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ATISBOS
José Darío Salazar Cruz.
Lamentable que el alcalde de Popayán, Juan Carlos López Castrillón, haya utilizado los intereses de la ciudad que gobierna, para realizar un negocio en donde el gran beneficiario sea la contraparte del municipio, su socio privado minoritario. En la sociedad Ciudad Moderna S.A.S. ESP, constituida por el alcalde, para operar durante los próximos 30 años el alumbrado público, las zonas azules, las cámaras de seguridad, comunicación 5G y otras actividades. El municipio de Popayán aporta $6.972 millones de pesos que corresponden al 65% del capital social y, la empresa Inteligencia de Ciudad S.A.S. aportara $3.754 millones de pesos que, corresponden al 35% del capital social. Sin embargo, por decisión del alcalde López Castrillón, 3 de los 5 miembros de la junta directiva de la sociedad, corresponden al socio minoritario y 2 al municipio de Popayán, dueño de la mayoría de la sociedad, ósea el 65% de las acciones. El artículo 39 de los estatutos de la sociedad constituida por el alcalde consagra: “3 miembros de la junta directiva serán escogidos por el socio estratégico principal y los 2 restantes por el ente territorial.”
El artículo 45 de la sociedad consagra: “la junta directiva deliberará y decidirá válidamente con la presencia y los votos de la mayoría de sus miembros.” Esto quiere decir que no se necesitan los votos de los dos miembros que representan los intereses del municipio, ni para deliberar, ni para la toma de decisiones de la sociedad. La junta directiva tiene según el artículo 42 de la sociedad, las siguientes potestades, entre otras: tomar todas las decisiones operativas y de inversiones, fijar los reglamentos de la sociedad, elaborar el reglamento de emisión y colocación de bonos, elaborar la orientación y pautas para el manejo de la sociedad. Todo lo anterior lo podrán hacer por decisión del alcalde López Castrillón, los 3 miembros de la junta directiva que representan al socio minoritario, sin tener en cuenta a los otros 2 miembros que representan al socio mayoritario, el municipio de Popayán.
Durante los 30 años en que operará la sociedad Ciudad Moderna, la operación recaudará y dispondrá de un billón setecientos setenta mil millones de pesos ($1.770.000.000.000), de los cuales, se le reconocerán al socio minoritario, un billón ciento cincuenta y ocho mil millones de pesos ($1.158.000.000.000) por concepto de remuneraciones, entre otras, cuatrocientos ochenta y dos mil millones de pesos ($482.000.000.000) por concepto de servicios técnicos asociados. La diferencia entre un billón setecientos setenta mil millones de pesos ($1.770.000.000.000) y un billón ciento cincuenta y ocho mil millones de pesos ($1.158.000.000.000), se irá en gastos operativos, decisiones de inversión que tomará la junta directiva, en donde por decisión del alcalde Juan Carlos López, tiene mayoría y gobierna el socio minoritario.
Popayán se obliga, con la sociedad en la que es socio mayoritario, a pagar sesenta y dos mil millones de pesos ($62.000.000.000) como deuda, al anterior operador del alumbrado público que, curiosamente tiene intereses en esta nueva sociedad. Además, el municipio de Popayán aportará a la sociedad recién constituida, treinta y nueve mil quinientos millones de pesos ($39.500.000.000) en temas de movilidad y parqueo y en seguridad y cámaras la suma de treinta mil ochocientos millones de pesos ($30.800.000.000).
Como podemos constatar, con un capital de $3.754 millones de pesos que, corresponden al 35% del capital social, el socio minoritario, Inteligencia de Ciudad S.A.S, podrá disponer autónomamente, por su mayoría en la junta directiva, del manejo de recursos billonarios que pagaremos los payaneses en ésta y la próxima generación. Es tan gravoso el negocio para Popayán que en el capítulo de disposiciones comunes de los estatutos en el literal E) se consagra: “con el fin de preservar las condiciones de vinculación de capital privado, el municipio de Popayán se compromete con la firma de los presentes estatutos, a no retirarse, no permutar, ni vender, o enajenar las acciones que posee en la presente sociedad, todo ello durante el término de duración de la misma; en caso de que la entidad estatal decida unilateralmente retirarse, pagará a manera de indemnización al socio privado, el flujo de caja restante proyectado en el modelo financiero, sin perjuicio a las demandas a que haya lugar.” Cláusula que, el alcalde de Popayán acepta, pero no se la impone al socio privado.
En el período comprendido durante los años 2004-2010, un escándalo futbolístico sacudió al deporte colombiano, el equipo de los Millonarios estaba quebrado, su deuda ascendía a treinta y cuatro mil millones de pesos ($34.000.000.000). Al equipo lo acechaba el descenso, debía más de un año a la seguridad social y cesantías, le debía plata a la DIAN. Sus dirigentes corrían el riesgo de ir a la cárcel, por omisión como agente retenedor. Su presidente era el hoy alcalde de Popayán, Juan Carlos López Castrillón, quien debió ser removido del cargo en el 2010. Siete años después, Juan Carlos López Castrillón, fue designado por el presidente Santos, director nacional del ICBF. Las protestas no se hicieron esperar: Claudia López, trino: “de que partido es cuota el señor López, timador del futbol, a quien nombran en ICBF? ¿No puede al menos nombrar una cuota que sepa de niñez?”. El periodista Daniel Samper Ospina, escribió en su cuenta: “asignan como director del ICBF, al peor dirigente de Millos, de la historia. ¿Qué sabe ese sr de temas de niñez? ¿dónde está la meritocracia”. El periodista deportivo Carlos Antonio Vélez, escribió: “¿El López nombrado en el ICBF, es el mismo? ¿El ex de Millos? ¡¡Dios los cría y ellos se juntan…mamita!!”. Antonio Navarro: “Anuncio mi desacuerdo con el nombre escogido para dirigir el ICBF. Sus antecedentes indican que no es la persona para un cargo tan importante”. Juan Carlos López Castrillón no se pudo posesionar como director del ICBF, su sombra de mal administrador no lo abandonaba.
En el 2019, un grupo minoritario de payaneses lo eligieron su alcalde, resolvieron olvidar todo, y exonerarlo de sus escándalos. Pero López Castrillón no apreció el gesto de sus coterráneos, parece que sus valores son otros y ahora, reincide en sus andanzas de pésimo administrador, por decir lo menos.
Este acto del alcalde no tiene precedentes en la historia de Popayán, su burgomaestre, se aprovecha de un negocio público para litigar a favor de la contraparte minoritaria, contra los intereses de la ciudad amada, por supuesto, no por él y, con premeditación nos condena a dos generaciones a llenar las arcas de un privado, en menoscabo de lo nuestro.