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Por Betssy Wilches de Rodríguez
Nació en Sucre y vivió y murió con un profundo afecto a su tierra natal.
Fue casado con la distinguida abogada Esmeraldita Barguil de Dajer y tuvieron
cuatro hijos: María Luisa –Mayi, Gustavo Antonio, Aura y Diana.
Al morir Gustavo Dajer se empieza a tejer su recuerdo que será perenne,
pues su ausencia material estará siempre suplida por la huella espiritual que
su interesante vida dejó en nuestrasmemorias y en nuestros corazones.
Todos los que tuvimos el privilegio de conocer y valorar a Gustavo
Dajer, aprendimos a quererlo y admirarlo como familiar, como amigo, como ciudadano
ilustrísimo y como descendiente de familias libanesas que vinieron a Colombia a
integrarse a nuestra nacionalidad y a dar ejemplo
de trabajo y perseverancia al tener que haber abandonado su bella tierra natal
por razones políticas que todo el mundo conoce..
Con Gustavo aprendimos muchísimas cosas, ya que tenía condiciones académicas y humanísticas de primer orden, pero lo único que no nos enseñó, fue como cerrar las heridas cuando por el peso de la muerte tenemos que decir inevitablemente el último adiós.
A todos los que tanto lo admiramos nos duele, nos destroza el alma, el tener que aceptar que no lo volveremos a ver.
Nos queda si el consuelo de saber que durante su vida tuvimos la dicha de demostrarle siempre nuestro afecto y admiración…..Recorrimos con Gustavo las satisfacciones del diario vivir en las cuales estuvo siempre presente el constante respeto a la justicia y su profundo humanismo, ejerciendo siempre una inmensa capacidad educativa como la del catedrático polifacético y agudo con la que siempre contó el país.
Fue ministro de Estado, gobernador, diplomático, Presidente del Congreso
de Colombia, catedrático nacional e internacional, autor de varios libros de
importante difusión y acogida.
Gustavo fue siempre una antorcha de luz, de esperanza y de solidaridad. Por lo tanto sus hijos y nietos enaltecerán su nombre y seguirán su ejemplo teniendo siempre presente que Gustavo se distinguió en muchos ámbitos y fue un ciudadano ejemplar del universo, esposo y padre amantísimo, familiar y amigo inmejorable.
Gustavo nos dejó el legado de la fe, para poder recordarlo con alegría, con optimismo, con ternura, porque esas fueron características destacadas de su personalidad.
Nos dio las orientaciones oportunas para darle la vuelta al dolor de la tristeza y seguramente desea que tenemos que recordarlo con la placidez con la que Gustavo vivió, siempre siendo ejemplo de gran corrección y de entereza de ánimo.
Debemos contar siempre con su presencia espiritual entre nosotros…
Evocaremos con afecto sus enseñanzas y su ejemplo, porque siempre fue un ser
conciliador, generoso y comprensivo, con un profundo respeto hacia todos con
quienes se relacionaba y por ello su recuerdo traspasa los límites de lo humano
y hoy estando en la gloria del Todopoderoso, nos observa y nos guía.
Hoy Gustavo disfruta de la paz eterna que su ejemplar vida le garantizó.
Las inmensas calidades humanas de Gustavo Dajer Chadid nos dan estímulo fuerte hacia el futuro. Su muy querida esposa Esmeraldita, sus hijos, nietos, yernos, hermanos, sobrinos, cuñados, primos, familiares y amigos de siempre, reconocen en Gustavo las virtudes que tanto lo distinguieron y enaltecieron su personalidad.
Hoy guardamos sus virtudes como el más preciado tesoro y le prometemos
que sabremos conservar su legado y sabremos compartirlo para que siempre esté
vivo y permanente su recuerdo.
Gustavo para el mundo terrenal has muerto y para nuestras almas vivirás eternamente….