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Japón ha descartado la posibilidad de que las mujeres de la familia imperial puedan acceder al Trono del Crisantemo y reinar como emperatrices. Según la prensa nipona, el panel de expertos promovido por el gobierno de Japón que se encuentra trabajando para dar una solución a la incipiente crisis en la sucesión al trono imperial ni siquiera considerará esta opción, en contra de la opinión pública y de las últimas encuestas realizadas en el país, donde la mayoría sí es favorable a la idea de que una mujer pueda ser monarca.
Prevalece así la opinión que tiene sobre este asunto el gobierno conservador del primer ministro japonés, Yoshihide Suga, partidario de la idea de que, para preservar el linaje del la familia imperial japonesa, la línea de sucesión debe ser exclusivamente masculina.
Así lo establece la actual ley por la que se rige la casa imperial al determinar que solo pueden subir al trono los descendientes varones del emperador. Las princesas están excluidas de la línea de sucesión y además pierden su estatus si se casan fuera de la familia imperial, por lo que también quedan excluidos de la sucesión sus hijos independientemente de que nazcan hombres.
El problema es que hace años que los descendientes varones del emperador escasean. El nuevo emperador, Naruhito, ha tenido solo una hija, la princesa Aiko, por lo que a su muerte será su hermano, el príncipe heredero Fumihito, quien sea entronizado emperador. Este último príncipe sí tiene un hijo, el príncipe Hisahito, pero aparte de ellos dos no quedan más hombres en la familia que el príncipe Hitachi, tío del emperador, de 85 años.
Por tanto, y en caso de que cuando sea mayor Hisahito no tenga hijos varones, cabe la posibilidad de que familia imperial se extinga.
Para encontrar una solución a este problema, el gobierno de Japón anunció hace algunos años que crearía un panel de discusión. Fue entonces cuando algunos miembros de la oposición defendieron la posibilidad de incluir a las mujeres de la familia imperial en la línea de sucesión, pero ahora dicho panel ha descartado considerarla siquiera. Una opción que al parecer sí sigue sobre la mesa consiste en reformar la ley para que las princesas no pierdan su estatus al casarse fuera de la familia imperial. De esa manera, sus descendientes varones podrían engrosar una línea de sucesión de la que, en la actualidad, forman parte solamente tres príncipes.