

Por Alberto Restán Hincapié
Bogotá, noviembre de 2024. News Press Service. El pedido realizado por el Gobierno de Gustavo Petro desató un choque entre sectores de oposición y el partido Comunes, nacido del Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc
La revelación de que el Gobierno de Gustavo Petro insiste en pedirle a Estados Unidos la liberación del líder de las extintas Farc, Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, desató un agudo choque de reacciones en el mundo político.

Frente a ello, desde la oposición al Ejecutivo arreciaron las críticas y reparos a la política de paz total del Gobierno Nacional. “La prioridad del Gobierno Petro es beneficiar criminales”, reclamó la senadora Paola Holguín, Centro Democrático.
En esa línea, el también senador uribista Honorio Henríquez calificó la solicitud como otro empeño “por premiar a los criminales”, asegurando que, en paralelo con estas peticiones, hay otras problemáticas de primer orden que requieren la atención del Gobierno.
“No cesa el empeño de este Gobierno por premiar a los criminales: ahora piden la liberación de Simón Trinidad, ex jefe de las Farc, extraditado a Estados Unidos.
El país cayéndose a pedazos y el Gobierno insiste en enfocar su pobre gestión en premiar delincuentes”, manifestó.
Destacamos que superada la mitad de su cuatrienio, el Gobierno de Gustavo Petro ha reactivado por sorpresa el viejo reclamo de la extinta guerrilla de las FARC –y también de Comunes, el partido político surgido del acuerdo de paz– de la liberación de Simón Trinidad, quien lleva 20 años preso en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos, apenas una fracción de su condena a 60 años por secuestro.
El embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña, envió el pasado 12 de noviembre una nota diplomática a la Administración de Joe Biden en la que le pide que, en el ocaso de su mandato, a punto de ceder el testigo a Donald Trump, le conceda el perdón presidencial al septuagenario líder de una insurgencia ya desarmada.
“Simón Trinidad puede jugar un papel muy importante en el esclarecimiento de la verdad”, ha defendido el embajador García-Peña este lunes en varias entrevistas al confirmar el pedido de clemencia, anticipado por Noticias Caracol.
Dado que Ricardo Palmera, el nombre del excomandante, ha expresado su voluntad de comparecer ante la Jurisdicción Especial para la Paz, el sistema de justicia transicional que ya lo indultó por el delito de rebelión, “sería un gesto acorde con lo que ha sido el apoyo de Estados Unidos al acuerdo de paz” sellado en 2016, destacó en sus declaraciones.
Palmera tiene una historia excepcional para un líder guerrillero. Nació en una familia acomodada en Valledupar, prestó servicio militar en la Escuela Naval, se graduó como economista en Bogotá e hizo estudios de posgrado en Estados Unidos.
Llegó a ser gerente de un banco, pero los incesantes asesinatos de militantes del partido de izquierda Unión Patriótica, al que se había afiliado, lo llevaron a abandonar a su familia e incorporarse a la guerrilla. Su vida es material de novela.
Tanto así, que es, junto a Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, su paisano convertido en temible paramilitar, el protagonista de Líbranos del Bien, del escritor vallenato Alonso Sánchez Baute, considerada una gran novela de la violencia entre vecinos.
Ya convertido en Simón Trinidad, su nombre de guerra, tuvo un papel destacado como negociador de las FARC en los fallidos diálogos de El Caguán, en el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002).
Después, ya en el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), fue capturado en Ecuador, deportado a Colombia y extraditado a Estados Unidos en el año 2004.
Una corte norteamericana lo condenó por su papel en el secuestro de tres contratistas estadounidenses, un caso muy sonado en el marco de los secuestros de políticos y militares por parte de las FARC para intercambiarlos por guerrilleros presos, uno de los crímenes más repudiados por la sociedad.
Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves,los contratistas, fueron rescatados por el Ejército en la cinematográfica Operación Jaque de 2008 después de pasar cinco años encadenados en las selvas de Colombia.