Bogotá, agosto de 2024. News Press Service. La capital del país está próxima a remodelar de uno de sus puntos más emblemáticos: el Estadio Nemesio Camacho El Capín.
Sin embargo, aunque el contrato para la construcción del nuevo complejo deportivo fue firmado antes de que la exalcaldesa Claudia López dejara su cargo, hoy son varios los problemas que enfrenta.
De hecho, el 5 de agosto de 2024, la Alcaldía de Bogotá bajo la administración de Carlos Fernando Galán recibió una carta firmada por los descendientes de Nemesio Camacho, el gran donador del terreno en el que hoy reposa el escenario deportivo más importante de la capital y del país.
Ellos alegan que el nuevo proyecto para remodelar el estadio no respeta las condiciones con las que su antecesor donó los terrenos en 1936, según reveló la revista Cambio.
Los herederos del exministro de Hacienda alegan que el plan de renovación propuesto excede una simple modernización e incluye una serie de transformaciones urbanísticas que incluyen la construcción de un auditorio, edificios comerciales, zonas de coworking, y otras instalaciones que no cumplen con el propósito deportivo original.
El terreno de El Campín, que abarca 174.000 metros cuadrados, fue donado por Leonilde Matiz de Camacho y Luis Camacho Matiz, esposa e hijo de Nemesio Camacho.
En aquel entonces, la ciudad de Bogotá apenas contaba con 800.000 habitantes. Desde su inauguración en 1938 con un partido entre Colombia y Ecuador, el estadio ha sido testigo de múltiples generaciones de aficionados al fútbol cada fin de semana.
El conflicto radica en la cualidad del uso del terreno donado. Los familiares de Nemesio Camacho denuncian que solo el 30% del espacio del nuevo proyecto se destinará a actividades deportivas, mientras que el 70% restante será aprovechado para fines comerciales.
Aducen que la construcción de hoteles, auditorios, restaurantes, oficinas, y otras instalaciones no deportivas incumplen las condiciones establecidas en el contrato de donación, que exigía el uso exclusivo de esas tierras para un escenario 100% deportivo.
Por su parte, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (Idrd), sostiene una posición diferente. Según la entidad, la mayoría del complejo proyectado tiene funciones deportivas y la restauración aumentará la capacidad de El Campín de 37.000 a 50.000 espectadores.
Blanca Inés Durán, exdirectora del Idrd durante la administración de Claudia López, señaló al medio nacional que el estadio remodelado permitirá a Bogotá consolidarse como una sede principal de conciertos masivos en Latinoamérica y como un lugar apto para competencias deportivas de gran envergadura.
La historia del proyecto de renovación del estadio El Campín se remonta a 2018, cuando el entonces alcalde Enrique Peñalosa aprobó el inicio de los estudios de prefactibilidad y factibilidad del megaproyecto.
La iniciativa fue continuada por Claudia López, quien después de realizar estudios técnicos y financieros, adjudicó el contrato al consorcio público-privado Complejo Deportivo y Cultural El Campín (CDEC SAS).
El consorcio, que diseñó el proyecto, se comprometió con una inversión total de 2,4 billones de pesos y un contrato de 29,2 años.
No obstante, este proyecto no ha estado exento de críticas. Varios concejales y congresistas han señalado posibles desventajas para la ciudad.
El contrato estipula que el Idrd solo participará del 1% de las utilidades del megaproyecto, en contraste con otros acuerdos de concesión en Bogotá, como el del aeropuerto El Dorado donde el Estado obtiene hasta un 45% de los ingresos.
Además de la nueva capacidad de 45.000 personas, El Campín tendrá un techo retráctil, cubierta alrededor y palcos VIP en todas sus tribunas – crédito IdAnte las críticas, Ernesto Ortiz, abogado asesor de APP de la Subdirección Técnica de Parques del Idrd, comentó a Cambio que, aunque el contrato sí estipula que la ciudad solo obtendrá el 1% de las ganancias totales del complejo deportivo porque el Distrito no pagará un solo peso de la remodelación, dicha condición se modificará una vez los privados logren el equilibrio económico del proyecto.
Según comentó Ortiz, una vez se superen los ingresos proyectados, los cuales se estiman que sean de un billón de pesos anuales, la cláusula se modificará y el Distrito pasará a recibir el 23 % de las ganancias, mientras los privados se quedarán con el 77 %.
Aparte de los reclamos sobre la proporción de actividades deportivas y comerciales, otro punto de preocupación para los familiares es la posible eliminación del nombre “Nemesio Camacho” del estadio. Sostienen que el cambio de nombre con fines comerciales contradice el espíritu de la donación.
La Alcaldía, sin embargo, asegura que no procederá con tal cambio ya que el documento de donación no lo permite.