News Press Service
Fred Emiro Núñez Cruz
Asociación de Comunicadores Sociales
El paso inexorable del tiempo, fugaz como el viento, nos obliga a las remembranzas con recuerdos tatuados en el imaginario mental. Son muchos los escenarios y sucesos que arrugan corazones y despiertan cerebros por haber sido tan especiales.
En el tren debes irte para tener la radiografía perfecta de los paisajes, el natural color de montes y montañas, ríos de agua viva, las conejeras con sus saltarines habitantes, aves con sus alas de libertad, uno que otro rebaño y arados en abundancia.
Todo era fotografiado por el tren que entre rieles y una que otra dificultad, se convertiría en el cómplice traslado del placer noble y de intacta inocencia.
Hoy recuerdo, con frescura y alegría, como en los años setenta, en compañía de mi amigo aventajado Gerney Ríos González, nos disfrutamos varios trayectos del Tolima Grande, olfateando el perfume fresco del verde campo, que no escondió jamás, su variada altimetría y llanos inspiradores para escribir con letras de buenos muchachos las primeras frases amparadas en el cervantino idioma que llevaba en su corazón don Sancho Panza, personaje de la novela Don Quijote, escrita en 1605. De ahí, nos nació la idea de crear la Academia Hispanoamericana de Letras, Ciencias e Historia Miguel de Cervantes Saavedra. Dicho y hecho.
Castellano fluido que desde entonces manejaba con propiedad, el hoy alopécico hijo ilustre de Armero.
Qué pretérito tan genial; viajar en tren representó para muchos sus primeros asomos de rebeldía o las iniciales muestras de querer un futuro promisorio pasado por rieles y sonidos de esta imponente máquina de hierro y acero.
En esos tiempos, con Gerney Ríos, Benjamín Losada Posada, Antonio Valencia Salazar, Néstor Cardona Gutiérrez y Gustavo Pérez Ángel, trazamos un liderazgo de pensamiento que hoy, inclusive, sigue siendo vigente.
A finales del siglo XX e inicios del tercer milenio, durante años en la semana santa, con Henry y Juan Carlos Pava Camelo, de cultura ferroviaria, producto de sus viajes en la ruta Honda, Mariquita, Armero, Ambalema, Girardot, Flandes, El Espinal, con su sueño de integrar el Tolima Grande a través del triángulo Súper, articulado por Ibagué, Neiva y Florencia, realizamos en la radio, los especiales “Trenes en Acción”. Invitados Rodrigo Llorente Martínez, Rodrigo Lloreda Caicedo, Álvaro Valencia Tovar, Darío Londoño Gómez y Gustavo Pérez Ángel, quien imponía la misión a Gerney de reconstruir con su pensamiento los ferrocarriles y articularlos con el entorno geologístico, económico, social, estratégico, cultural y político, porque las carrileras no desaparecerán de Colombia.
¿Será que el tren, por encima del autoferro, daba estertores de valor a sus vinculados pasajeros? Destacar que Gerney, preocupado por el presente y futuro de los caminos con dos carriles de hierro paralelos, patentizaba su férreo pensar en Ecos del Mac, Magazín Al Día, Finanzas y columnas habladas y escritas, sensibilizándonos a tomarlas como propias, por hacer parte de sus retroalimentadores de viaje.
O ¿Será que las viandas, entreveradas en el sonido complejo del tren, dieron fuerzas distintas?
Jamás olvidaré, las tertulias viajeras que amenizaron tantos traslados en el inolvidable transporte que hoy es un gran ausente en las rutas desbordadas de nuestra Colombia ruidosa como extraña, y por supuesto los Foros Súper en las ondas hertzianas.
Hoy, hay sed y hambre de tren. La inmediatez de la modernidad no puede enterrar, mucho menos claudicar, al viejo querido e inolvidable que nunca se negó a trasegar por entre lomas con ásperos caminos. Paralelo a la red férrea, los Ríos no se detienen. Enhorabuena su Libro 31, con el auspicio de su alma máter, la prestigiosa Universidad La Gran Colombia.