Bogotá, abril de 2024. News Press Service. La difícil situación económica de la mayoría de colombianos, hace que la gente se ingenie toda clase de actividades para conseguir el sustento diario y en Bogotá no es la excepción en donde, en calles, avenidas, parques, en la plaza de Bolívar y en todos sus rincones vendedores ambulantes ofrecen diversidad de artículos.
Los buses articulados de Trans Milenio que atraviesan la ciudad, de más de 10 millones de habitantes, son escenarios precisos para que los más necesitados invoquen ayudas para poder llevar algo de comida a sus abuelitos, hijos o a personas internadas por enfermedades en clínicas y hospitales.
La gran gama de ofertas en los buses del Sistema Integrado de Transporte de Bogotá es infinita, dulces, golosinas, libros didácticos, la biblia, presentaciones de payasos y también títeres hacen que los pasajeros se distraigan durante los viajes, a veces difíciles por la inmensa demanda de la metrópoli.
TITERES
Los títeres o marionetas son figuras de seres humanos, animales o seres enfantásticos elaborados en todo tipo de materiales y dimensiones, que son manejados por una persona para hacer representaciones teatrales. Los títeres se caracterizan porque su movimiento depende de la mano del titiritero (la persona que lo acciona). Las marionetas están sujetas a hilos que el titiritero tiene que mover desde arriba.
Se presume que los títeres y marionetas han existido desde los inicios de la civilización, no solamente como objeto de entretenimiento, sino como medio de educación.
La historia de los títeres está muy ligada con la historia del teatro. En el siglo XVI los títeres abordan los personajes populares. En el siglo XVIII este tipo de teatro es representado, no sólo en teatrillos ambulantes, sino también en los círculos más selectos de la sociedad.
En el XIX el teatro de marionetas siguió interesando a intelectuales y artistas y su proliferación fue tanta que grandes autores escribieron para este teatro. En el siglo XX los muñecos se introducen en el cine y la televisión y se empieza a trabajar con fines educativos con niños.
Los títeres llegan a América traídos por los españoles. En Colombia la primera referencia aparece en 1798 cuando un titiritero español obtiene permiso para trabajar en Cali.