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Bogotá. News Press Service. La reforma tributaria, la tercera del gobierno de Iván Duque junto al Ministerio de Hacienda de Alberto Carrasquilla, se está deshojando en cada vistazo que le conceden a la opinión pública. Antes de su llegada al Congreso de la República y con la fecha varias veces pospuesta, todos los partidos políticos -incluyendo el de Gobierno- tuvieron objeciones que actualmente se tienen en consideración para el documento final.
Esta vez, el golpe de desconfianza se lo propinó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), al considerar que el ajuste fiscal podría no contar con el tiempo necesario para aprobarse.
De acuerdo con el informe ‘Hacia el crecimiento 2021: dando forma a una recuperación vibrante’ del organismo, “La crisis de la covid-19 podría reavivar un apetito para discutir futuras reformas estructurales, pero con las elecciones de 2022, la ventana política para hacerlo es muy corta”, aseveró.
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En el aparte correspondiente al progreso en reformas estructurales, la OCDE habla de un limitado avance en cuanto a Colombia y una dificultad del Gobierno a la hora de construir “amplias bases de consenso a favor de las reformas”. La institución, de la cual el país es miembro desde 2020, cita una “necesaria” reforma impositiva. A pesar del esfuerzo por el cambio, la misma fue tumbada por la Corte Constitucional forzando a la administración de Iván Duque a pasarla de nuevo en 2019. “Este largo proceso consumió un importante capital político”, relató la organización.
Por el covid-19, el organismo de cooperación considera que se puede tratar de un ambiente propicio para reformas estructurales. Sin embargo, con 2022 a pocos meses y una campaña electoral que inició prematuramente antes de pisar 2021, no habría tiempo ni riesgos a tomar.
“La pandemia reversó años de mejoras”
De acuerdo con la organización, el paso del covid-19 por Colombia podría resultar en mayor informalidad, inequidad y pobreza “reversando años de mejoras”. Además, en sus anotaciones afirmó que la educación básica y profesional de baja calidad está desconectada de “las necesidades del mercado laboral”, que hay brechas de conectividad y que existen inequidades regionales. Las dificultades “deben tratarse para abordar la informalidad e impulsar crecimiento y empleo a medio plazo”.
Colombia, como en anteriores mediciones, se queda atrás con respecto a otros miembros de la OCDE. El PIB per cápita es 73% más bajo que el de los mejores actores internacionales y la productividad cae en comparación en un 71%. Además, la institución afirma que, antes de la crisis de 2020, la tasa de empleo ya era baja y cayendo.
En la misma línea, la inequidad registra más alta que la mayoría de economías avanzadas. En cifras, la brecha se evidencia con que el 20% de los hogares más pobres ganan el 3,7% del ingreso total del país. Incluso, ambientalmente, Colombia muestra cifras complejas. A pesar de mostrar emisiones de dióxido de carbono estables en el tiempo, más de 3/4 de la población está expuesta a niveles dañinos de contaminación.
Se necesitan estrategias para eliminar la informalidad
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La OCDE sostiene que se necesita “una estrategia integral para combatir la informalidad a fin de garantizar que la recuperación genere empleos de alta calidad”. El informe reza que el salario mínimo y los costos por empleado por fuera del sueldo son muy altos. De este modo, se deben bajar estos montos para contratar formalmente a trabajadores menos capacitados, jóvenes y personas ubicadas en regiones menos desarrolladas. “Para fomentar el espíritu empresarial, deben reducirse los altos costos de registro de las empresas, especialmente para Pymes y ‘startups’”, agregó.
Ante la baja capacitación, el organismo de cooperación responsabiliza a la educación “deficiente”, además, con alta dependencia en el contexto socioeconómico y muestran grandes disparidades regionales. Según la OCDE, los cambios en el acceso a la educación deben iniciar en la niñez temprana y en las áreas rurales.
“Los recursos deben reasignarse a las regiones vulnerables para que la enseñanza sea más atractiva ahí. Los planes de estudio, la financiación de la educación y la formación profesionales deben ajustarse de acuerdo con las necesidades del mercado laboral, y se debe alentar la participación de los empleadores en la prestación de servicios”, concluyó la organización.