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Por GERNEY RÍOS GONZÁLEZ
Concepto relacionado con el término emergencia, resultado que surge de la conectividad de un acumulado de factores influyentes conjuntamente en una medida precisa. En concordancia con Joseph O’Connor y Ian McDermott, propiedad emergente es aquella característica única, resultante de las interacciones del sistema.
Cualquier procedimiento genera una propiedad emergente, independiente de si la perspectiva humana es o no capaz de identificarla y/o interpretarla adecuadamente, e incluso, más allá de si es agradable o no.
El comportamiento de uno o más miembros del equipo, la descompostura de un mecanismo, la situación climática o fluctuación en la economía mundial, son resultantes del conjunto de interacciones generadas al interior del sistema, lo cual supera el juicio de valor, considerado benéfico o perjudicial. Surge la necesidad de reestructurar el paradigma de las iniciativas de cambio, orientadas a satisfacer una perspectiva individual sobre efectos evidentes y no a causas profundas, más allá de las propiedades intrínsecas y naturales del sistema.
Al desocupar un frasco convencional, el efecto “cuello de botella” hace el proceso lento, pues a través de la “garganta” deberá transitar el líquido que sale y el aire que ingresa a sustituir el recurso hídrico, totalmente razonable. Dicha demora[1] es una propiedad emergente, asociada a la viscosidad, presión atmosférica, gravedad y otros elementos nada despreciables, ejemplo sencillo y aceptable.
Curioso encontrar que el sentido común desaparece cuando surge embotellamiento en el tráfico; se olvida que es una propiedad emergente provocada por la transición de un segmento de carretera de mayor o menor capacidad vehicular, junto con el volumen significativo de automóviles, escenario propio de una hora pico. En esta situación, la bocina funciona como medio de expresión en reemplazo de su función original, cual es hacer un llamado para que un ser vivo se percate de la presencia del coche; molestar resulta una táctica apropiada.
¿Si en la dinámica de fluidos la solución a los problemas de circulación vial resulta obvia, por qué en un embotellamiento de tráfico no? La estrategia de pensamiento logístico entra en concordancia con esta perspectiva y se ocupa en discernir las restricciones, generar modelos cada vez más eficaces, eficientes, efectivos y productivos.