News Press Service
Por Carlos Villota Santacruz
Después de conseguir una victoria histórica en las urnas, Javier Milei se convirtió en presidente electo de Argentina. Posteriormente se juramentó como Jefe de Estado de un país sumido en la corrupción, pobreza e inseguridad.
Con más de 40 días en el cargo ha tomado decisiones para eliminar el gasto público, toma vuelos comerciales con un equipo reducido de su Gabinete y conversa con los ciudadanos en aire, tierra, mar y redes sociales.
Milei sabe que los primeros meses de su administración no serán fáciles. Está adoptando medidas impopulares. Sin embargo, todas las acciones públicas van en beneficio de los argentinos.
Lo que apunta Javier Milei es a fortalecer la investidura presidencial, dejar atrás los odios, las peleas, las intrigas y desilusiones. Lo que quiere es Gobernar. Edificar una gerencia diciendo la verdad. Le está dando «vida a la Libertad».
En otras palabras, su liderazgo va más allá de las fronteras de Argentina. Lo demostró en la Cumbre Mundial Económica en Davos Suiza, donde advirtió a la comunidad internacional que América Latina está en peligro la «Libertad y Democracia» por la amenaza del socialismo, el populismo y los Gobiernos de izquierda».
Milei habla claro y directo. Sea en la Antártida, en la calle, en una cumbre presidencial o en un vuelo comercial. «Nunca en la historia reciente del país suramericano un presidente ha estado tan cercano a la gente».
Lo más curioso. Es que la gente le dice que lo apoya. Que siga adelante. Que no tenga miedo. «Que le de cara y vida a la libertad en Argentina», en un efecto «domino para América Latina y el mundo», sacudido por bajas temperaturas como el caso de Estados Unidos y altas temperaturas como en Colombia, Ecuador, Perú y Panamá.
Milei es un líder auténtico en la tercera década del siglo XXI. «No impone nada a su antojo. Lo hace con estadística. Siempre está abierto al dialogo. Busca la concertación. Motiva e inventiva a su Gabinete y los ciudadanos a construir país.
Cuando Javier Milei se toma fotos con la gente en un vuelo comercial entre Buenos Aires (Argentina) y Davos (Suiza) le está dando importancia. Los escucha, asume sus problemas y enciende una luz para buscarle solución.
Lo que viene en adelante, es una comunicación de Gobierno robusta, coherente y ágil en procura de la toma de decisiones por parte del presidente de Argentina Javier Milei y su Gabinete. «Informa a los ciudadanos de lo que se va hacer. Se crea un espacio de consenso y se abre un estadio de preguntas sobre que les gustaría que se hiciera.
Los 100 primeros días de administración pasan en el tiempo de una manera impresionante y despiadada. Javier Milei ha mostrado un estilo de Gobierno. No se sale del libreto. La gente está percibiendo un cambio en Argentina. Lo hace como Jefe de Estado. «Está demostrando de que está hecho. Por qué la gente lo eligió. Sus capacidades para conducir el país», dice Julio Gorosito (pensionado).
El Gran Reto de Milei
En los meses que están por venir en el año 2024, Javier Milei no puede bajar la guardia en la acción política de cambio. «Debe ser una persona humilde, amable y servicial».
En otras palabras, no puede perder la meta. Tampoco la objetividad. Debe dejar de lado la vanidad. Por encima de él y de su Gabinete está la solución de los problemas económicos, sociales y seguridad de los argentinos de nacimiento y adopción.
Deberá actuar en el terreno local, regional, nacional e internacional de manera ecuánime, compromiso, competencia y sensatez.
Si no lo hace, Javier Milei puede terminar convertido en demagogo que está esperando aplauso y reconocimiento de sus más cercanos colaboradores «amigos y familiares».
Esta actitud lo conducirá a una acción pública falta de objetividad. Aparecerá la «fachada del poder en lugar del poder real. Es decir, un poder sin forma, sin fondo y mucho menos contenido».
En mi calidad de consultor político, he podido comprobar en el ejercicio profesional en Colombia y el exterior «que la democracia no es un estado, no es un régimen, es la acción que, sin cesar, tiene un presidente, a través de su liderazgo, su voz. Un trabajo 24/7 que recibirá aplausos y manifestaciones en las calles.
El reto es que sean más los aplausos y el abrazo espontáneo de la gente en reconocimiento a la gestión que las descalificaciones de sus compatriotas en la calle, en redes sociales y los escenarios de orden nacional e internacional.
Por ello, Javier Milei no debe gobernar para las encuestas. Debe gobernar para la gente. Para quiénes hoy, quieren abandonar Argentina (jóvenes y adultos) por falta de oportunidades.