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Por Gerney Ríos González
En todo tiempo, los fenómenos económicos, sociales y sicológicos marcan, tutelan y definen el liderazgo. La naturaleza del proceso enriquece o desgasta al guía si no tiene el coraje, la decisión o el natural principio del excelente dirigente. En ocasiones los argumentos de la parte contraria son más poderosos que las ideas propias, originando la debacle del grupo. A veces se da la lógica en la interpretación de causa y efecto, beneficioso al líder y su entorno. La jerarquía se afianza a medida que la confianza en el rector crece, por los aciertos logrados o las propuestas de realización futura.
Otro factor de influencia en el colectivo humano, es la sugestión y la actitud del conductor talentoso frente a obstáculos, y el convencimiento de las personas para derrotar o sustentar argumentos e ideas, con fines determinados en el liderazgo. Pero siempre, el dirigente debe estar atento a las exigencias de grupo, las ideas expresadas, los pensamientos ajenos, como bases firmes del enlace pretendido en el logro de metas claras y en prospectiva.
El talento humano de los tiempos modernos, está con la antena de los sentidos alerta para captar movimientos y cambios socioeconómicos en perspectiva. De no hacerlo, comienza a rezagarse y a dejar pasar las oportunidades de afianzar su capacidad de convicción acerca de sus ideales. Los aspectos visionarios de su carrera, se dirigen al bien común, única forma de establecer una correlación de intereses con la comunidad a la que sirve y así aumentar su poder de gestión para una mejor labor de liderazgo con tendencias de mejoramiento en el campo político, social, cultural, ambiental, religioso, comercial e industrial. En las tres últimas opciones, el líder tiene un amplio espectro de acción, concatenadas a la globalización de los mercados y al creciente auge de la tecnología de punta.
Existe la creencia de que la gerencia en cualquier negocio es el liderazgo. Hay una equivocación al respecto. Las funciones del director se encaminan al progreso empresarial, es dueño de la gestión, coordinación y ejecución de políticas comerciales, pero el gerente está aún lejos de ejercer como líder, si no tiene las condiciones natas para el cargo y no reúne los talentos integrales del proceso vinculante al grupo administrado con algún éxito.
Cualidades vitales del líder talentoso son regir las relaciones sociales, económicas, conocimiento de los derechos humanos y ambientales, visión universal de los movimientos de masas, el trabajo en equipo, compenetración con las necesidades de los hombres que maneja para una mayor producción. Cuando se estimulan los anhelos de los gobernados, equivale a buscar el desarrollo integral del trabajador, para bien propio y de su familia.
Los motores impulsores del hombre de trabajo son en primer plano, cubrir con satisfacción sus necesidades primarias y luego el confort que le prodiga la jornada laboral, tanto para sí como para los suyos. El guía tiene conciencia de estos renglones primordiales en las relaciones humanas. De no ser consecuente, el liderazgo pierde la razón de ser y decae por sus propias imposibilidades.
Cuando los anhelos personales son superados por el trabajador, aumenta su rendimiento laboral, traducido en beneficios económicos para la empresa. Organizaciones sociales o productivas estimulantes de la autoestima personal, son las abanderadas del progreso material e intelectual, en cualquier parte del mundo.
El trabajador disfruta de su labor y esto se expresa en armonía de la compañía y las ganancias para todos. El reconocimiento de parte del empresario es pieza
fundamental para la cohesión de la entidad que se pretende liderar. La responsabilidad es compartida por subordinado y patrono. Es aquí donde aflora la eficacia de la faena grupal en el logro de las metas trazadas. Corporación que busque la excelencia tiene en primer plano el factor humano, pieza fundamental del engranaje total de la producción.
La justicia se refleja en buenos salarios, prestaciones sociales, vacaciones, estímulos cuando aumenta la producción, educación para el trabajador y su entorno. El control y la supervisión son esenciales en el manejo exitoso de cualquier ente lucrativo, pero es necesario dar sentido de pertenencia a cada uno de sus componentes. El talento con liderazgo, asocia estas virtudes empresariales a su gestión directiva y los frutos cosechados se traducen en excelencia, calidad y mercados progresistas.
Es vital en cualquier entidad, mantener adecuadas condiciones de bienestar, salud y atención sanitaria, óptimas instalaciones que hagan agradable el ambiente de trabajo, herramientas acordes con la labor a desarrollar y un entorno de favorabilidad en materia de relaciones humanas, de patronos hacia trabajadores, del ente productor tras el grupo y de allí a la comunidad servida.
El liderazgo social ha tenido en todos los tiempos de la humanidad, auténticos apóstoles, nacidos de la necesidad de concretar y defender causas justas cuando las muchedumbres han sido vejadas, perseguidas, estigmatizadas por condiciones de raza, credo o posiciones bajas en la sociedad. El carisma del líder plasma verdaderas figuras de la conducción de pueblos y, ejemplos reales de esta afirmación han sido las revoluciones transformadoras de costumbres, gobiernos, estados y la sociedad, en ocasiones anquilosada por el poder ejercido despóticamente.
El talento humano con liderazgo tiene condiciones sui-géneris, ausentes en la mayoría de los mortales. Visión de futuro, con miras a sus transformaciones, don de persuasión, talante, energía espiritual, sentido de pertenencia, capacitadoras de costumbres, gobiernos, estados y la sociedad, en ocasiones anquilosada por el poder ejercido despóticamente. Ejemplos mundiales de liderazgo se dan en los gobiernos zaristas anteriores a la subversión rusa; en la Revolución Francesa que acabó con los reyes y el sistema monárquico, o el cuestionado “liderazgo” de Adolfo Hitler que precipitó al mundo y a Europa a la Segunda Guerra Mundial con 50 millones de víctimas. Conductores de la envergadura de Hirohito, Emperador de Japón y Bennito Mussolinni en Italia, referentes del conflicto de 1939 a 1945.
El poder o la conquista del mismo, ha jugado un papel especial en la formación de líderes. Las dificultades sociales de vastos grupos de la población en el mundo, son consideradas caldo de cultivo para la formación de rectores en transmitir inquietudes e ideas, integridad personal, conocimiento de sus seguidores, de tal forma que pueda apersonarse de flaquezas y necesidades, sensibilidad para descubrir las falencias humanas. La honestidad profesional, juega papel central en el líder que se propone conquistar entornos. La jerarquía, en cualquier grupo social, surge espontáneamente y firme cuando el guía demuestra sus facultades mentales y espirituales en la conducción, formulación de órdenes o programas para beneficio general.
Aquellos atributos reconocidos por sus gobernados ejercen una atracción, en tanto la empresa o el organismo que se pretende dirigir y afianzar en el futuro, comienza a dar los frutos de la renovación organizacional. El talento con liderazgo, reinventa para hacer productivas las ideas y los planes de desarrollo. No es fácil orientar la moda y la necesidad social, cada cual desempeña el rol de orientador, tendencia mundial en la defensa de los derechos humaescuelas buscadoras de talentos, hacen énfasis en la estructuración integral de los componentes de grupo, sean sociedades filantrópicas, empresariales u organizaciones no gubernamentales.
El liderazgo fortalece las relaciones entre dirigente y congregación, en el trabajo, la política, la milicia y la vida social. La organización comunitaria se da en las especies inferiores, y caso notable, los animales referencian al hombre en asuntos de guiar. Los viejos del rebaño son los conductores cuando se trata de salvar la vida, lograr medios de subsistencia, como los elefantes que viajan kilómetros en las extensas soledades selváticas de África, orientados por las hembras más antiguas, instintivamente, memorizando lo actuado por otras manadas en las mismas circunstancias, en busca de agua y alimento.
El líder natural brota espontáneo en casos de emergencia. En situaciones insuperables, cuando el terror, el miedo, la zozobra, se apoderan grupalmente, siempre existirá el talentoso que dirija la acción de salvamento o que aconseje tomar medidas, o llame a las autoridades de socorro. Ahí está el conductor dispuesto a sacrificarlo todo en bien de los derechos comunitarios. Fluye el instinto primario de la dirigencia, del liderazgo por el bien, por la salud, o la diligencia de auxiliar al menos favorecido.
La solidaridad hace presencia en la especie humana en casos fortuitos. Subsisten millones de ejemplos de arrojo, decisión y valentía cuando de salvar vidas se trata. Al existir el líder potencial, puede asegurarse que los riesgos de muerte o heridas disminuyen notablemente y esa clase de rector casi siempre permanece en el anonimato, superada la emergencia. Es una constante histórica que los colectivos son diferentes en determinadas situaciones de crisis o bonanza. Se polarizan las actuaciones comediantes. En algunos casos, hay compañerismo, solidaridad en el trabajo y en cualquier empresa que inicie; en otros afloran las rencillas, con desaliento en la faena e ineficiencia productiva.
“El hombre es cosa vana, variable y ondeante y es muy difícil lanzar sobre él un juicio acertado y definitivo”, escribió el moralista y pensador francés Montaigne (Michell Eyquem, señor de) en sus Ensayos, auténtico documento de la civilización occidental, en los que trata de los asuntos más dispares: La amistad, las razas exóticas, la educación, la gloria, la sociedad, el liderazgo y la virtud. En ellos descubre la importancia del ser en la búsqueda de la verdad y la justicia, así como la relatividad de las cosas humanas, condición inmutable en el tiempo y el espacio.
Las modificaciones en la conducta grupal, son del resorte del líder y su influencia es notoria en el comportamiento de los miembros. De ello, depende el triunfo o el fracaso de cualquier empresa. Conscientemente o no, el guía moldea el proceder de la comunidad y aquí cabe la diferencia. Aquel no es el regente o viceversa y cada cual desempeña un papel distinto en la conducción humana. El jefe representa el poder, su investidura, la costumbre social que viene de lejos en la historia. El líder con talento, en cambio, poseerá cualidades específicas entre las cuales la autoridad moral, poder de convicción, conocimiento de causa para valorar situaciones y resolverlas.