrea el mercado. Para ello, la OPEP está buscando seducir a las nuevas ‘fuentes del petróleo’, aprovechando que todavía son ‘promesas’, el cártel está intentando convencer a Guyana y Namibia para que colaboren.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo, conocida como OPEP, fue formada en 1960 por Irak, Irán, Kuwait, Arabia Saudí y Venezuela. Desde entonces, la organización se ha ampliado hasta tener 13 miembros. En 2016 se conformó la OPEP+ (23 miembros en total) señalada anteriormente con el objetivo de tener más del 50% de toda la producción de crudo. Sin embargo, las luchas internas y los problemas por mantener la cuota de mercado han llevado a que Angola saliera del cártel el año pasado, debilitando levemente la posición de la OPEP.
En 2016, en gran parte como respuesta a la dramática caída de los precios del petróleo impulsada por los aumentos significativos en la producción de shale oil (petróleo de esquisto) de Estados Unidos, la OPEP firmó un acuerdo con otros 10 países productores de petróleo para crear lo que ahora se conoce como OPEP+. Entre estos 10 países se encontraba el tercer mayor productor de petróleo del mundo en 2022, Rusia, que hoy bombea alrededor de 9 millones de barriles de crudo.
La OPEP se reúne periódicamente para fijar objetivos de producción de petróleo y coordinar la producción para ayudar a gestionar los precios mundiales del petróleo para todo el grupo. El objetivo declarado de la OPEP es «coordinar y unificar las políticas petroleras entre los países miembros» para asegurar los precios para los productores, el suministro para los consumidores y el rendimiento del capital para los inversores, aunque el grupo es más conocido porel impacto de sus políticas sobre los precios mundiales del petróleo crudo, aseguran desde el Departamento de Energía de EEUU. Una mayor cuota de mercado es sinónimo de un mayor control de los precios y, lo más importante, una mayor maximización del beneficio, es decir, lograr un mayor margen por cada barril de petróleo vendido. El peligro de ver reducido su dominio del mercado está llevando a la OPEP a buscar fuera nuevos ‘jugadores’.
La OPEP busca a las promesas del petróleo
Como sucede en el fútbol, para lograr una gran plantilla sin la necesidad de desembolsar barbaridades de dinero resulta interesante tener buenos ojeadores que encuentren jugadores jóvenes que empiezan a despuntar, pero que todavía no se encuentran entre los mejores del mundo, por lo que suelen ser mucho más asequibles que las grandes estrellas. Esto es lo que ha debido pensar la OPEP, viendo que el nuevo petróleo llega o llegará desde países que han descubierto recientemente su potencial, los negociadores del cártel se han puesto manos a la obra para convencer a los dirigentes de Guyana y Namibia para que se adhieran a la OPEP+.
La promesa es la de siempre: formar parte del cártel ayuda a obtener un mayor margen por cada barril de petróleo vendido a cambio de constreñir de la oferta mundial de crudo. Los oligopolios no son sanos para la economía en general, pero sobre todo para los consumidores (pagan un precio más alto). Sin embargo, la otra cara son los oligopolistas, que se llevan la parte de la ‘tarda’ que pierden los consumidores. Por otro lado, la OPEP ofrece asesoramiento a sus miembros sobre cómo explotar su crudo y a veces facilita la inversión en los países que tienen problemas para encontrar la tecnología y el personal cualificado para obtener el máximo rendimiento de su crudo.
El último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre las previsiones a medio plazo del petróleo destacaba este aspecto: «La alianza OPEP+ verá su participación en la producción mundial de petróleo disminuir por debajo del 50% a partir de este año, a medida que los países que no pertenecen a la OPEP+ dominen el crecimiento. Angola abandonó el grupo a principios de 2024, reduciendo sus filas a 22 miembros. Brasil ha firmado la ‘Carta de Cooperación’ de la OPEP+, pero este acuerdo no somete al país a cuotas de producción. Como tal, Brasil permanece en nuestra clasificación fuera de la OPEP+. Mientras tanto, la alianza de productores está intentando cortejar a países como Guyana y Namibia como posibles nuevos reclutas», aseguran desde la AIE.
Brasil no se ha comprometido a recortar su producción de petróleo ni a seguir los acuerdos firmados en el seno de la OPEP+, de modo que, aunque se considera un país aliado del cártel su producción de petróleo debería seguir rigiéndose por los inventivos que lanzan los precios y el mercado: si el petróleo es rentable, Petrobras producirá más petróleo. El caso de Namibia y Guyana es todavía más incierto, puesto que ninguno de los dos países ha dicho que se vaya a adherir a la OPEP+, aunque todo hace indicar que ya se han producido conversaciones.
Guyana es una auténtica promesa del petróleo. Su breve pero intensa historia se puede resumir de la siguiente manera: Guyana ha registrado un fuerte crecimiento en su producción de crudo en los últimos cinco años. Su primer barril de petróleo salió a la superficie en 2019, ahora está bombeando algo más de 600.000 barriles diarios. El consorcio liderado por ExxonMobil ha seguido haciendo descubrimientos en el prolífico bloque Stabroek, donde las estimaciones actuales de recursos equivalentes de petróleo recuperables se sitúan en cerca de 12.000 millones de barriles. Se espera que en los próximos tres años se pongan en funcionamiento tres buques FPSO que añadan un total de 750.000 barriles más, lo que llevaría a Guyana a producir un tope de 1,3 millones de barriles al día.
Aunque el caso de Guyana y la OPEP es bastante opaco, sí se han producido algunos cruces de declaraciones que revelan cierto interés por parte del cártel. En verano de 2023, uno de los máximos mandatarios de Guyana declaró que «no hemos sido invitados formalmente a unirnos la OPEP. Eso es algo que no nos interesa. Sin embargo, hemos sido invitados a participar en las reuniones del cártel«, aseguró un alto miembro del Gobierno a Reuters. Horas después apareció un portavoz de la OPEP para negar todo y asegurar que no habían invitado a Guyana para integrarse en el cártel… ‘Cuando el río suena, agua lleva’.
Vicente Nieves