Documentos News Press Service
Huellas XX
Por Gerney Ríos González
“La paz es hija de la convivencia,
de la educación, del diálogo.
El respeto a las culturas milenarias
hace nacer la paz en el presente”.
Rigoberta Menchú
El general Freddy Padilla de León, Embajador de Colombia en Austria, al recibir el título “Guardia de los Derechos Humanos Ancestrales”, por su destacada labor de promoción y desarrollo de los Derechos Humanos, su comprensión cosmogónica y apoyo a la causa indígena milenaria, aseveró que,”al tener la certeza, como dijera en múltiples ocasiones Rigoberta Menchú –lideresa indígena guatemalteca, defensora de derechos humanos y premio Nóbel de Paz– que la “paz es hija de la convivencia, de la educación, del diálogo”, y que sólo será posible construir la paz –esa que hemos anhelado y soñado en Colombia– en el respeto por la Madre Tierra y por las diferencias, y combatiendo toda forma de discriminación, de inequidad, exclusión, intolerancia, xenofobia, racismo, pobreza e injusticia social.
Sin embargo, es la indiferencia el eje que nutre la discriminación en la que germina la falta de conciencia social. Los vientos de paz que han refrescado la historia de Colombia brindan la ocasión necesaria para enderezar con equidad y justicia, de una vez y para siempre, el destino de nuestros pueblos milenarios. No imponiéndoles aquellos que desde el Estado se cree indispensable, sino reconociendo los derechos que esa comunidad ha demandado por años”.
.
Subrayó el general, Padilla de León, excomandante de las Fuerzas Militares de Colombia que, “durante la construcción de la paz, y la etapa de postconflicto, deberán ser sanadas las heridas causadas a los pueblos indígenas de Colombia en la media década de conflicto. Los pueblos arhuacos, arsarios, cofanes, cubeos, desanos, emberaes, guambianos, koguis, koreguajes, nasa, nukaks, paeces, pijaos, uitotos, ticunas, tucanos, sionas, sikuanis, wayúus, wiwas y yanaconas, entre otros, demandan urgentes medidas que permitan garantizar el derecho de consulta y consentimiento previo de esos pueblos, la implementación de políticas económicas, de integración y ‘buen vivir’; la criminalización de conflictos sociales y la judicialización de los responsables de la persecución indígena y el derecho a la participación de la mujer indígena”.
“Precísamente, el plan estratégico delConsejo Consultivo de los Pueblos Indígenas de la Comunidad Andina contempla, la preocupación por el cambio climático, el derecho de las naciones originarias sobre territorios y la participación e incidencia en las políticas públicas regionales y nacionales que les haya afectado o que les puedan afectar.
Para que ello sea posible, el primer paso recae en el Estado, que tiene la responsabilidad de propiciar escenarios en los que el diálogo constructivo sea constante y caracterizado con la participación de la ciudadanía”, enfatiza el ingeniero industrial de la Universidad Javeriana, Freddy Padilla de León.
Precisamente, Jhony Aparicio, canciller de CONPICAN, afirma: “Los Derechos Humanos deben conocerse, promoverse y defenderse para evitar la privación y la ignorancia de los mismos, ya sea por omisión o acción de quienes tienen el deber de garantizarlos y hacer efectivo su goce”.
Y agrega, “así mismo se refleja la grave situación de vulneración de los Derechos Humanos y especiales de los pueblos indígenas que enfrentan en sus territorios ancestrales, conminándolos al exterminio de la riqueza cultural y lingüística de la nación colombiana a causa de la violencia sistemática que los obliga a huir a las ciudades y establecerse donde recibieron atención humanitaria, fueronescuchados y mitigadas de forma temporal sus necesidades, experimentando el goce efectivo de sus derechos que les profanaron en su momento”.
El general Padilla de Léon, con dolor profundo describe que los originarios, “huyen de condiciones de pobreza extrema y marginalidad, de inequidad, de exclusión… Huyen del hambre con la esperanza de recibir en las ciudades aquello que precisan para una vida digna. Pero, en las ciudades son degradados en muchas ocasiones, sometiéndoles a condiciones de explotación.
Sin embargo, los pueblos indígenas de Colombia proclaman su libertad, identidad cultural y amor por la madre tierra. Nuestros hermanos indígenas se han estructurado en las mejores universidades para asumir responsabilidades en el tercer milenio, por tanto, en los ministerios de agricultura y cultura deben asumir su liderazgo para construir Estado- Nación”.
Decía el poeta wayúu Vito Apüshana –nacido en Parashi, Serranía de Jalala, en la Alta Guajira–: “Crecemos, como árboles, en el interior / de la huella de nuestros antepasados. / Vivimos, como arañas, en el tejido / del rincón materno. / Amamos siempre a orillas de la sed. / Soñamos allá, entre Kashii y Ka- (el Luna y el Sol), / en los predios de los espíritus. / Morimos como si siguiéramos vivos”.
Y el dirigente Indígena Gerardo Antonio Jumí Tapias, senador de 2002 a 2006, reitera que los pueblos indígenas no deben limitarse a “negociar servidumbres, indemnizaciones de daños y perjuicios morales, sino que debemos pensarnos como gobernantes, en consecuencia, es necesario cambiar el modelo y concepción relacionados con nuestro medio, las transnacionales y los Estados”, e insta a la necesidad de “construir un sistema de economía indígena, de la mano de cuatro principios: aprovechamientos sustentables, redistributivos, solidaridad y comunitariedad”.
“Grandes retos para grandes e históricos pueblos. Por ello, convencido de la necesidad de generar espacios y climas que transformen el relacionamiento intercultural, de superar las taras que limitan la convivencia pacífica, acepto con orgullo el honor que me confieren como ‘Guardia de los derechos humanos ancestrales’, ratificando mi compromiso para enfrentar toda forma de discriminación, misoginia, inequidad, exclusión, intolerancia, xenofobia, racismo, injusticia social y pobreza que afectan no sólo a los pueblos indígenas, sino también a los pueblos afro descendientes de nuestra amada nación.
La paz es posible.
La paz es el camino hacia la reconciliación y reconstrucción del tejido social”, proclama el general Freddy Padilla de León.