

Reproducimos su entrevista en la Revista Vea
News Press Service
VEA
Cuando Alfredo Serrano, periodista y escritor bumangués paseaba por las instalaciones de la rotativa del periódico Vanguardia Liberal de la capital santandereana a sus 7 u 8 años no soñaba con escribir ni ser periodista. Si bien es cierto que desde antes de saber leer y escribir le encantaba que le leyeran las aventuras y los cuentos infantiles y que cuando aprendió, él mismo devoraba los relatos, lo suyo era el fútbol.
Por años dejaba todo en la cancha a tal extremo que los estudios de secundaria quedaron a un lado y perdió noveno grado. Por aquella época, no solo perdió el año, también la ingenuidad pues se adentró en el mundo de las drogas en el lugar menos esperado. “Yo derrotado y confundido en un diciembre en el barrio Terrazas de Bucaramanga, un sacristán me dio a probar la marihuana… yo no sabía ni fumar, los que me indujeron me regañaban porque yo no sabía y tosía”.
Los años perdidos de Alfredo Serrano
Serrano, el menor de nueve hermanos y el más cuidado luego fue enviado a Bogotá, supuestamente a regenerarse y rodearse mejor, pero como dice el popular adagio: ´el remedio fue peor que la enfermedad´. “Llego a estudiar a Bogotá al barrio Nicolás de Federmán y mis amigos eran del barrio Pablo VI que en esa época era un asunto serio. Seguí consumiendo”.
Durante siete años Serrano estuvo en el mundo de las drogas y asegura que no hubo un solo día en que no consumiera, sin embargo, su adicción no se notaba, ya que como era deportista y contaba con poca edad no se evidenciaba un deterioro físico, aunque él sin sentía que su organismo no estaba en su plenitud.
Regresó a Bucaramanga donde finalmente terminó secundaria y comenzó tres carreras, pero su problema no le permitía concentrarse en una meta clara o sentir una pasión por algo. Cuando sus hermanos, más conscientes de su situación le dieron un ultimátum y lo dejaron a su suerte, hartos de su inconsciencia, algo cambió en la vida del futuro escritor.
“Fueron muchos aspectos los que me favorecieron, mi familia, el deporte, pero me salvó que a mis 23 años conozco al señor Jesucristo y en un solo día me saca de 7 años de adicción, no necesité ir a ningún lado. Por eso 40 años después soy agradecido con Dios y creo firmemente en él que hizo el milagro, Lo conocí porque un amigo me habla de Dios…Comprendí que lo que buscaba en la rumba y en la droga estaba en Él y hasta hoy…”
Alfredo Serrano comenzó en un banco y terminó con Julio Sánchez Cristo
Nacido de nuevo, como se dice en el argot del cristianismo protestante, Serrano sentó cabeza y se trasladó a Bogotá donde trabajó en el banco cafetero y estudió de noche en Inpahu. Pues a los 27 años descubrió que su pasión estaba en el periodismo.
“Curiosamente cuando roban el banco de Valledupar, yo soy de los cajeros que tiene que recibir los billetes y revisar la serie para evitar que entre uno de los robados. Eso fue en el año 93. Años después escribí el libro ´Así robé el banco: El asalto del siglo XX en Colombia´”, recuerda el escritor que con dedicación y esfuerzo terminó sus estudios y se enamoró del periodismo y la escritura aún más. No obstante, no era solo cuestión de alcanzar sueños, también debía responder por una esposa y una hija.
“Inicio en ´Solo deportes´ de radio Santafé donde no me pagaban nada…Allí duré poco y luego me vinculó con La Fm, de Julio Sánchez Cristo”. Allí fue redactor y recuerda que libraba una continua lucha contra el tiempo. “Yo era el que no dejaba que a Julio lo chiviaran recuerdo que en esa época me había pasado para el horario nocturno del banco porque mi sueldo aumentaba… Yo entraba al banco a las 5 de la tarde y cuando salía bregaba con el transporte porque vivía en Suba.
Llegaba a las 5:30 a.m. a la emisora y nunca llegué tarde. Llegaba todos los días como a Julio le gusta de corbata. Mi hermana vivía en Italia y me enviaba corbatas y sacos… a veces estaba hasta las 12 del día y a veces me tocaba apoyar a Jaime Sánchez Cristo en el programa de la tarde con María Andrea Vernaza. Así duré como cuatro meses hasta que me salí del banco, Me quedo en RCN ganando tres veces menos de lo que me ganaba en el banco ya casado y con hija, pero era tanta mi pasión por el periodismo que recuerdo todo eso como una cosa preciosa”: Sin embargo, solo duraría un año al lado del legendario hombre de radio pues un día sintió que fue injusto y se fue. “Me le retiré a Julio porque una vez en Barranquilla me pegó una vaciada tremenda, me gritó y le renuncié… me regañó porque no tenía los periódicos del día en la mesa, que no era mi oficio… Era tarea de Gustavo Berbel, el productor, pero él no pudo viajar, y a mí nadie me dijo que debía hacerlo.
William Calderón estaba ahí y dijo ´ya los traigo´ (los periódicos), pero yo a las 5:30 a.m. le dije ´hasta luego´. Cogí mis cositas tomé un taxi y me vine a Bogotá, jamás volví”. Curiosamente en algún momento lo volvieron a llamar pues lo recordaban como el hombre de crónicas.
Hoy en día Julio recomienda al aire los libros cuando Serrano se los envía, algo con lo que el escritor siente gran agradecimiento. “Julio es un gran entrevistador, pero también una gran persona”