ROMA. News Press Service. La expansión de la acuicultura y el uso de nuevas tecnologías en el sector pueden fortalecer la seguridad alimentaria en el mundo, expuso un nuevo reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Xinhua Yuan, director adjunto de Acuicultura en la FAO, dijo que “el pescado y otros productos acuáticos pueden desempeñar un papel importante en la recuperación del sistema alimentario mundial, al tiempo que satisfacen las necesidades alimentarias de los más pobres”.
La producción pesquera y acuícola mundial registra récords históricos, de 214 millones de toneladas en 2020 (178 millones de toneladas de animales acuáticos y 36 millones de toneladas de algas), debido en gran medida al crecimiento de la acuicultura, especialmente en Asia.
Para 2021 la producción acuícola habría alcanzado 126 millones de toneladas, según estudios de la Revista de la Sociedad Mundial de Acuicultura (Jwas en inglés) divulgados por la FAO.
“Dado que la acuicultura suministra en la actualidad cerca de 50 % de los alimentos de origen acuático, y dado su potencial para contribuir a muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), todos necesitamos centrarnos en cómo fortalecerla”, afirmó Yuan.
La FAO sostiene que las nuevas tecnologías pueden aumentar la productividad y reducir los residuos, así como mejorar la inclusión de los operadores a pequeña escala en el sector, y deben aplicarse en las zonas donde la producción acuícola tiene el mayor potencial de crecimiento.
Más de 90 % de la producción acuícola mundial se concentra en Asia, mientras que África, América y Europa apenas suman 8,2 %, y la FAO destaca que representa una oportunidad valiosa para los pequeños Estados insulares en desarrollo.
Destaca el dato de que las prácticas acuícolas producen por término medio menos emisiones de gases de efecto invernadero que otras formas de producción animal.
En la actualidad se cultivan unas 700 especies en todo el mundo, pero cerca de la mitad de la producción mundial procede de solo 12.
A diferencia de la agricultura terrestre, los programas de cría selectiva para desarrollar tipos de especies acuáticas más eficientes están muy infrautilizados, y actualmente sólo representan alrededor de 15 % de la producción.
Los expertos de Jwas señalan que la mejora de los piensos ha permitido la reducción del uso de ingredientes de origen marino en la cría y cultivo de especies, pero todavía se puede reducir aún más.
Indican que la bioseguridad debe reforzarse y adoptar mejores sistemas de alerta de enfermedades –en las piscinas de cría y huertos marinos- y normas que reduzcan el riesgo de propagación de enfermedades epidémicas acuáticas. En parte, el desarrollo acuícola se ha efectuado a expensas del ambiente.
Las tecnologías digitales y electrónicas pueden aprovecharse para mejorar los protocolos de certificación, como el sistema de trazabilidad y el comercio electrónico, así como para ampliar el acceso a los mercados.
Recomiendan aplicar mecanismos para redistribuir equitativamente los costos y beneficios entre productores y minoristas, así como la responsabilidad de cumplir con la certificación de la sostenibilidad y de las normas de trabajo digno.
Se reconoce que aunque desempeñan funciones esenciales en la pesca y la acuicultura, las mujeres constituyen un porcentaje desproporcionadamente amplio de personas que trabajan en segmentos informales, con los salarios más bajos, menos estables y menos calificados de la mano de obra.
Por todo ello es necesario que los países elaboren y apliquen una legislación específica para desarrollar el sector de forma equitativa y sostenible.
La importancia del sector es subrayada por el dato de que en 2020 la cantidad de productos acuáticos destinada al consumo humano era de 20,2 kilos por personas, el doble de los 9,9 kilos per cápita de 1960.
Unos 58,5 millones de personas trabajan en el sector primario, y al incluir los trabajadores del sector secundario y de subsistencia, y los familiares a su cargo, se estima que unos 600 millones de medios de vida dependen, al menos parcialmente, de la pesca y la acuicultura.
Yuan insistió en que la FAO procura “una mayor intensificación y expansión de la acuicultura de manera sostenible, de modo que se satisfaga la demanda mundial de alimentos acuáticos y se distribuyan equitativamente los beneficios, con atención a la responsabilidad social, a la contaminación y a otras consideraciones”.
IPS