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Transmilenio presentó el nuevo vehículo que operará en el Servicio Integrado de Transporte Público y anunció las rutas que hará durante las primeras semanas
Un proyecto piloto, concertado entre Transmilenio y Ecopetrol, la compañía nacional de hidrocarburos, fue presentado recientemente. Tiene que ver con la implementación de un nuevo vehículo que funciona impulsado con hidrógeno y se integrará al Sistema Integrado de Transporte Púbico (SITP).
El busetón, cuya unidad fue anunciada bajo el número de referencia 3RH2FC, será presentado oficialmente y comenzará a circular por la capital colombiana a partir de la semana del 20 de marzo, después de cumplir con una serie de pruebas técnicas que se llevarán a cabo en las instalaciones del Autódromo de Tocancipá.
La alianza que hizo posible la implementación de este proyecto se logró gracias a la participación de empresas como la Fábrica Nacional de Autopartes (Fanalca), y la empresa Marco Polo-Super Polo, que se encarga del ensamblaje de carrocerías de los buses de Transmilenio.
Según José Clopatofsky, director de la revista Motor, el prototipo circulará, de manera experimental, en la ruta entre Fontibón y Usme de SITP, y explica los elementos con los cuales opera.
Para funcionar, el busetón usará una pila de combustible propia de vehículos Toyota y una serie de baterías de Litio-Ferro-Fosfato, que provienen de la CATL (Contemporary Amperex Technology Co. Limited), la compañía de tecnología china. El ensamblaje del vehículo ha requerido, informa, de varias modificaciones en el chasis y la pila fue ubicada en la parte trasera, en la zona derecha. Más abajo está el motor.
Las baterías fueron alojadas en el centro, espacio en el que se supone irían los maleteros y bodegas, pues este es un bus al estilo de los que prestan servicios de ruta intermunicipal. La tecnología utilizada para la propulsión a base de hidrógeno ha sido implementada con el ánimo de reducir las emisiones contaminantes y garantizar un funcionamiento más eficiente. La idea provino de una serie de implementaciones similares que se han hecho en algunos trenes eléctricos que operan en países como España o México.
Los estudios estructurales del busetón fueron realizados por la firma española Avia, que también trabaja de cerca con un proyecto similar en Brasil. Sin embargo, se sabe que el de Colombia será el primero en Suramérica.
Tanto las pruebas previas como la operación posterior del vehículo estarán bajo estricta supervisión del Ministerio de Transporte y Transmilenio, que tienen preparadas alrededor de 75 etapas de fase técnica para garantizar los correctos procesos de frenado, resistencia del bastidor y otros aspectos de ingeniería, con miras a que, en su fase experimental, pueda alojar sin inconvenientes a los 50 pasajeros que tiene como cupo.
Clopatofsky señala que la buena implementación de este proyecto le permitirá al Ministerio de Transporte evaluar la posibilidad de operar, a futuro, con buses de estas características, que disminuirán las afectaciones de tipo ambiental en la ciudad. Sin embargo, aclara, para que todo esto tenga un efecto adecuado se necesita de una gran inversión. El mayor obstáculo pasa por ahí, precisamente.
La parte financiera es lo que queda por cubrir, pues la técnica ya está. Un bus de estas características puede llegar a costar alrededor de 1.500 millones de pesos, en relación con uno eléctrico, que se encuentra entre los 1.100 y los 1.200, y un convencional Diesel, que cuesta 400.
“Se necesitan subsidios”, señala el periodista, “pues es imposible operarlos rentablemente con las tarifas actuales, que ya son insuficientes para la flota de combustión interna”.
El funcionamiento del busetón no solo depende de su mantenimiento, ya de por sí costoso, sino del insumo principal que requiere: el hidrógeno. Avaluado este, según cifras actuales, en 15 dólares por kilo, que equivale al triple de lo que se necesita para alimentar un bus que opera con Diese
Este proyecto corresponde a la intención que tiene hoy el Distrito por adoptar estrategias y alternativas que le permitan reducir el impacto ambiental negativo que han dejado los combustibles fósiles.