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Por: Elias Prieto Rojas
Apartados de Google, diccionarios y hasta de la misma ciencia, perdonen el exabrupto, me declaro hoy sometido a los sentimientos, al corazón, a lo subjetivo, y quiero, en condición de poeta, con todos los atributos sensibles que me concede la tierna vida, a diferenciar dos adjetivos: productivo y efectivo. Y echo mano de analogías y de ejemplos. Cuando usted, y sí es profesor, mejor, o enseña – que es lo mismo-, batalla a diario, y trabaja con tesón y enjundia, y al final de su existencia siente la plenitud de haberse entregado a una causa noble, y si de pronto va usted por la calle y alguien grita su nombre… «¡Profesora Claudia, profesora Claudia, profesora!»… Y usted voltea a mirar y un joven de veinte años le dirige su tierra mirada y con sus más dulces palabras le susurra: «¡Profesora Claudia… profesora, le agradezco porque usted me enseñó mis primeras letras!»… eso no lo paga el dinero del mundo. Porque usted danza, y sonríe, y camina por los aires; eso, para mí, es ser productivo… Entonces, quiera Dios que todos seamos productivos. Y durante toda la vida, para más señas. Y el otro adjetivo, efectivo, lo podríamos discernir bajo el siguiente contexto: una eterna pintura que a diario observo por donde quiera que vaya. Dos hombres. Uno gordito: bien vestido, efusivo y pletórico, dichoso y furibundo alegre; y en sus pies, montones de dinero. Y a su lado izquierdo, otro ser humano: flaco, desmirriado, descuidado, con greñas y mal vestido, roto y desvencijado; en su rostro la tragedia, y encima un letrero: «Yo vendí a crédito»… Mientras al otro lado, el obeso y sobre él un clásico letrero: «Yo vendí al contado… este último, es efectivo. Tiene dinero. Y con el, su efectivo, o la plata, que es lo mismo, con este se mueve el mundo. Se compran conciencias, si se quiere; Porque Giovani Papini, gran escritor, dijo alguna vez que «el dinero es el estiércol del demonio», entonces he ahí la discusión entre productivo y efectivo… Yo soy lo primero -me volví hasta creído-, pero necesito, carácter urgente, lo segundo. Sin embargo, ansío tener de los dos… Aristóteles, gran filósofo y maestro, y si mal no recuerdo, sentenció alguna vez: El equilibrio es lo fundamental; pero (el pero filosófico) nos indica que la balanza en algún momento se inclina: yo puedo ser efectivo, y a diario, lo intento, pero, y sin embargo, me levanto todos los días, Dios mediante, a las cuatro de la mañana a escribir; a construir el mundo que yo quiero, a soñar, a buscar mi propia verdad; y perdonen porque ahora lloro, pues los poetas somos así… soy productivo; pero, ante la sociedad, y lo digo con pena, se hace inevitable poseer y atesorar, siendo efectivo; eso debe ser el ideal para no llenar de pobreza el mundo y con ello, sus amargas consecuencias. Pero, y para empatar y dejar contento a todo el mundo, se deben defender los dos términos: productivo y efectivo. Pero, usted, en el fondo de su alma: ¿qué es más?… Productivo, o efectivo…
No peca, si prefiere uno de los dos adjetivos, pero… (respóndase y para usted, desde el fondo de su integridad, y no aceptamos empates)… ¿Qué prefiere?
10. XI. 20.