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Por Ricaurte Losada Valderrama
Me parece que no habría nada más propicio por estos días que apartarme del análisis y tratamiento de tantos y tan agudos problemas y temas, algunos de los cuales hieren casi a diario el alma nacional, para ocuparme, enviándoles a todos los lectores un especial saludo de fin y comienzos de año.
Por ello se me ha ocurrido pensar, así sea con expresiones un tanto ideales que de pronto, muchas de ellas puedan quedar en el aire, pero como el camino se hace al andar, los siguientes sentimientos, espero que se adhieran al alma de quienes los lean para que ojalá seamos capaces de cambiar la cultura y, en consecuencia, nuestros procedimientos y actuaciones, en muchas ocasiones egoístas, por unas de cordialidad, entusiasmo, vigor e integración que nos permitan la superación necesaria para proyectarnos más hacia metas y destinos superiores.
Si bien, tenemos una inmensa riqueza, manifestada en tantos y tan variados aspectos, entre ellos nuestra diversidad que hemos muchas veces convertido en un problema qué bueno y necesario que aprovechemos estos días finales del año y los de comienzo del siguiente, para procurar algunas reflexiones de fondo, a través de las cuales nos encausemos por mejores destinos.
Por ello, reflexionemos sobre la siguiente plegaria:
Como la navidad es nacimiento, debemos volver a nacer. Que, ojalá en cada día renazcamos, renovándonos siempre, para que, con cambios positivos que nos muevan en torno de ideales superiores contribuyamos de verdad en la búsqueda del bien común.
Que la navidad sea primero un encuentro con nosotros mismos, y luego un encuentro con los nuestros y con los colombianos, para entender que el país nos pertenece a todos y que todos debemos trabajar por él.
Que la navidad sea el puente que reúna los corazones. Que por estos días, y ojalá por siempre, se abran los corazones, abriendo primero los nuestros.
Que el aire de estos días, los que vienen y ojalá, todos los restantes de nuestras vidas, sean de amor, de muy gratos y felices recuerdos, de alegría, esperanza, tranquilidad, entusiasmo, perdón, paz, entendimiento, amistad, reconciliación, fraternidad, libertad y unión, para hacer el bien, para fortalecer los lazos afectivos, para abrir los corazones, para compartir desde nuestros hogares lo mejor de nosotros mismos, para compartir la vida caminando hacia el futuro, y para estar, al lado de nuestros seres queridos.
Que, por estas épocas, nuestros espíritus recobren la edad de la infancia y que nuestros corazones se iluminen con la felicidad de los recuerdos.
Que la navidad sea una oportunidad de reconciliación y que su fantasía sea el mejor alimento del alma.
Y en cuanto al año que ya viene, que, en él, como poco lo hemos hecho, proyectemos en grande, para que nos apartemos de lo que hemos hecho casi siempre, proyectar más y ejecutar menos.
Que Dios nos abrigue a todos, como a todos los nuestros; que abrigue a Colombia, agobiada por tantos males y que los deseos para el 2024, cuando menos nos intenten reunir en un solo corazón.
Salud y vida, con la invitación a tener fortaleza para sobreponernos a tantas circunstancias adversas que nos deja el 2023 y a crear condiciones para llenar de esperanzas posibles el 2024.