

Por Alberto Restan Hincapié
Bogotá, agosto de 2025. News Press Service. Hechos de violencia se han registrado en Colombia dejando una estela de víctimas en acontecimientos sucedidos en los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca.
En la ciudad de Cali un ataque con explosivos arrojo 18 muertos, mientras en zona sur de Antioquia, en Amalfi, un helicóptero fue derribado con un dron dejando 12 fallecidos.
La aeronave trasladaba personal para erradicar cultivos ilícitos en esa región de Colombia.
«Hoy ha sido un día de muerte».
Con esa frase se refirió el presidente de Colombia, Gustavo Petro, al ataque con explosivos que sacudió la ciudad de Cali y al derribo de un helicóptero de la policía en Amalfi, Antioquia, ocurridos este jueves, y que han dejado al menos 6 civiles y 13 policías muertos respectivamente, según las autoridades locales.

La Secretaría de Salud Pública de Cali añade al balance 71 heridos y 4 pacientes en estado crítico tras el ataque llevado a cabo con cilindros bomba.
El presidente vinculó este ataque y el de Antioquia a disidencias de las Farc.
Antes, en la misma red social, el presidente atribuyó el ataque al helicóptero policial al Frente 36 de las disidencias.
La Fiscalía, por su parte, habla de la posible autoría de la estructura «Jaime Martínez de las disidencias de las Farc», según informaciones preliminares, en el atentado en Cali.
Y coincide con Petro en que las primeras diligencias apuntan al Frente 36 en el derribo del helicóptero en Amalfi.
Ningún grupo armado se ha atribuido la autoría de los ataques. Desde 2016, diversas disidencias de las Farc emergieron tras el acuerdo de paz entre gobierno y la mayor parte de esta guerrilla.
Desde entonces, las disidencias han sufrido escisiones, generándose un escenario de conflictos simultáneos en los que confluyen varios grupos armados fragmentados.
Los ataques de este jueves se produjeron entre repetidos cuestionamientos a la «paz total» de Petro.
Voces opositoras vinculan esta política que prometió más diálogo y conciliación con grupos armados con el deterioro de la seguridad en Colombia que, aunque no alcanza los niveles de hace décadas, hace mella en la percepción ciudadana.
Valle del Cauca y Cauca, blancos frecuentes de ataques
Según la policía, el ataque en Cali, realizado con cilindros bomba, tenía como objetivo la base aérea Marco Fidel Suárez, en el norte de la ciudad.
Testigos en el terreno contaron a la agencia de noticias AFP que escucharon explosiones cerca de la base, que había muchas personas heridas y que varias viviendas resultaron dañadas.
Diversos edificios fueron evacuados y la alcaldía informó de cierres de calles y restricciones en la circulación.
En la misma zona se detectó de la presencia de una furgoneta con cilindros
bomba en su interior, aunque luego se descartó que estuvieran cargados.
El alcalde Alejandro Eder ofreció una recompensa de hasta 400 millones de pesos (US$100.000) «a quien brinde información que permita identificar y capturar a los responsables».
Valle del Cauca, departamento que tiene como capital Cali, ha sido blanco frecuente de ataques en los últimos meses.
El pasado 10 junio se atribuyó también a las disidencias la responsabilidad de una oleada de explosiones y ataques armados en Cali que se saldaron con siete muertos.
Otros 12 atentados ocurrieron en el vecino departamento del Cauca, muriendo 8 personas.
En esta región del país confluyen varias disidencias de las Farc, facciones herederas del paramilitarismo y el ELN.
Todos grupos que se disputan el control territorial y mantienen una pugna armada entre ellos y contra el Estado colombiano.
Cali es la tercera ciudad más poblada de Colombia, con alrededor de 2,2 millones de habitantes.