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Por Ricaurte Losada Valderrama
La Semana Santa que es de pasión, oración, recogimiento y reflexión, pero también de paseo y descanso, es aprovechada por algunos colombianos y debiera serlo por muchos más, para tratar temas vitales para el país, entre ellos el que tiene que ver con los derechos humanos y el Sistema Interamericano de Derechos, tan nuestro, tan importante y tan lento en el proceso ante la Comisión Interamericana, debido a la violación constante de los derechos en los Estados que hacen parte de él y a la falta de decisión de ellos para dotar al Sistema de mejores medios que eviten la inmensa congestión que se presenta.
Por lo tanto, entre las muchas pedagogías que se deben realizar en Colombia, es prioritaria la de los derechos humanos que debe comprender la del cumplimiento de los deberes.
De esas pedagogías la que tiene que ver con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos que hace parte la OEA, reviste capital importancia por ser la persona su centro y conformar con el Sistema de Defensa de los Derechos de Naciones Unidas, las dos únicas instancias a las cuales pueden acudir quienes en América son víctimas de la violación de derechos sin conseguir justicia en las jurisdicciones internas.
Entonces, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos tiene para Colombia y para los Estados que hacen parte de él, especial significación e importancia en la defensa y protección de los derechos humanos, hecho que conlleva a la defensa y protección de la democracia.
Dentro de este panorama la Convención Americana sobre Derechos Humanos es el principal instrumento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y, por lo tanto, el eje central para la protección de los derechos en el Sistema Interamericano que se inspira como todos los tratados sobre la materia en valores comunes superiores.
Como en todos los procesos, tanto en la jurisdicción interna como en la internacional, influye en la defensa de los derechos en la Comisión Interamericana el contexto social y político bajo el cual se actúa y decide.
Y para el sistema interamericano no solo es su misión proteger de manera subsidiaria y complementaria los derechos humanos, a través del cumplimiento de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sino también de los restantes instrumentos internacionales de defensa y protección de ellos. Así ha procedido la Comisión, posición ésta necesaria y conveniente para la promoción y defensa de los derechos, avalada y respaldada por la Corte Interamericana.
En varias ocasiones, en sus informes y resoluciones, la Comisión ha invocado correctamente “otros tratados concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados Americanos”, con prescindencia de su carácter bilateral o multilateral, o de que se haya adoptado o no dentro del marco o bajo los auspicios del Sistema Interamericano.
Conclusión: se impone crear en Colombia una cultura de defensa y protección de los derechos y de acatamiento y aplicación del derecho convencional.
@ricaurtelosada