Documentos News Press Service
12 de octubre, DÍA UNIVERSAL NATIVO
Por Gerney Ríos González
Al atracar por serendipia el 12 de octubre al exuberante Nuevo Mundo a la isla de Guanahaní, llamada San Salvador por Cristoforo Colombo Fontanarrosa, y considerando que habían arribado a las Indias Orientales, los españoles encontraron maravillas, generando en sus mentes estupor, admiración, asombro y confusión por los animales, plantas, riquezas de todos los colores, armas y costumbres, carentes de nombre en el idioma castellano, con una antigüedad cercana de 14.000 años.
Huella histórica que motiva a contextualizar el respeto a la diversidad en Colombia, Guatemala, mesoamérica y el planeta, por considerarse la misma el análisis de seres humanos, muy distintos a quienes habitaban estas ricas tierras invadidas. Y así, evitar usurpar la verdad verdadera de los indígenas, cuando afirmamos equivocadamente, nuestros indios, como si fueran propiedad de nosotros.
Para los mayas, el conjunto de caracteres autóctonos de su raza, en esencia de Mesoamérica, que sobresalió por más de dos milenios, el cosmos se originó el 13 de agosto de 3114 a.C. Las culturas ancestrales de Colombia y Guatemala están enchufadas por las vocaciones Pacífico y mar Caribe-océano Atlántico en sus aplicaciones con las abejas meliponas, endémicas en la península de Yucatán, esencia de la meliponicultura, desde la época precolombina y las abejas angelitas, asentadas enel norte del Tolima y consentidas de sus primitivos pobladores, los indígenas gualíes, guarinoes, bocanemes, mariquitanes, hondamas, bledos y coloyes de las tribus pantágoras y panches de la familia caribe.
Para los mayas, las abejas meliponas o angelitas constituían agentes polinizadores en plantas y cultivos como el aguacate, calabaza, café, chiles, mango, pepino, sandía y tomate. En la cultura panche-pantágora, las angelitas eran polinizadoras de plantas y cultivos.
En la ciudad de Armero, departamento del Tolima, desaparecida el 14 de noviembre de 1985, por negligencia estatal, existían 25.000 colmenas de angelitas, importantes en la polinización de los cultivos de aguacate, ahuyama, algodón, arroz, café, flores, frutales, maíz, millo y sorgo. Abejas que producían 20 litros por colmena al año, según estudio que nos permitió participar en el concurso nacional de la ciencia en 1973 con el hoy destacado médico oncólogo Ramiro Sánchez y el economista Hernando Ayala.
En el solar de mi casa ubicada en la carrera 14 N. 13 – 49 con 25 metros cuadrados de extensión en Armero- Colombia, las hermosas abejas angelitas habían establecido 5 colmenas y polinizaban los frutales de anón, banano, coco, chirimoya, guayaba, granada, mamoncillo, mamey, mango, naranja y níspero, dándole vida a la vida.
La cultura maya, una civilización mesoamericana, desarrollada en los estados mexicanos de Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco y Yucatán, y los países de Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, con cobertura de 333.333 kilómetros cuadrados, efectuaba siete ceremonias al año en prez a las abejas meliponas, creadas por el “dios” Itzamná, criadas por los mayas, caribes, panches y pantágoras por las propiedades curativas y nutricionales de su miel, la fortificación del sistema inmunológico y por sus cualidades antibacterianas, analgésicas, cicatrizantes y antiinflamatorias.
Los mayas desaparecieron entre los siglos VIII Y IX, porque no asimilaron las sequías, la sobreexplotación de los recursos naturales, las guerras fratricidas y la desintegración familiar. El cambio de la tierra por la extensa temporada seca duró 80 años de 1020 a 1100 que ocasionaron conflagraciones y desestabilización política.
La cultura maya floreció a partir del 2000 a.C. hasta 1540 d.C. Cuando los invasores españoles partieron hacia América Central- Mesoamérica en 1517, el objetivo era domeñarlos, pero al desembarcar, el poder político y económico que había construido pirámides simbólicas en la región, con una población de dos millones de habitantes se había esfumado. Los primeros europeos en doblegar a los mayas estuvieron al mando del hombre nacido en Medellín-Extremadura, Hernán Cortes, quien en 1523 envió a su lugarteniente Pedro de Alvarado a las tierras bajas de Guatemala.