News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
Por estos días, cuando es un riesgo salir a las calles, y entonces en nuestro refugio nos dedicamos a elaborar historias, para soñar, o narrar, o descubrir el espíritu de las horas que se diluyen con la caída del sol, o que de nuevo brillan, cuando la aurora deja ver la esperanza de ese tiempo que lucha por sonreírnos (me volví poeta), declaramos que las redes sociales son unas valiosas y aliadas amigas, para no sentirnos solos. Porque seguimos teniendo miedo. Y de alguna manera nos duele la vida… pero qué bueno, hablar con alguien, al menos, de manera virtual. Y aparecen los internautas que nos muestran las consecuencias del abrazo jurásico; y del escritor que escribe versos con la esperanza de atraer lectores; y del truhan que exhibe un muñeco en movimiento y nos dice que su falso animal es la última cría del oso de las cavernas; y de la mujer bonita que nos alborota con solo mirarla… tantos son los elementos y personajes que desfilan por las redes que asistimos al mayor espectáculo del siglo XXI: el ser humano, independiente de su condición, lucha por mostrarse, por hacer presencia, por comunicarse; y no importan los medios, lo importante es el efecto: que lo sigan, qué importe para alguien, que con un «me gusta», se ponga en marcha todo el andamiaje afectivo de quién espera unas gracias, o un adiós, si es preciso, y todo para combatir la soledad y de seguir cantándole a la solidaridad. Y ya los medios de comunicación escrita y de papel pasaron a la historia y el cine adquiere un nuevo aire, y renovado, para los verdaderos creadores; no así la televisión que en vivo ya no levanta audiencia, por su carácter de «aquí no pasa nada», y porque los pensadores han migrado al blog, o a buscar ser influenciadores, o a la misma música que parece levantar vuelo cuando, al menos, y eso lo creo firmemente, alguien intenta abrirse espacio cantándole a las nuevas circunstancias del mundo y su dolor por el cambio ante las costumbres… o qué significa el mariachi que se acomoda en una esquina para cantar… cuando el hombre tiene que ser grande, lo es; y no importan las dificultades, en este momento, el poeta canta con mayor potencia y el artista está reivindicando el dolor de la especie ante la incertidumbre. Y porque nos toca seguir viviendo, para todos mis lectores, y muy de acuerdo con lo que estamos defendiendo, y para todos los seres humanos: los queremos y por eso debemos seguir defendiendo la alegría y la amistad y la ternura y el afecto y el perdón, porque también a veces somos demasiados pesimistas… Mejor dicho: caminante no hay camino… Y Antonio Machado, ese gran poeta español quiere seguir hablando a través mío, pero mejor, les digo: iniciamos una nueva semana, y habrá que seguir andando, pero con alegría, con mucha alegría. Y agradecidos. Por siempre.
5. X. 20.