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Un hecho que se repitió a lo largo de 12 meses de este año fueron los constantes incrementos en las tasas de interés de los bancos centrales a lo largo del mundo en una cruzada épica contra la histórica inflación que azota a las mayores economías del mundo.
Lucha que, para muchos, llegó tarde por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y su similar del viejo continente, el Banco Central Europeo, que a juicio de estas voces ignoraron el ritmo al alza del costo de vida.
De acuerdo con Portafolio, una vez que lo hicieron no se detuvieron y comandaron la normalización monetaria de las principales divisas globales, encareciendo el acceso a las mismas. Paulatinamente la inflación ha empezado a ceder, sin embargo, aún resta por estar en los niveles esperados por las autoridades, por lo cual, se esperan ‘nuevos anuncios’ de incrementos en el 2023.
La Reserva Federal de Estados Unidos, la entidad monetaria de mayor importancia, comenzó en marzo con la subida de tasas, de forma escalonada hasta la más reciente subida de 50 puntos básicos, cuando se dio cuenta de que la inflación estaba disminuyendo.
El costo de vida estadounidense alcanzó un pico máximo en junio y se ha ralentizado poco a poco hacia el 7,1% en noviembre.
“El objetivo principal del FOMC (siglas en inglés para el comité de política monetaria) el próximo año será continuar lo que comenzó con éxito en el 2022: mantener un ritmo de crecimiento por debajo del potencial que reduzca constantemente la brecha entre empleos y trabajadores”, apuntó David Mericle, economista de Goldman Sachs Research.
Para Mericle, “esperamos que la política monetaria se adapte si otros factores, como los cambios en las condiciones financieras y la confianza empresarial, hacen que el crecimiento se aparte significativamente de nuestra línea de base”.
El economista recordó la centrada posición del líder de la Reserva Federal: que el Comité solo recortará tasas cuando esté seguro de que la inflación esté retrocediendo de manera sostenida.
Eurozona
Europa ha sido una de las regiones, si no la más,
afectada por el incremento histórico del costo de la vida, particularmente en
este lugar del mundo, explicado por el encarecimiento de la energía, por la guerra rusa
que azota a Ucrania.
El Banco Central Europeo (BCE) fue la entidad que más recibió los señalamientos
comentados anteriormente, antes de que comenzara con su política hawkish.
Ahora, con una inflación que cede por goteo pero que continúa
manteniéndose en niveles récord, la entidad monetaria podría preparar más incrementos
el próximo año.
“Creemos que el
BCE aumentará su tasa de depósito en 50 puntos básicos en febrero y marzo, para
luego continuar en con alzas menores de 25 puntos básicos en abril y junio. Los
riesgos se inclinan hacia una ruta de senderismo más agresiva en el corto
plazo, con un espacio más moderado hacia la segunda mitad del 2023, a medida
que se espera que cede la inflación. Pueden presentarse recortes en el primer
semestre de 2024”, apuntó el estudio de previsiones para la eurozona de la consultora
Pantheon Macroeconomics.
El Banco de Inglaterra es otra de las instituciones más importantes del mundo
que ha agilizado su política monetaria en torno al incremento de la inflación,
la incertidumbre política y las consecuencias de la covid-19 y el Brexit. La semana
pasada volvió a subir su tipos en 50 puntos básicos al 3,5%.
No obstante, la mayor sorpresa entre las escaladas
de las tasas de interés fue el Banco de Japón (entre otros). El gigante
asiático se mantuvo contracorriente a los vientos alcistas del resto de
colegas, pero en la reunión de ayer sorprendió al mercado, al permitir que la
tasa de rendimiento los bonos nipones a diez años se amplíe a más o menos el
0,5%, lo que en un futuro podría representar también el viraje de las
autoridades monetarias para controlar la tasa de interés.
“A pesar de que
se prometió de que esto no es un endurecimiento de su política, el mercado
podría ser perdonado por pensar que el Banco de Japón volverá a parpadear ante
la realidad”, dijo Natalia Gurushina, economista renta fija emergente de VanEck.
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