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Banco Mundial
¿El cambio climático y las sequías están relacionados?
Le preguntamos a Richard Damania, economista en jefe de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial, y a dos expertos de la Unidad de Desarrollo Sostenible del Banco: Esha Zaveri, economista sénior, y Nathan Engle, especialista sénior en Cambio Climático. Los tres son autores del artículo titulado Droughts and Deficits: Summary Evidence of the Global Impact on Economic Growth (Sequías y déficits: Resumen de evidencias sobre el impacto global en el crecimiento económico).
¿Están aumentando las sequías y la culpa es del cambio climático?
Los déficits de agua se están convirtiendo rápidamente en la nueva normalidad. Durante el último medio siglo, las “perturbaciones pluviales secas” extremas, esto es, precipitaciones inferiores al promedio, han aumentado un 233 % en ciertas regiones.
Una perturbación de tipo seco que es una desviación estándar de la norma generalmente es un evento poco frecuente que podría incluir 15 de los episodios más áridos en un siglo.
Una perturbación de tipo seco que es dos desviaciones estándar de la norma es aún más infrecuente e incluye los 2,5 años más áridos en un siglo. Dichos episodios de sequía deberían ser intermitentes, pero están ocurriendo con mayor frecuencia. Al mismo tiempo, las zonas con precipitaciones superiores al promedio están disminuyendo.
Nuestras observaciones empíricas son consistentes con otras proyecciones científicas de que para fines del siglo 21 la superficie terrestre y la población que enfrentan sequías extremas podrían duplicarse con creces a nivel mundial.
Si bien los pronósticos de las precipitaciones futuras son muy inciertos, los modelos del cambio climático son unánimes en afirmar que las precipitaciones se volverán más erráticas y extremas con el aumento de las temperaturas.
Durante el último medio siglo, las “perturbaciones pluviales secas” extremas, esto es, precipitaciones inferiores al promedio, han aumentado un 233 % en ciertas regiones.
¿Dónde se producen las perturbaciones pluviales secas y quiénes son los más afectados?
La geografía y los niveles de ingreso son importantes. Los impactos son desiguales. Los países pobres que se encuentran normalmente en regiones áridas y semiáridas experimentan mayor cantidad de perturbaciones de tipo seco y son también más vulnerables a estas perturbaciones.
En Somalia, por ejemplo, las precipitaciones en la temporada de marzo a mayo de 2022 fueron las más bajas de las últimas seis décadas. Gran parte de la República Democrática del Congo y Uganda también han tenido condiciones de mucha sequedad en comparación con el promedio.
La sequía en el este de Etiopía, el norte de Kenya y Somalia llevaron a las Naciones Unidas a advertir que unos 22 millones de personas podrían estar en riesgo de hambruna en 2022.
No se encuentra un patrón de sequedad similar en los países de ingresos más altos que están normalmente en zonas templadas y húmedas, donde las precipitaciones también han sido mucho más variables en las últimas cinco décadas.
Europa experimentó dos sequías excepcionales en 2018 y 2019, que los científicos consideraron inéditas en los últimos 250 años. En el otro extremo del espectro, en julio de 2021, en Europa se registraron precipitaciones récord e inundaciones graves; ese mismo mes, lluvias torrenciales provocaron inundaciones devastadoras en la provincia de Henan, China, obligando a más de 1 millón de personas a reubicarse.
En general, en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se advierte que la colisión de eventos extremos será cada vez más frecuente. Adaptarse a esta creciente variabilidad puede ser difícil debido a la duración impredecible de una desviación, su magnitud incierta y su frecuencia desconocida.
En Somalia, las precipitaciones en la temporada de marzo a mayo de 2022 fueron las más bajas de las últimas seis décadas.
¿Cómo afectan a la pobreza las perturbaciones de tipo seco?
Las perturbaciones de tipo seco son especialmente dañinas para el crecimiento económico de los países en desarrollo. En comparación con condiciones normales, la sequía moderada reduce el crecimiento en los países en desarrollo en 0,39 puntos porcentuales, en promedio, mientras que la sequía extrema disminuye el crecimiento en alrededor de 0,85 puntos porcentuales.
En un escenario en que el crecimiento general es inferior al 3 %, incluso perturbaciones moderadas podrían provocar una contracción del crecimiento. En cambio, las perturbaciones de tipo húmedo inciden muy poco en el crecimiento del PIB de los países en desarrollo.
Además de afectar al PIB, las sequías pueden ampliar la desigualdad social en los países de ingreso bajo y mediano, y tener impactos significativos y a largo plazo en las explotaciones agrícolas, las empresas y las familias.
Una perturbación de tipo seco en los primeros 1000 días de vida de un niño puede tener consecuencias en las perspectivas futuras de ese niño. En las zonas rurales de África, las mujeres nacidas durante períodos de sequía grave alcanzan una estatura menor, reciben menos educación y, en última instancia, logran menos riqueza.
Las consecuencias de las sequías pueden propagarse a través de generaciones, perjudicando no solo a las mujeres que las experimentaron, sino también a sus hijos, que tienen más probabilidades de sufrir malnutrición.
Además de afectar al PIB, las sequías pueden ampliar la desigualdad social en los países de ingreso bajo y mediano, y tener impactos significativos y a largo plazo en las explotaciones agrícolas, las empresas y las familias.
Se prevé que el cambio climático conducirá a sequías más graves en la mayoría de las regiones, por lo que, si no se producen mejoras importantes en la forma en que los encargados de la formulación de políticas gestionan las sequías, el mundo se encamina hacia pérdidas aún más cuantiosas en materia de crecimiento económico y de los logros obtenidos en el área del desarrollo debido a estas perturbaciones de tipo seco prolongadas.
¿Qué pueden hacer los países para aumentar la resiliencia ante estas tendencias de sequía?
Cuando se abordan las sequías, el primer pensamiento que a menudo surge es la necesidad de almacenar agua para los episodios de aridez. Pero resulta que mantener la humedad del suelo puede contribuir en gran medida a reducir el impacto de las sequías.
La humedad en el suelo alrededor de la zona radicular, llamada agua verde, es fundamental para sostener los sistemas terrestres y tiene impacto en las aguas subterráneas, los ríos y lagos, y el funcionamiento de todo el ciclo hidrológico.
Por lo tanto, para manejar los efectos de las sequías es fundamental proteger y gestionar los bosques, paisajes y otros sistemas naturales que mejoran la salud del suelo y la retención de agua.
Es probable que la conservación del “agua verde” sea una de las maneras más eficaces en función de los costos de prevenir los impactos adversos de las sequías.
Los países también deben invertir proactivamente en sistemas de información, instituciones e infraestructura que generen resiliencia frente a las sequías. Por ejemplo:
Sistemas de vigilancia y alerta temprana
Otras soluciones en materia de infraestructura, como la desalinización, los sistemas de reutilización y reciclaje del agua, y la recolección de agua de lluvia
Instituciones y planificación, a través de mecanismos como legislación sobre sequías para codificar las funciones y responsabilidades en la preparación y respuesta ante casos de sequía
Financiamiento de riesgos específico para grupos y sectores vulnerables
Planificación coordinada en múltiples niveles tanto para respuestas a contingencias a corto plazo como para planificación de inversiones a largo plazo