Por Gerney Ríos González, director Centro Andino de Estudios
Los puertos colombianos están situados en ciudades que no permiten su ampliación; el medio ambiente condiciona la composición de infraestructura, el proceso es lento y litigioso, verbigracia, las objeciones del Ministerio de Ambiente a la construcción de la obra de transbordo de Bahía Málaga en aguas del Pacífico.
La cartera de política ambiental, presentó un análisis del tema, con tres reparos básicos al desarrollo de la dársena de enlace. Por un lado, la posible afectación de las ballenas que por temporadas visitan la Bahía, las repercusiones en las comunidades indígenas que viven de la pesca y, por otra parte, el temor a las consecuencias en la conformación de las pequeñas islas que rodean a Málaga.
Las impugnaciones son superables según la Gobernación del Valle, – parte decisiva en la sociedad promotora del proyecto-, dependiendo del diseño a estructurar para la terminal, minimizando los impactos que sufrirán los habitantes del territorio con el delineamiento de muelles flotantes.
Otra propuesta del Departamento y los inversionistas internacionales: los accesos hacia el abra en Bahía Málaga se ejecuten a través del ferrocarril lo cual significaría menores costos. En la entrada del Océano Pacífico, existe una carretera de 108 kilómetros en estado regular y paralelo a este camino, se podría llevar el tren. El puerto no necesitaría una vía en la medida que se enfoque solo en el traslado de mercancías de grandes buques a otros más pequeños y se utilice la línea férrea para sacar los productos.
Málaga es fundamental para el desarrollo de Colombia, aquí no se puede pensar solo en un puerto de transbordo; la competencia para este tipo de terminales es amplia y depende de aspectos de orden internacional. Los apostaderos de esta categoría geologística y ecoestratégica deberán ir acompañados con movimientos nacionales, dado que una manera de anclar las líneas marítimas es la existencia de carga local; sin esto, el enlace puede desplazarse fácilmente a otro fondeadero.
Geologística es la suma de geopolítica, economía y logística, aplicada a la perfecta sinergia organizacional. La ciencia que evalúa la proyección espacial del cuadrante factor humano, geografía, poder y Estado-Nación, con ubicación presente y futura en el concierto de los países del mundo es la geopolítica, ciencia que estudia los factores económicos, raciales, habitación de las sociedades humanas, la producción de las materias primas, su transformación industrial y la descripción de la tierra desde el punto de vista de las producciones del suelo, la distribución de los vegetales en la superficie terrestre, las lenguas, los límites de los pueblos, la forma del globo y su posición en el sistema planetario.
Málaga es factible buscando el equilibrio entre desarrollo y ambiente, situación presentada sin problemas en otros espacios del universo; en la bahía existen instalaciones portuarias donde opera una base militar, desarrollando ciencia, tecnología y soberanía prospectiva.
El mejoramiento de los puertos tomó lustros en otros países costaneros, dedicados al comercio y recibo de mercancías. Colombia no es eficiente en este aspecto y la firma de TLC nos halló en “veremos”. Es vox populi que los gobiernos han sido parsimoniosos y corruptos en la construcción de carreteras, firma y trámite de contratos; recuérdese el caso del túnel de La Línea o la remodelación del aeropuerto internacional El Dorado, procesos de varios lustros. Hace falta un plan de implementación entre los sectores público y privado para enfrentar la disyuntiva de millones de toneladas de mercancías, que indudablemente, llegarán a las dársenas colombianas.
El país necesita vías de acceso a los puertos y ríos principales de su geografía. La congestión portuaria ha sido tradicional y es natural su incremento por los TLC con Estados Unidos, Canadá y otros países. A raíz de la convulsionada actividad política, el gobierno de Juan Manuel Santos encontró salida a los debates sobre los proyectos de construcción de puertos alternos en el Pacífico, como Aguadulce, Delta del Río Dagua, Tribugá y Bahía Málaga. Para la costa norte se proyectan puertos de aguas profundas en Tarena, Bocas de Ceniza y Córdoba. Todo esto con un agregado: las sociedades portuarias son entidades que deben enfrentar el reto con sentido de empresas privadas, obligadas a maximizar sus utilidades con los flujos de comercio exterior y creación de empleo.