Bogotá, octubre de 2024. News Press Service. Según las proyecciones del DANE, en 2070 casi la mitad de la población en Colombia será mayor de 50 años, invirtiendo la pirámide poblacional actual. Esto demuestra la importancia que tendrá esta población en ese momento y, por tanto, la necesidad de conocer los indicadores de bienestar subjetivo de este grupo para poder plantear soluciones que mantengan o mejoren su calidad de vida en la vejez.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2013), el bienestar subjetivo se define como “el buen estado de salud mental, incluyendo las diversas evaluaciones positivas y negativas que las personas hacen de sus vidas y la percepción de sus experiencias”. Para conocer la dinámica de este bienestar a lo largo del ciclo de vida, en este Comentario Económico analizamos los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida de 2023.
En primer lugar, es evidente que a medida que la población envejece hay una caída pronunciada en la mayoría de los aspectos.
Si bien la satisfacción general tiene una disminución gradual a lo largo de la vida, la satisfacción con la salud es el indicador que tiene la caída más pronunciada, pasando de un puntaje promedio de 8,0 en la población más joven a un puntaje promedio de 6,6 para los adultos mayores de 70 años.
Esto demuestra la importancia de pensar en estrategias preventivas que eviten un deterioro marcado de la salud en la vejez. Por ejemplo, podrían promoverse iniciativas que incentiven la actividad física y los ejercicios mentales desde edades tempranas para así ampliar la esperanza de vida saludable Otro aspecto que presenta una caída significativa para la población más adulta es la satisfacción con el trabajo/actividades.
Si bien el indicador aumenta desde los 20 hasta los 39 años y se mantiene relativamente estable hasta los 59, este disminuye significativamente a partir de ahí: cae 0,2 puntos para el grupo de 60 a 69 y luego 0,5 puntos más en el grupo de 70 años o más. Esto refleja las dificultades que presentan los adultos mayores para participar en el mercado laboral y evidencia la necesidad de generar nuevas oportunidades para que logren mantenerse o insertarse a la fuerza laboral. En línea con lo anterior, el indicador de satisfacción con el ingreso también exhibe una tendencia negativa. Si bien esta categoría es la que tiene el puntaje más bajo para todos los grupos, se evidencia una caída al final de la etapa productiva de las personas, pasando de 6,4 en los adultos de 50 a 59 años a 6,1 para los mayores de 70.
Esto mantenerse económicamente activos a medida que se acercan a la edad de pensión, dificultando sus posibilidades para asegurar ingresos suficientes una vez pensionados; y ii) los bajos ingresos que perciben los adultos mayores que ya se han pensionado.
Dado que la población será cada vez más longeva, esto es una oportunidad para aprovechar sus capacidades y extender su etapa productiva a través de la creación de nuevos mecanismos de generación de ingresos. La implementación de políticas que fomenten el envejecimiento productivo, como el emprendimiento senior, podrían impactar positivamente en esta dimensión.
Finalmente, en relación con la satisfacción con el tiempo libre, este indicador se mantiene relativamente estable a lo largo de la vida, e incluso tiene un pequeño aumento para el grupo de 60 a 69 años. Este aspecto es fundamental para el bienestar del adulto mayor, ya que un buen uso del tiempo libre no solo contribuye a la satisfacción personal, sino que también es clave para mantener la salud mental y emocional.
Además, poder identificar nuevas actividades que potencien las habilidades de los adultos en su tiempo libre y que incluso puedan convertirse en una fuente complementaria de ingresos contribuiría significativamente a su bienestar. En suma, es evidente que el envejecimiento poblacional implica diferentes desafíos en términos de bienestar. Específicamente, la salud, el trabajo y los ingresos son los aspectos donde se evidencia el mayor deterioro para los adultos mayores.
No obstante, teniendo en cuenta que la población será cada vez más longeva y activa, esto representa una oportunidad clave para rediseñar estrategias que promuevan un envejecimiento activo y productivo.