

News Press Service
La Nación
WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este viernes que su par venezolano Nicolás Maduro ha ofrecido “de todo” para evitar un conflicto abierto, y confirmó que sus fuerzas en el Caribe atacaron otra embarcación, esta vez un submarino “cargado de droga”.
En este ataque podría haber supervivientes, según reportes de prensa, una posibilidad que el secretario de Estado, Marco Rubio, no quiso confirmar.
La Casa Blanca informó al Congreso norteamericano que los ataques fueron parte de una guerra contra el narcoterrorismo, lo que plantea la posibilidad de que los sobrevivientes del ataque sean tomados como los primeros prisioneros de guerra de esa campaña.

“Atacamos un submarino, y era un submarino que transportaba drogas construido específicamente para el transporte de grandes cantidades de drogas”, dijo Trump cuando recibía a su par ucraniano, Volodimir Zelensky, en la Casa Blanca.
En la misma conferencia de prensa, al ser consultado por un reportero sobre un informe de que Maduro había ofrecido “todo”, incluidos los recursos naturales del país, para asegurar un acuerdo con Estados Unidos, Trump dijo: “Lo ha ofrecido todo. Tiene razón. ¿Sabes por qué? Porque no quiere joder con Estados Unidos”.
El secretario de Estado estadounidense Marco Rubio no negó que hubiera sobrevivientes, pero dijo repetidamente que los detalles se darán a conocer más adelante.
Antes de la operación del jueves, ataques militares estadounidenses contra presuntos narcotraficantes frente a Venezuela causaron la muerte de al menos 27 personas, lo que generó alarma entre algunos expertos legales y legisladores demócratas, quienes cuestionan si la actual administración se apega cumple con las leyes de guerra. Trump, por su parte, argumenta que Estados Unidos se encuentra en guerra con grupos narcoterroristas de Venezuela, lo que legitima los ataques.
Dilema norteamericano
Por el momento, la Marina está reteniendo a las dos personas a bordo de un buque de guerra en aguas internacionales, lo que marca la primera vez que el Ejército norteamericano se encuentra con detenidos por la campaña de seis semanas de Trump de atacar a presuntos traficantes de drogas como si fueran combatientes de guerra.
La Casa Blanca enfrenta ahora un dilema sobre si liberar a las dos personas, declarar que puede retenerlas como detenidos de guerra de manera indefinida, o entregarlas a las autoridades civiles para su procesamiento —un conjunto importante y complicado de nuevos problemas legales y de política que podría someter a escrutinio judicial la base legalmente controvertida de su campaña militar en desarrollo-.