News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
Los humanos necesitan las guerras como válvula de escape para evitar intoxicarse con las injusticias, y para detener cruel felonía la sociedad produce normas que luego son leyes y que sirven para defender la paz, pero cuando estás mismas leyes son desechadas, o poco importan para quienes se consideran defensores a ultranza de la justicia, entonces es apenas comprensible que el camino del atajo, y de la violencia se imponen, no quedando otra opción que el sálvese quien pueda y es por eso que la guerra sigue entronizada en nuestra Colombia, siendo los únicos responsables de la violencia aquellos que violan las leyes y de carambola degradan la condición humana. Es el caso del continuo y nefasto desacato a las tutelas. Derecho de petición absolutamente importante para detener los abusos de poder, o la arbitrariedad de los poderosos, o de quienes juegan a serlo. Yamid Amat, en uno de los pocos reportajes con alto sentido social escrito en El Tiempo (7 de febrero) esgrime que en nuestro país el acato a las tutelas no se está cumpliendo como debiera. Preocupante. Aberrante. Indigno. Y el país político, y la opinión pública, callada. No dice nada, no opina, ni disiente, ni hace ruido, ni se desgarra de sus vestiduras. Mala cosa. Demasiados embates recibe a diario, uno de los pocos beneficios que tiene el pueblo para defenderse. Los poderosos, ricos y arribistas sociales, aquellos que tienen el poder del dinero quieren acabar con las tutelas. En ese campo están inscritas las EPS, las empresas de diverso calibre y condición; las entidades del Estado, los oligopolios; en definitiva, ciertos bandidos del dinero fácil y de la corrupción. Y cuál podría ser la ruta superior, o el mecanismo para que se hagan cumplir las normas y en este caso el acato a las tutelas: la entidad del Estado que debe salirle al paso para detener a los facinerosos de cuello blanco y a todo aquel que quiere burlarse de la justicia tiene nombre propio: Procuraduría General de la Nación. Pero, qué, habrá que decirle a nuestra Procuraduría: ¿cuándo almorzamos? a propósito de su decisivo deber…
22 de febrero, 2021.